capitulo 11

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Theia se sobresaltó al percibir que el intenso calor que la rodeaba se desvanecía, abriendo los ojos con asombro. Al mirar hacia delante, observó a la gigantesca bestia que estaba frente a ella, la cual la observaba con un aire de perplejidad mucho mayor al que ella misma mostraba. Los ojos dorados del animal escudriñaron minuciosamente cada rincón de su cuerpo, deteniéndose en su vientre y provocando que, por instinto, se cubriera esa zona con los brazos. En ese instante, el hocico del dragón se aproximó y lanzó un profundo resoplido. dio un paso hacia atrás, tratando de poner distancia entre ella y la criatura que la miraba fijamente. Pero este con su hocico la empujo justo en aquel lugar donde sus brazos protegían su vientre, la criatura se removió inquieto después de varios segundos de estar observando el vientre de la pelinegra. Theia se enfrentó a una pequeña dificultad causada por la escasa luz que penetraba en la cueva. Sin embargo, logró distinguir una imponente cadena que rodeaba el cuello del dragón. Resultaba risible pensar que una cadena pudiera detener a una criatura tan imponente como aquella. No obstante, la cadena estaba apretada lo suficiente como para causar incluso que las cadenas estuvieran encarnadas en el cuello del dragón. Theia no quería correr el riesgo de ser quemada viva. Quizás no tendría la misma suerte que había tenido unos segundos atrás. Con determinación, siguió la cadena hasta llegar al lugar donde estaba sujeta. Descubrió que un gran pestillo estaba asegurado por una sólida barra de metal. Al girar levemente la cabeza, pudo ver cómo el animal la observaba. Su cuerpo se tensó y una pequeña sonrisa nerviosa se dibujó en el rostro de la pelinegra. Theia se esforzó intensamente para empujar la barra, enfrentando dificultades a cada paso. Con el paso del tiempo, los segundos se convirtieron en minutos y pequeñas gotas de sudor resbalaban por el cuello de la princesa. Finalmente, el peso que la pelinegra sentía al empujar la barra disminuyó gradualmente, hasta que tanto ella como la barra cayeron al suelo resonando el sonido del impacto.

Aturdida por el impacto contra el suelo, Theia levantó la vista hacia el dragón, que comenzó a alejarse arrastrando la cadena. Boqueó varias veces, sin saber muy bien qué decir. No estaba segura de si lo que había aprendido funcionaría, pero si el dragón era real, también podría ser cierta toda la información que conocía.

Detente - pronunció la pelinegra en el idioma que había estado aprendiendo -

El imponente cuerpo del dragón se detuvo al escuchar esas palabras.con lentitud se giro para volver a mirar a la pelinegra

Ahora soy tu nueva dueña - dijo la mujer con firmeza mientras el dragón se removía incómodo. Sin embargo, aquel movimiento brusco de su cuello provocó que la cadena incrustada se moviera, hiriendo aún más su garganta y haciendo que soltara un gruñido fuerte - Estoy segura de que puedes entenderme... así que sígueme  - agregó decidida. La mujer se colocó a un lado del imponente animal, apoyándose nuevamente en las paredes de la cueva para poder avanzar hacia la salida. Detrás de ella, sintió cómo el dragón empezaba a seguirla obedientemente -

Alteza - ambos hombres fuera de la cueva temblaron al verla salir, seguida por el dragón. Retrocedieron junto con la mujer de cabello negro al presenciar cómo el dragón intentaba salir, pegando sus grandes alas a los costados y agachando la cabeza mientras gruñía fuertemente -

¿Es seguro dejarlo libre?

No se preocupen por eso - la mirada de la mujer de cabello negro seguía fija en el dragón - tengo que encontrar a alguien que que pueda quitarle la cadena que tiene en el cuello y curarlo

Si quiere podemos hacerlo nosotros... Claro si está presente no queremos ser aperitivo para el dragón - soltó nervioso el hombre de contextura delgada al notar la mirada filosa del dragón sobre ellos -

Ella será mí ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora