JULIANA POV
— ¿Quién crees que sea su residente del día? — Sergio preguntó comiendo una manzana.
— Sólo espero que la lame culos de Esmeralda no sea. — Gruñí.
— Desearía ir con ella, creo que es interesante como una mente tan joven tiene tanto conocimiento. — Dijo Sergio mirándola. — Además, esta buena. — Yo rodé mis ojos.
— Hombres. — Murmuró Regina.
— Urías, vendrás conmigo. — Valentina señaló a Regina mientras iba caminando y mi amiga quedó confundida.
— ¿Cómo sabe mi nombre? — Me encogí de hombros. Valentina se volteó revisando unos archivos.
— Sólo lo supuse, aunque también recordé que Gastélum alagaba a una residente.
— Ese comentario es tan halagador como ofensivo. — Ella se encogió de hombros.
— Me da igual, ahora vamos a nuestro trabajo. Tenemos un gran programa de cirugías para hoy. — Ella sonrió y parecía incluso emocionada. — Hoy es un gran día para salvar vidas. — Ella parecía bastante feliz. Regina la siguió murmurando cosas sin sentido.
— ¿Dónde planeas ir hoy?
— ¿Eres Valdés? — Una titular rubia se puso frente a nosotros y sonrió cuando asentí. — Soy la doctora Lucía Borges, ortopedia. Me han dicho que eres una destacada residente, ¿Te parece bien si estas a mi servicio hoy?
— Oh, está bien. — Respondí algo confundida.
— Genial, te espero en emergencias en diez minutos. — Ella se fue con una sonrisa.
— ¿Por qué los titulares se pelean por ti? — Mi mejor amigo se cruzó de brazos mientras fruncía el ceño.
— ¿Y qué sé yo, Sergio? — Me levanté algo cansada. — ¿Salimos esta noche?
— Debo estudiar un caso. — Él se encogió de hombros. — Pero te aviso.
Cuando fui a urgencias, la doctora Borges me esperaba con una pequeña sonrisa. Esperé a que hablara, pero ella sólo se sentó mirando su teléfono. Me quedé algo confundida, preferí quedarme de pie, pero ella me miró confundida.
— ¿Planeas estar parada ahí?
— ¿Disculpe?
— Juliana, ¿No? — Asentí. — En ortopedia arreglamos huesos.
— Lo sé.
— Entonces, siéntate y esperemos que hoy algún idiota se haya fracturado algo. — Yo asentí y me senté a su lado. — Ortopedia es una de las mejores especialidades, puedes romper y restaurar huesos legalmente, además no es mucho trabajo a menos que haya un accidente. — Recordé las palabras de Valentina acerca de las posibles personalidades de las especialidades, ella no se veía como alguien violenta, de hecho, era una persona que transmitía calidez. — ¡Estúpido celular! — Ella le dio un golpe con su mano a su celular. Bien quizás Valentina tenía razón. — ¿Cómo osas quedarte congelado cuando estoy en medio de mi juego? — Le escuché murmurar, preferí guardar silencio por mi bien.
— Borges, creo que esta señora se ha fracturado la cadera. — Un apuesto doctor se acercó a nosotras con radiografías.
— ¿Crees, Gastélum? - Ella se las quitó para mirarlas con ayuda de las luces del techo. — ¿Qué diablos le ha pasado?
— Pues se fue colina abajo mientras corría, frenó cuando se golpeó con un poste de luz.
— Debiste haberme llamado en seguida. — Ella se levantó rápidamente. Yo la seguí por el lugar hasta que abrió una cortina. Una mujer de aproximadamente 40 años estaba sobre la camilla sedada. — ¿Ya se han ocupado de ella? — El doctor Gastélum asintió. — Bien, prepárenla para operarle. Y Lucho, la próxima vez llámame en seguida. ¿Cómo está su espina?
— Se veía bien, Eva le ha hecho análisis y no tiene lesiones cerebrales. Solo necesita que le reconstruyas su cadera.
Ella parecía enfadada mientras lavábamos nuestras manos para poder operar a la mujer, cuando entramos pude observar como reconstruía la cadera con ayuda de barras de metal. Estaba segura que ella podría construir una casa en dos días con esa habilidad con las herramientas. Una leve sensación pasó por mi espalda y miré hacia la ventana donde algunos doctores podían observar las operaciones, vi a Valentina ahí parada con sus brazos cruzados mirándonos.
— Juliana, pon atención aquí y no en los ojos azules de mi amiga. — Yo me ruboricé y agradecí tener el cubre bocas para ocultarlo. — Me han comentado que eres un tiburón.
— ¿Qué tienen con ese concepto?
— Es importante en el mundo de la medicina, son aquellos residentes con esa habilidad que necesita el mundo. Esos que destacan sobre los demás dejándolos como pequeños peces que viven temerosos del gran pez que puede despedazarlos. — Ella me miró. — En unas palabras más simples, tú harás grandes cosas y los otros estarán pendientes de tus pasos para que no los humilles.
— Supongo que gracias.
— Por nada. — Pude notar cómo sonreía. — Valentina lo ha notado, por eso te observa. Quiere ver que tan rápido puedes nadar sin matar a nadie. — Ella empezó a cerrar a su paciente.
— ¿Disculpe?
— El problema de saber que eres un tiburón y aceptarlo presumiendo frente a los demás, es que hasta los tiburones pueden equivocarse y esos peces pequeños pueden atacarle. — Ella suspiro. — Ha pasado con la mayoría de los titulares alguna vez, todos nos derrumbamos y los otros aprovechan su oportunidad.
— ¿Por qué hablamos de esto?
— Porque te preguntabas mentalmente porqué Valentina esta acá. — Ella se encogió de hombros. — La cosa es que ella no quiere que seas ese tiburón asesinado por pececillos, o quizás le gustas.
— ¿Cómo? — Ella rio, supongo que por la cara que había puesto.
— Es una broma, claro que no le gustas, si apenas te conoce. Con su ex se demoró como un año en aceptar apenas que le atraía físicamente. Es tan torpe para algunas cosas, pero es la pequeña del hospital.
— Parece quererle mucho. — Ella me miró.
— Es como mi mejor amiga, puede parecer una persona más fría que el iceberg que hundió el Titanic, pero la verdad es que ella se preocupa por todos y acecha en las sombras como Batman, pero siempre está ahí cuando uno le necesita, incluso cuando puedes haberle roto el corazón ella estará ahí. - Ella se alejó de la paciente quitándose sus guantes. — Quizás la próxima vez te deje las suturas. — Ella me guiño un ojo saliendo, yo la seguí rápidamente. — ¿Sabes cocinar? — Yo asentí. - Estupendo, necesito galletas para mi sobrino, así que espero cocines unas cuantas, y me mandas el recibo, necesito que sean caseras o su madre me matara.
— Pero yo...
— Gracias, Valdés.
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ANATOMY OF LOVE - JULIANTINA ADAPTACIÓN
RomanceValentina Carvajal, también conocida como la nieta dorada era una las cirujanas más reconocidas de todo Miami, pero detrás de la medicina tenía una vida que prefería mantener en privado. Cada año al Hospital General de Miami llegaba un grupo de resi...