Capítulo #15

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Nadie.

Luego de de ese abrazo decidimos salir a pasear por las calles sin rumbo fijo, aún era temprano y últimamente no habíamos hecho más que ir del trabajo al apartamento y a la inversa.

En ese paseo hablamos de cosas triviales, me contó más de sus extrañas anécdotas y yo le conté también algunas, en algún momento nos volvió a dar hambre y paramos a comer hamburguesas porque éstos días hemos comido demasiada pizza.

Finalmente en la noche sacó un pastel de la heladera y de la que luego de que se arruinara al mancharnos la cara de pastel en una mini guerra, comimos lo que quedaba aunque se veía horrible y nos fuimos a dormir.

A la mañana siguiente me tocó trabajar y era un día bastante tranquilo...

Claro, hasta que apareció ella...

-¡Ads! -saludó con una gran sonrisa que me contagió- ¿Me extrañaste? Oh, perdona mis modales. Claro que me extrañaste, hasta la duda ofende - Yo solamente rodé los ojos mientras reía.

-¿Qué te trae por aquí, Damaris? -la cuestioné directamente.

-Ya ni me saludas -dramatizó poniendo una mano en su pecho con lo ojos cerrados.

-Bien, ¿cómo está la chica más hermosa de la tierra? -le seguí el juego provocándole una gran sonrisa.

-Bien, gracias por preguntar, doctora sexy - Me sorprendí ante lo último.

-¿Nuevo apodo? -pregunté curiosa con una ceja arqueada.

-Uh, no lo había pensado pero gracias por la fantástica idea -rayos, ¿qué hice?-. En fin, ayer no te di un regalo de cumpleaños. Así que te lo entrego ahora.

-Damaris, no tienes que darme nada, está bien -traté de convencerla pero fue inútil.

-No, es tu cumpleaños. Solo cumples 20 años una vez en la vida -se excusó.

-Damaris, solo se cumple cualquier edad una vez en la vida -le recordé y al cabo de unos segundos de procesar la información respondió.

-Cierto. Pero bueno, aquí está -agregó mientras me entregaba una pequeña cajita que sacó del bolsillo de su bata -Ábrelo.

Le hice caso y me encontré con una pequeña libreta en la que desde la primera hoja había dibujos hechos por ella.

-¿Cupones? -leí curiosa el título en voz alta. Ella asintió.

-Puedes canjearlos cuando quieras, pero el verdadero regalo está abajo de ellos.

Con más intriga aún saqué los cupones de la caja para visualizar unas llaves.

No, no es cierto...

-Es-

-Asómate por la ventana. -señaló la mencionada más cercana con una sonrisa.

Le hice caso y realmente no me lo podía creer. Me acaba de regalar un auto.

Y no es el auto del año pero tampoco está nada mal.

-No puedo aceptarlo -pronuncié cuando regresé a dónde ella se encontraba-... Es demasiado, Damaris.

-Por supuesto que no lo es, no voy a permitir que sigas regresando en autobús o en bicicleta al apartamento a altas horas de la madrugada; es demasiado peligroso.

Yo seguía sin poder creerlo.

-Pero-

-Pero nada, no aceptaré un no por respuesta, Ads. Ya perdí a alguien importante para mí éstos días, no quiero perderte a ti también -confesó mirándome a los ojos. Teniendo ese brillo tan característico de ella que lograba manterme embobada.

Su mirada era suplicante con una pizca de preocupación.

¿Cómo iba a negarle algo cuando me miraba así?

-Está bien -cedí. Al instante se formó una sonrisa, y cuando estaba por decir algo más, se vió interrumpida nuestra interacción.

-Doctora Vargas, doctora Herrera, lamento interrumpir, pero necesito a la doctora Herrera en el consultorio 12 -me llamó la doctora Ángeles y no me ví en posición de negarme.

-Está bien. Te veo luego, Ads -se despidió dándome un beso en la mejilla y sin más se marchó.

Yo me quedé en shock por un instante.

Eso hasta que recordé porque se tuvo que ir Damaris y enseguida seguí a la doctora.

🌈🌲

Llegué al apartamento luego de mi turno hasta las dos de la tarde del siguiente día. Por lo que supuse que Damaris no se encontraba y estaba en lo cierto.

Quise ir a dormir unas horas, pero mi propósito se fue por la borda al escuchar el timbre de mi celular, miré la pantalla y al ver qué se trataba de la doctora Ángeles contesté de inmediato.

-Buenas tardes, doctora Ángeles, ¿en qué le puedo ayudar? -saludé cortésmente.

-Doctora Herrera, sé que llamo en un horario fuera de su turno, pero la doctora Caimanes está solicitando su presencia y dice que es urgente.

-¿La doctora Caimanes? ¿La que es miembro de la junta directiva? ¿E-esa doctora Caimanes?

-Sí.

Enseguida me alarmé y como si se tratase de un milagro, el sueño se me fue por completo.

-Voy enseguida.

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Chan chan chan... ¿Qué pasará?...

¿Qué opinan del capítulo?

Es todo por ahora, cambio y fuera...

86 días siendo nadie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora