𝚁𝚎𝚗𝚐𝚘𝚔𝚞 𝙺𝚢𝚘𝚓𝚞𝚛𝚘 𝚡 𝚂𝚑𝚒𝚗𝚘𝚋𝚞 𝙺𝚘𝚌𝚑𝚘𝚞
Los fuertes vientos chocaban contra las rubias hebras del mas alto, una que otra hoja que descendía de aquellos frondosos arboles aterrizaba en la despeinada cabellera del ya mencionado y...
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𝘊𝘢𝘱 07
"Sonrisas que regocijan el alma"
𝘗𝘢𝘭𝘢𝘣𝘳𝘢𝘴: 1713
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Intercambió el antiguo ramo de flores blancas ya marchitas por uno nuevo de pétalos dorados depositandolas con delicadeza en el florero de vidrio sobre la mesita.
Tomó el desgastado conjunto de flores y las depositó en el cesto de basura no muy lejos. Limpió el resto de pétalos que habían caído por desgaste deshaciéndose de estos, aquello lo hacía semanalmente, hace ya tres meses que cambiaba las flores de la habitación de Kyojurou Rengoku.
Estaba en coma siendo sus latidos y respiración escuchados pero sin sus ojos ser abiertos, era reconfortante el hecho de que su vida ya no corría peligro pero verlo en tan deplorable estado la carcomania desde adentro.
Se sentó al lado de la camilla y con suavidad sostuvo la mano derecha del hombre siendo esta algo fría al tacto, se dispuso a acariciar con cariño la mano ajena.
Soltó un suspiro de cansancio
- Ultimamente pienso en tí...-
Recostó su cabeza sobre las blancas sábanas sin apartar la vista del rostro de su acompañante, sonrió con ternura entrecerrando sus ojos, probablemente buscando descanso al lado del muchacho.
La fragancia embriagante de Kyojurou envolvía su nariz, aquel suave olor que siempre lo acompañaba no se había ido, quizás las flores le brindaban ese dulce olor grato de sentir.
⎯Hueles a flores..⎯ Musitó tímidamente para si misma con cierto ánimo de ser escuchada
Las girasoles que hace momentos atrás había traído para la compañía del pilar le habían dado un toque bastante agradable al cuarto, de hecho era raro pero en la habitación siempre se sentía un aura de felicidad y tranquilidad, tan típico del mundo que rodea a su compañero de ojos carmesí.
La brisa era tenue pero aún así con suficiente fuerza como para sacudir las cortinas, el sol era gentil y el clima templado llevandola a culminar cerrando totalmente sus ojos, notandose en su gentil rostro una apacible expresión.
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