Nadie.
Ahora mismo me encuentro de nuevo tratando de peinarme y hasta el momento no he tenido éxito, se colmó mi paciencia, y en mi desesperación terminé tomando unas tijeras y me desquité con él.
Dejando un desastre tanto a mis alrededores como mi cabello, suspiré con frustración y por fortuna o desfortuna, justo en ese momento llegó Damaris.
Sin vergüenza alguna abrí la puerta encontrándomela con sorpresa en su rostro para luego pasar a una sonrisa, esa sonrisa engreída que siempre trae pegada al rostro, tengo ganas de arrancársela casa vez que la veo.
Y sí, ayer accedí a su propuesta...
*Flashback*
Estreché mi mano con la suya aceptando su propuesta, al fin y al cabo en este punto ella es la única que talvez podría decirme la razón de los actos de la chica.
Quizás no se considere muy importante eso para muchos porque al fin y al cabo sin importar la razón, lo hizo, pero para mí lo es, es importante saber el porqué, y no descansaré hasta averiguarlo.
-Bien, entonces necesito saber un poco más de ti. Verónica, si me habló de ti, y demasiado, por eso se me hace extraño que no te haya contado de siquiera mi existencia. Pero, cómo sea, es mejor si tú me cuentas las cosas. ¿Que te parece una inter-trivia?
-¿Una qué? -Cuestioné, la verdad estaba perdida en mis pensamientos cuando comenzó a hablar, por lo que no escuché la mitad de lo que sea que haya dicho.
-Una inter-trivia -aclaró-. Un intercambio de preguntas, yo te hago un pregunta, y las dos damos nuestra respuesta, la que haga la pregunta contesta después que la otra y luego a la inversa -Explicó con entusiasmo.
-Entiendo, pero, ¿porqué es "inter-trivia"? ¿No sería más simple llamarle solamente trivia? -Si, hoy estoy muy curiosa con cosas tontas como esta.
-Sí y no -Respondió, lo que hizo muy evidente mi confusión, pero, no sólo ante eso, sino, ella por completo, al notarlo, prosiguió-. Por un lado la respuesta es si, porque sería más corto y de todas formas se da a entender mi cometido, pero por otro lado, no, porque son diferentes, en una simple trivia sólo un persona responde y la otra interroga. Y en esta no. Además, ¿dónde queda la originalidad? Pero cómo sea, comienza tú.
*Ahora*
Hablamos un rato y sé que es guardia de seguridad pero está de vacaciones por un mes, ¿se puede creer?
A un guardia de seguridad le dan un mes de vacaciones por un simple estornudo con sangre, el cual, según mis revisiones, pasó por picarse la nariz antes y de casualidad estornudó.
La vida no es justa...
Cambiando el tema, no hablamos sobre Verónica.
Ella no sacó el tema y yo tampoco, aunque la razón por la que acepté hablar con ella es que necesito respuestas, aún no estoy lista para sacar el tema y supongo que quizás ella tampoco; después de todo era más su familia que mía.
Su voz interrumpe mis pensamientos, sé que me está hablando pero no la había escuchado, estoy muy ocupada pensando.
-¿Qué decías? -Pregunté sin miedo ni vergüenza por no haberle puesto atención.
Ella casi todo el tiempo se la pasa haciendo bromas o diciendo chistes malos sobre todo, no puede quejarse.
-Decía que tu cabello necesita una remodelación -Oh, no. Eso sí que no.
-No lo harás, Damaris. No te dejaré cortar mi cabello.
-De acuerdo -Respondió sin más encogiéndose de hombros en el acto.
Se dirigió a donde una de las paredes del lugar, recargó su espalda en la misma y se dejó caer al piso.
Cerró los ojos y suspiró. No dijo nada más en un buen rato.
Aquello me sorprendió demasiado, pensé que tendría que discutir con ella para que no lo hiciera para que al final lo hiciera a la fuerza, me quedara horrible por culpa de ambas y terminaramos yendo con un profesional.
Sin embargo, nada de eso sucedió. Creí que sería como los personajes egocéntricos de los libros a los que las protagonistas se enfrentan y odian para luego enamorarse de ellos, pero no es así y a la vez lo es.
Ella es su propia versión de personaje egocéntrico.
Ella es su propia versión de persona.
Nos quedamos en silencio por más tiempo, ninguna decía una sola palabra. No era un silencio incómodo, tampoco uno cómodo a decir verdad. Más bien era, como uno de esos silencios en los que reflexionas y te preguntas la razón de tu existencia.
Pero en esos momentos yo no me preguntaba eso, las dudas de las acciones de la que fue mi novia me carcomían la conciencia.
Y es que, parecía que todo iba bien. Todo estaba mejorando, ¿habré dicho o hecho algo mal? ¿Debí insistir en que hablara conmigo de lo que fuera que la molestaba?
-¿En qué fallé? -pensé en voz alta.
No era lo planeado en absoluto, no quería hablar de ella, con nadie. Sí, necesito respuestas, pero aún no.
-No te cepillaste el cabello en mucho tiempo y el shampoo que usas no es adecuado para tí -observó.
Suspiré un poco aliviada de que no me respondió la pregunta a la que realmente me refería.
Ahora mismo sólo hay alguien que quizás puede responder algunas de mis dudas, alguien que, aunque me duela, la conocía incluso mejor que yo.
Y lo haré, pero no en este momento.
-No me refería a eso -Aclaré.
Ella finalmente abrió los ojos y me miró, entendiendo de qué hablo. Parpadeó un par de veces y luego habló.
-Lo sé -Admitió-...¿Quieres hablar de eso?
-No.
-Ok.
El silencio volvió, sin embargo, a pesar de que a ella no parecía importarle, a mí me sucedía lo contrario, el silencio era inquietante, las voces en mi cabeza no tardaron en aparecer y comenzar a decirme mil escorias.
-De acuerdo, Vargas. Lo que vayas a hacer con mi cabello, hazlo rápido.
La chica se levantó con esa sonrisa engreída que tanto me fastidia en el rostro y comenzó a cortar.
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86 días siendo nadie.
RomanceAdelaida quería hacer un verdadero acto de amor por su novia Verónica. Pero no contaba con que la misma ya no estaría más en su vida. Adelaida se queda con el corazón roto y las consecuencias de su acto de amor por 86 días. ¿Qué hará 86 días siend...