Segunda Temporada

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Los sucesos que se desencadenaron tras el fallecimiento del príncipe Tian no fueron sino una pálida muestra de la inmensidad del amor maternal; un amor tan profundo y abarcador que trasciende incluso la muerte

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Los sucesos que se desencadenaron tras el fallecimiento del príncipe Tian no fueron sino una pálida muestra de la inmensidad del amor maternal; un amor tan profundo y abarcador que trasciende incluso la muerte

El hijo de una reina... Por los hijos de otra

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Los pasillos del palacio resonaban con gritos y golpes, como un eco de la tragedia que había asolado a su familia Habían arrancado a su hijo de sus brazos, y ahora la mantenían prisionera en un pequeño cuarto. El vestido que llevaba aún estaba manchado con la sangre de su amado Tian. ¿Por qué a ella? ¿Por qué la habían condenado a este tormento? Las preguntas se agolpaban en su mente, pero las respuestas parecían esquivarla como sombras en la penumbra de su encierro. Aún así, no podía evitar pensar en su corona que yacía en el suelo, símbolo de un poder que ahora se desmoronaba entre sus dedos impotentes. El destino de su familia, de su reino, pendía de un hilo, y ella, atrapada en ese oscuro rincón, se aferraba a la esperanza de encontrar una salida, A medida que pasaban las horas en su confinamiento, ella experimentaba una sensación inquietante de que su cordura se desvanecía lentamente. Había sido encerrada en aquel sombrío lugar sin consideración alguna, sin que nadie supiera que uno de sus hijos ya no estaba entre ellos. La apartaron con brusquedad del cuerpo inerte de Tian, arrojándola sin contemplaciones al frío suelo de aquella habitación

En otra parte del palacio, mientras con gran cuidado preparaban el pequeño cuerpo de Tian para ser enviado al reino occidental, Heinrey observaba con tristeza cómo envolvían a su hijo en telas de lino. Había dado la orden de que Theia fuera encerrada en cuanto los guardias salieron para confirmar las palabras de aquellos hombres

Majestad. - Uno de los soldados que había ido hasta la posada se hizo oír desde la entrada de la habitación, y Heinrey salió del lugar mientras se ocupaban de preparar el cuerpo de su hijo -

¿Qué parte de lo que dicen es verdad? - susurró Heinrey, mientras el soldado soltaba un suspiro pesado -

Encontramos cartas... y un poco de monedas de oro... Las cartas llevaban el sello de la familia real occidental

Heinrey apretó los ojos con fuerza y luego dijo con voz firme

Guarda estas pruebas hasta salir de aquí. En cuanto a la rein... Lady Theia... - Hizo una pausa antes de continuar - He notado que sigue vistiendo la misma ropa desde hace horas. Haz el favor de enviar a alguien para que le traiga un cambio. Llama a sus doncellas y a Sir Hamza.

Ella será mí ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora