capitulo 16

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Las gotas de agua caían con furia contra el suelo, mientras el cielo amenazaba con despedazarse. Las doncellas de Theia saltaron de sus asientos en el carruaje al escuchar un estruendoso trueno. Entre ambas, se abrazaron en busca de consuelo y, posteriormente, volvieron sus miradas hacia su señora, quien dormía plácidamente recostada en el hombro de Hamza. Ambas mujeres sonrieron nerviosamente y se volvieron rápidamente hacia Afife.

Señorita Afife, ¿no crees que sería más adecuado parar en una posada esta noche? - la mujer canosa miró a las jóvenes con una ceja arqueada - Quiero decir, Su Alteza está embarazada, no creo que sea lo correcto que duerma en el carruaje, especialmente con este clima.

Sí, señorita Afife, podría hacerle daño a nuestra Su Alteza y a su hijo

Tienen toda la razón, señorita Afife. El clima no parece mejorar y ya es de noche. Creo que sería lo mejor quedarnos en una posada solo por esta noche y continuar el viaje mañana - apoyo Hamza a las dos muchachas -

Las dos mujeres asintieron con alivio. Afife pensó durante unos segundos y luego decidió actuar. Golpeó tres veces la ventanita detrás de ella y el cochero abrió la ventana.

¡Señorita Afife, ¿pasa algo? - preguntó el cochero preocupado -

Más adelante hay lugares donde podemos quedarnos a descansar. Pararemos allí hasta mañana - anunció Afife -

Entendido, señorita Afife

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Nana, ¿cómo conoces este lugar?- soltó Theia en un bostezo, mirando la posada con los ojos entrecerrados por el sueño -

Cuando visito a mi hijo, suelo hacer algunas paradas y esta es una de las tantas posadas que conozco - respondió -

Entiendo - susurró Theia - Entonces todos entremos y descansemos por esta noche. Si quieren comer, pueden hacerlo. Yo tengo mucho sueño, así que pediré las habitaciones

Muchas gracias, alteza

comentaron los guardias que la acompañaban. Afife ordenó a uno de ellos bajar una maleta de la pelinegra. Pocos minutos después de haber pedido habitaciones para todos, Theia ya se encontraba descansando junto a sus doncellas, Afife y Hamza. El sueño de la pelinegra no duró mucho, ya que una hora después, comenzó a escuchar un sonido peculiar similar al lanzamiento de pequeñas piedritas contra la ventana de su habitación. Ligeramente molesta, Theia se sentó en la cama y con la visión aun borrosa, dirigió la mirada hacia la ventana, donde distinguía una mancha amarillenta.

Hmmm - murmuró mientras bajaba los pies al suelo y poco a poco su vista se iba adaptando a la oscuridad. La pelinegra dio unos pasos y finalmente logró identificar a quién se trataba, soltando un pequeño grito de emoción - ¡King! - Se apresuró en abrir la ventana y, más rápido que ella, el alado de plumas doradas se lanzó a sus brazos, emitiendo sonidos de alegría - Mi hermoso, te extrañé muchísimo - el ave, aunque parecía un poco apenado, restregó su cabeza contra el pecho de la chica. Luego, se posó cerca sobre una mesita de madera para poder observarla mejor -

El ave de ojos magenta no apartaba la mirada del vientre de la chica de cabello oscuro y, de repente, empezó a dar pequeños saltitos y a dar vueltas. Theia lo interpretó como una señal de que estaba feliz. Se sentó en una mecedora para poder observar mejor a ese ave en su extraño festejo.

King... - dijo, captando rápidamente la atención del alado - Me pregunto cómo supiste que estaba aquí - murmuró mientras el ave dorada desviaba la mirada. Theia entrecerró los ojos, notando el cambio en el comportamiento del ave - Me alegra verte - confesó, acariciando su vientre con un suspiro - También extraño mucho a Heinrey... El debe estar muy triste... verdad? - añadió, esperando confirmación por parte del ave. Esta asintió con la cabeza, mostrando su tristeza - Si estás aquí, eso significa que el reino occidental no está lejos - reflexionó Theia. El ave volvió a mover la cabeza, indicando que faltaba muy poco tiempo - ¿Dos días? - propuso ella. Pero el ave negó con un gesto - ¿Un día? - El ave enarcó su cabeza como si estuviera pensando y luego levantó su pata, moviéndola de un lado a otro - Menos de un día... - concluyó Theia - Bien, entonces necesito descansar para llegar en buen estado y poder estar con Heinrey... ¿King, te quedarás conmigo esta noche? - El alado soltó un chillido y voló hasta la cama, donde con su pico corrió las mantas y esperó a que la pelinegra se acostara - Está bien, está bien, ya voy - Sonrió mientras se levantaba y se dirigía hacia la cama. Una vez acostada y con el ave de plumas doradas acomodado de tal manera que Theia pudo abrazarlo sin aplastarlo -

Theia tomó una audaz decisión al tomar a King en sus manos y examinarlo detenidamente. El alado llevaba puesto un delicado listón adornado con una piedra azul, una creación especial de Theia para él. King, obediente, se mantuvo inmóvil mientras ella lo estudiaba atentamente. Con cuidado, Theia acercó al ave a su rostro y lo observó detenidamente.De repente, algo captó la atención de Theia. Una sutil fragancia impregnaba las plumas de King. sonrió, reconociendo el perfume de sándalo y haba tonka de su Heinrey en su pequeño acompañante. King parecía avergonzado y bajó su cabeza para ocultar su expresión. La ternura inundó el corazón de Theia al recordar a Heinrey y su vínculo especial.

Está bien, King - susurró Theia con voz suave - Me gusta que lleves su perfume Me hace recordarlo

La joven abrazó nuevamente al alado para poder conciliar el sueño. Mientras dormía, el alado no dejaba de observarla detenidamente. En un momento, apoyó su cabeza en el vientre de la joven y justo cuando estaba a punto de quedarse dormido, sintió un suave movimiento en la panza de la joven. Esto lo despertó de inmediato y fijó su mirada en el vientre, donde notó que se formaba un pequeño abultamiento en el lugar donde había apoyado su cabeza. Emitiendo un suave sonido, rozó su cabeza contra el bulto mientras este se movía nuevamente y finalmente cuando los movimientos pararon el alado se durmió.

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Al parecer, hoy amaneciste de buen humor - afife arreglaba el cabello enrulado de Theia en una coleta, mientras la pelinegra se colocaba su anillo de casada -

Sí, nana - Theia sonrió - ¿Ya todos desayunaron?

Así es, los soldados desayunaron temprano... Hamza y las niñas también lo hicieron.

Bien...

Recibí una carta anoche mientras dormía - Theia escuchaba a Afife atentamente - del Rey Heinrey... Me pide que a partir de ahora, la llamen con el honorífico de Su Majestad la Reina

Su majestad... Reina Theia - susurro para si misma -

La doncella principal de Theia entró apresurada a la habitación donde se encontraba Theia y Afife

Buenos días, majestad - dijo rápidamente al notar la mirada de Afife en ella - Perdón por entrar así... Todo está listo para continuar con el viaje

Perfecto, entonces no perdamos tiempo. Nos queda poco para llegar al reino occidental - dijo Theia mientras se levantaba con ayuda de Afife y su doncella - Vamos

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Heinrey ha estado encerrado en su habitación toda la noche y acaba de salir ahora... - Krista observaba la habitación del rubio desde una esquina en el pasillo, justo al lado de su habitación - Me preocupa bastante

No tiene por qué preocuparse, majestad. Lord McKenna entró temprano en la mañana con un desayuno preparado para usted - tranquilizó Imarie tocándole los hombros. Sin embargo, Krista no apartaba sus ojos azules de aquellas puertas -

Yo... Debería estar a su lado, ayudándolo. Estoy completamente capacitada para hacerlo, pero él no me lo permite.

Debe darle tiempo, majestad. Tal vez simplemente necesita un poco de tiempo más.

¿Cuánto más tendré que esperar, corazón mío? - apretó contra su pecho un pañuelo que había pertenecido al rubio, pero que ella le había quitado sin que él se diera cuenta -

Ella será mí ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora