Capítulo 9

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JULIANA POV


— ¿Qué hacía Valentina Carvajal en nuestro apartamento? — Miré a Sergio quien tenía una ceja alzada.

— Sólo compartíamos un rato.

— Ya veo, es por eso que todos se pelean por ti. — Le miré confundida. — Eres toda una jugadora, no pensé que te acostarías con una mujer para...

— Espera, yo no me estoy acostando con ella. Somos como amigas, bueno en realidad es como esa maestra agradable que teníamos en la escuela. — Me levanté tomando el plato vacío donde comíamos galletas.

— Claro. – Yo rodé mis ojos.

— Piensa lo que quieras, maldito envidioso. — Le saqué la lengua y él sonrió pícaramente.

— Bueno, si no se han acostado, ella definitivamente se va a acostar contigo, dudo que espere a tu último año. — Le mire confundida.

— ¿Esperar al último año?

— ¿No lo sabes?, sus amoríos sólo son desde el último año en adelante, de hecho, ¿conoces a Gina del departamento de al frente? – Asentí y él sonrió.

— Pero Gina ha tenido como 10 novios desde que nos mudamos.

— ¿Y qué?, al parecer a todas se le olvida su heterosexualidad cuando entran al cuarto de descanso. — Él rio levemente. — No les culpo, hasta a mí me gustaría acostarme con ella, es como si hubiesen tomado el ADN de Macarena Achaga, Bárbara Mori y Belinda, bastante sexy.

— Me gustas más cuando eres gay, Sergio. — Él se encogió de hombros.

— Me da igual, soy sincero, hasta yo me siento atraído sexualmente por ella.

— ¿Puedes parar?

— ¿Te gusta? — Él alzo una ceja.

— Es como mi jefa, me incomoda que hables así de mi jefa, sobre todo cuando se supone que eres gay.

— Bien, de todas formas, tienes que traerme el chisme si se va al cuarto de descanso con alguien. — Yo negué suspirando, ella no era una persona así puedo estar segura de eso.


— Valdés, ¿Prestas atención? – Miré los ojos azules de Valentina y asentí rápidamente, hace semanas tenía la conversación de Sergio en mi mente. — Bien, como te decía, Emilio fue detectado con glaucoma hace unos cuatro años.

— Cuatro y medio. – Respondió el pre adolecente que tenía una sonrisa.

— Exacto, Emilio. – Valentina sonrió levantando su puño, el niño se tardó un poco, pero le respondió. — Es por eso que periódicamente viene a su cirugía láser.

— Y por usted. — El niño sonrió y Valentina le imito.

— Emilio. – Su madre le reprendió.

— Esta bien señora Ríos. Bueno, según los exámenes, le daremos paso al doctor Murguía para que realice su operación. — La mujer asintió tomando la mano del niño. — Nos vemos luego, Emilio.

— Cuídese, doctora Carvajal espero poder verle luego de eso. — Valentina rio ante el humor negro del chico antes de levantarse saliendo de la habitación, yo le seguí rápidamente.

— Doctora Murguía, necesito que localice a... - Vi a la jefa de residentes pasar y se detuvo con una sonrisa.

— Carvajal, no te lo repetiré de nuevo. Mi apellido es Gastélum. – Valentina hizo una mueca.

— Claro, cierto. – Ella tomó uno de sus marcadores y vi como anotaba el apellido de la jefa de residentes en la manga de su bata. — Listo, no lo olvidare. Ahora, necesito que llame al doctor Murguía para que haga la operación de Emilio Ríos.

— Lo llamaré en seguida. — La doctora Gastélum asintió.

— Y si hay alguien más, llámale a él. — La jefa de los residentes asintió antes de irse, miré confundida a Valentina.

— ¿Alguien más?

— No confió en él. — Ella se encogió de hombros.

— ¿Y eso? — Ella suspiró mientras escribía algo en unos post-it. Me lo entregó y al leerlo decía, "No seas curiosa.", ella seguía caminando y tuve que acelerar mi paso para alcanzarle. — Necesito que vayas a vigilar a los bebés, debo ir al cuarto de descanso, estoy algo estresada. — Ella movió su cuello haciéndolo sonar, la conversación de Sergio me volvió a la mente.

— ¿Vas a ir a dormir?

— Pues para eso es ese cuarto. — Ella lo dijo como si fuese algo evidente. — Estarás bien sola, no puedes arruinar nada. — Ella me dio una sonrisa antes de empezar a caminar.

— ¿Está segura de eso? — Algo quería que ella evitara ese cuarto.

— Claro, te he estado enseñando desde hace semanas, además son cosas básicas que cualquier estudiante de primer año sabe. — Ella siguió su camino y yo hice una mueca. A lo lejos vi a la doctora Notni entrando al cuarto, hice una mueca al recordar que ella era su ex.

— ¿Qué haces ahí parada, Juliana? — Vi a la doctora Borges a mi lado tomando una malteada mirando hacia la dirección de Valentina quien entraba al cuarto de descanso. — ¿Le mirabas el trasero a mi amiga? — Yo me ruboricé negando rápidamente, ¿Qué clase de adulta era esta? — ¿Entonces?

— Sólo pensaba en algo. — Traté de evitarle, ni yo sabía porqué quería evitar que ella se acostase con alguien, ella podía hacer lo que quisiese.

— ¿Pensabas en los rumores?

— Doctora Borges, con todo respeto me está dando algo de miedo. — Ella rio levemente.

— Mi padre era policía, me enseñó a leer a las personas y a sacar deducciones. Y también a defenderme... pero ese no es caso. — Ella sonrió. — Los rumores son ciertos por si te lo preguntabas. — Vi como seguía tomando de su malteada algo asombrada.

— ¿Entonces ella simplemente se acuesta con las personas ahí? — Ella asintió. — ¿Y ahora se está acostando con la doctora Notni?

— ¿Qué? — Al parecer ella no había notado que al cuarto había entrado la doctora Notni mucho antes que Valentina.

— Pues sí.

— No, eso no puede ser posible. — Ella empezó a caminar hacia el cuarto.

— ¿Hay algo de malo?

— Todo. — Murmuró. — Escucha, ellas nunca pueden estar solas.

— ¿Por qué? — Le miré confundida. Ella simplemente suspiró tomando el picaporte.

— Por esto. — Ella abrió la puerta dejándome sorprendida. No era una escena donde se estuviesen besando o algo, al contrario, Valentina estaba en una esquina de la habitación sentada abrazando sus piernas y Renata sólo lloraba al otro lado de la habitación. — Renata. — Ella miró a la hija del director que lloraba sin parar. — Sólo sal de aquí, — Ella asintió pasando a mi lado sin siquiera mirarme. — tú ve a hacer algo productivo. — Yo asentí escapando de ahí rápidamente.

¿Qué había pasado entre ellas?, ¿Qué fue lo que provoco ese ataque de ansiedad en Valentina?

***

Los bebés lograron calmar un poco mis pensamientos, verlos dormir tranquilamente era una buena terapia. Mi localizador sonó mientras chequeaba al último bebé, Valentina me había llamado a la habitación de Emilio. Llegué al lugar encontrándome con Valentina que parecía más que molesta y algo me decía que no era por lo que había pasado hace unas horas. Vi como la madre lloraba y cuando vi a Emilio me sorprendí al ver como sus ojos estaban vacíos y su contorno con suturas.
— Encontraré una solución, señora Ríos. Se lo prometo. — Valentina se acercó a la madre quien se abrazó a ella.

— Mamá, no llores. — Emilio murmuró.

— Ahora seré como Daredevil. – Valentina sonrió tristemente.

— Emilio, encontraré una solución.

— Sé que lo hará, sé que le gusta que pueda apreciar sus lindos ojos. — Él niño sonrió y sentí una leve punzada en el pecho. Valentina separó a la madre antes de mirarme.
Me congelé ante esa fría mirada, esos ojos azules ahora eran de un color gris reflejando que estaba más que molesta, quise preguntar qué había pasado, pero ella había salido rápidamente. Le seguí porque no podía ver a ese niño así, cuando iba a volver a hablar ella se tiró sobre un hombre de unos 40 años. Todos detuvieron lo que hacían para ver como ella empezaba a golpear al hombre, algunos enfermeros tuvieron que tomarle para tranquilizarle y levantar al doctor herido.

— Pero, ¿Qué te pasa? — Gruño el hombre limpiando la sangre de su nariz.

— ¡Quiero que le realicen la alcoholemia a este hombre! — Ella alzó la voz y le miré sorprendida, esa era acusación terrible. — ¡Ahora! — Gritó y vi como algunos doctores se acercaron a ella. — ¡Te voy a destruir... — Vi al jefe de plástica tapando su boca mientras la tomaba en sus brazos para llevársela.




ANATOMY OF LOVE - JULIANTINA ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora