JULIANA POV
— Bien, ¿Valdés, cierto? – Yo asentí mirando a la doctora Durán. — Hoy aprenderás a quitar hernias sin dejar a alguien invalido.
— ¿En serio? — Ella asintió mientras le seguía. Estupendo, por fin podría entrar a la acción o algo. Ella abrió las puertas de una sala y le miré confundida al ver sólo una especie de laboratorio de prácticas. — ¿Qué hacemos aquí?
— Aprenderás a quitar hernias correctamente. Cuando vuelva tendrás la espalda de este muñeco perfectamente. — Ella tomó un muñeco de practica dejándolo sobre una mesa.
— ¿Cómo sabré si lo estoy haciendo bien? — Ella sonrió.
— Pues, volveré en unas 4 horas y si te equivocaste tendrás que volver a iniciar, estarás a mi servicio hasta que lo hagas bien.
— Pero tengo que acompañar a la doctora Carvajal por medio día. — Ella se encogió de hombros.
— Ya he hablado con Valentina, ella está de acuerdo. Así que a trabajar, en esa tablet hay un video tutorial que te hice. — Ella se fue riendo y yo gruñí.
Su video servía de mucho, al menos eso creí cuando terminé con mi trabajo y ella volvió. Pero según ella me había equivocado, ella me entregó otro muñeco y yo suspiré audiblemente. Y yo pensé que en general iba a ser relajante. Quité mi vista de las hernias del muñeco y miré a la puerta que había sido abierta, Valentina tenía una sonrisa en su cara al verme.
— ¿En serio Mayela te ha hecho hacer esto? — Asentí. — ¿Es que no sabes lo que hace con los residentes?
— Ahora lo sé. — Gruñí volviendo a mi tarea, aún no sabía en qué fallaba. Le miré por el rabillo del ojo, había tomado al muñeco anterior.
— Ya veo.
— ¿Qué cosa?, ¿has visto el error? — Asintió encogiéndose de hombros.
— Pero no puedo decírtelo, Mayela lo sabrá y me asesinará mientras descanso o algo. — Ella se sentó frente a mí.
— Te invito un café. — Ella alzó una ceja. — Llevo horas sentada aquí, no creo poder resistirlo más.
— Hecho. — Ella tomó la tablet y sonrió rodando los ojos. — Ella lo ha hecho intencional.
— ¿El qué?
— Ella se ha saltado el paso que te falta, seguramente para probarte y esas cosas, sinceramente has fallado, pero supongo que al estar tan enfocada en pediatría no has estudiado acerca de esto. — Yo asentí. — Bien, vamos a ver... — Ella se levantó posicionándose a mis espaldas, ella se inclinó dejando su cabeza al lado de la mía sorprendiéndome. — No debes cerrar enseguida, tienes que asegurarte de que la malla está bien, no la pones correctamente. — Yo asentí mirándola por el rabillo del ojo, claro que ella podía acostarse con cualquiera, es simplemente hermosa.
— ¿Coqueteando con mi residente, Carvajal? — Ella se separó rápidamente cuando la doctora Durán apareció.
— Sólo venía a ver cómo le iba a Juliana, sabía que le ibas a torturar y quería divertirme un poco.
— ¿No le habrás ayudado?
— Para nada, Mayela, sólo completé el paso que se te olvidaba mencionar. — Vi como la doctora Durán golpeó la cabeza de Valentina con la palma de su mano, evité reír ante ello, pero la cara de sorpresa de Valentina era increíble. - ¡Mayela!
— Te he dicho que no interfirieras.
— No, me has dicho que no hiciera nada indebido, tú eres una tramposa. — Valentina le sacó la lengua y pude apreciar esa niñez que aún conservaba. Valentina la mayor parte era alguien bastante seria que intimidaba un poco, pero esa faceta tan cálida que mostraba con los niños no la he podido apreciar mucho, la verdad me gustaban ambas facetas. Bueno, ella es una gran persona.
Luego de seguir los pasos de Valentina a pesar de los reclamos de la doctora Durán pude terminar correctamente la extracción de las hernias. Fui a cambiarme rápidamente pues Valentina ya se había cambiado, ella me esperaba en la entrada con una sonrisa.
— ¿Entonces a dónde me llevarás, Valdés? — Ella alzó una ceja.
— Pues a comer, Carvajal.
— No, no me digas así. No es agradable. — Yo rodé los ojos, la verdad tenía que admitir que tenía razón acerca de que era raro, ella solía llamarme por mi apellido la mayor parte del tiempo, aunque pienso que suena algo sexy.
— Tú sólo sigue mis instrucciones. — Ella sonrió abriéndome la puerta de su auto.
Fuimos a Zuma, un restaurante japonés en donde un amigo mío trabajaba en la cocina. Le había mandado un mensaje de camino y me reservó una mesa, así que no tuvimos problema al llegar. Invitarle una deliciosa comida era lo mínimo que podía hacer, ella me había salvado de seguir horas y horas en ese lugar. Cuando ya había decidido qué pedir, ella seguía pensando y aproveché aquel momento para mirarle.
Sergio tenía razón, ella era muy atractiva y sin duda podía tener a quien quisiese cuando quisiese, pero no podía imaginarle en aquella situación. Incluso cuando parece ser una persona fría, no le veo usando a las chicas sólo para su conveniencia. A decir verdad, aquella idea me molestaba un poco, creo que por el orgullo femenino.
— Es de mala educación mirar fijamente a las personas. — Me sonrojé levemente. ¿Cómo lo supo?, ella ni siquiera había levantado la mirada.
— Yo no...
— Puedo sentir tu mirada, Valdés. — Ella me miró a los ojos y me sentí algo intimidada ante sus ojos color cielo. Dios, ella tenía una presencia tan intimidante. — ¿Te sientes bien?, tienes la cara roja. — Juraría que aquel comentario sólo me hizo enrojecer aún más.
— Estoy perfectamente. — Noté una risa burlona. — ¿Qué?
— Te ves linda sonrojada.
— Ya basta. — Ella rio levemente mientras yo cubría mi cara con mis manos, que vergüenza estaba pasando. — Deja de molestar, Valentina.
— Pero si apenas he hablado, te avergüenzas sola. No hay nada de malo en que me mires, muchos lo hacen, incluso ahora. – Dijo con una sonrisa algo arrogante, algo nuevo. Me fijé en nuestro entorno y ella tenía razón, ella había atraído la atención de muchos.
— Yo no... — Ella me guiño un ojo sonriendo.
— Te estoy tomando el pelo, relájate, Juliana. — Yo solté el aire que sin saberlo había retenido. — De seguro todos los que nos miran es por ti, eres una chica muy apuesta, Valdés. — Ella murmuró inclinándose en la mesa con una sonrisa, no pude responderle pues el mesero había llegado.
¿Ella pensaba que yo era linda?, eso era muy dulce y halagador de su parte. Esperen, ¿por qué me importa saber que ella me encuentra linda?
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ANATOMY OF LOVE - JULIANTINA ADAPTACIÓN
RomanceValentina Carvajal, también conocida como la nieta dorada era una las cirujanas más reconocidas de todo Miami, pero detrás de la medicina tenía una vida que prefería mantener en privado. Cada año al Hospital General de Miami llegaba un grupo de resi...