Nadie.
Alguna vez escuché de una película que la vida es como una caja de bombones ya que nunca sabes que te tocará.
No me desagrada la idea de comparar los sucesos de la vida con bombones, sin embargo, prefiero compararla con un libro.
No soy escritora ni tampoco suelo leer demasiado pero creo que el mundo sí se puede cambiar con palabras.
Lo ha cambiado desde tiempos inmemorables.
Desde la biblia hasta una poesía, un cuento infantil o un relato sin sentido, las letras cambian la vida de las personas que estén dispuestos a comprenderlas.
Si me dieran una moneda por cada lágrima que he derramado en estos tres meses de mi vida, no sé si sería millonaria pero puedo asegurar que tendría suficiente dinero para comprar una caja de bombones.
La cual compartiría con todas las personas que han sido importantes para mí. Y no me refiero de una manera literal porque en algunos casos es imposible, podemos poner de ejemplo a mi madre y a Verónica.
Quizás también a Damaris pero no lo haré porque tengo la esperanza de poder compartirlo después.
Tengo la esperanza de que solo ha desparecido de las páginas de mi libro temporalmente.
Y mientras tanto, me dedicaré a disfrutar los bombones con las personas que tengo presentes en mi vida.
Con eso escrito, cerré la libreta que tenía entre manos y la guardé dentro del cajón más cercano del pequeño mueble que tengo a unos centímetros de mi cama.
Mi psicóloga me pidió en la última consulta que escribiera mis pensamientos en una libreta y es lo que he hecho.
De igual forma tendré que comprar otra porque ya he llenado la mitad de una en tres días.
Mientras tanto, con un suspiro; me dediqué a arreglar un poco el lugar ya que pronto tengo que salir y tardaré en regresar además de que lo haré cansada.
Una vez hecho eso, sin tocar nada de la habitación de la castaña, tomé mi mochila y me dispuse a salir del lugar no sin antes mirar por unos instantes la puerta de la habitación de la mencionada.
La miré, no sé por cuánto tiempo, quizás esperaba que saliera de ella con su sonrisa coqueta y me dijera algún halago o hiciera referencia a su propia belleza.
Tal vez esperaba escuchar su voz diciéndome que me quería, quejándose de que Antonia sigue diciendo que ella es la más guapa de su familia o contándome alguna extraña anécdota de su pasado.
Ninguna de esas cosas pasó.
Con un suspiro lo acepté y continué mi camino.
🌈🌲
—Buenos días —saludé a la mujer que se entontraba detrás de la recepción.
No había cambiado mucho a lo que recordaba, quizás nada; seguía usando los mismos anteojos rectangulares que se movían con su rostro al masticar exageradamente una goma de mascar.
Me miraba con fastidio al escuchar mi voz para luego volver la vista hacia la computadora que tenía enfrente y sin volver a mirarme, preguntó.
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86 días siendo nadie.
RomanceAdelaida quería hacer un verdadero acto de amor por su novia Verónica. Pero no contaba con que la misma ya no estaría más en su vida. Adelaida se queda con el corazón roto y las consecuencias de su acto de amor por 86 días. ¿Qué hará 86 días siend...