Prólogo | El comienzo de todos mis problemas

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Prólogo | El comienzo de todos mis problemas

Ayla

4 de julio de 2020:

Sentía como los rayos de sol que se colaban por la ventana me golpeaban el rostro, mientras las finas sábanas cubrían mi cuerpo. Ese sentimiento de comodidad se desvaneció tan pronto como el ruidoso tono de alarma comenzó a sonar por toda la habitación. De mala gana lo apagué a golpes y entreabriendo mis ojos observé la hora. Ocho de la mañana.

Mientras continuaba luchando mentalmente entre si levantarme o no, sentí algo húmedo rozando mis dedos. Dirigí mi mirada al suelo y encontré una gran bola de pelo mirándome con ojos expectantes, instándome a darle algo de comer.

ꟷBuenos días, Toby. ꟷsaludé mientras soltaba un gran bostezoꟷ Hoy es el día.

Llevaba esperando este día toda la semana, 4 de julio, una de mis fechas favoritas. Normalmente todos los años celebro con mis padres la independencia de mi país, ya sea decorando toda la casa, preparando un banquete o jugando a algún juego en familia. Y este año no podía ser menos.

Aprovechando mi inusual buen humor mañanero decidí hacer algo especial para el día de hoy. Bajé las escaleras rápidamente para encaminarme hacia la cocina, seguida de mi fiel compañero peludo. Comencé a buscar entre todos los armarios y la nevera los ingredientes necesarios para mi obra maestra.

ꟷBuenos días. ꟷescuché a mi espalda la dulce voz de mi madreꟷ ¿Has dormido bien?

ꟷSí, como un bebé.

ꟷClaro. ꟷsoltó con cierto tono de sarcasmoꟷ Seguro que no estuviste hasta la madrugada leyendo ese libro que tanto te gusta, ¿no?

ꟷNooo, para nada. ꟷsu breve risa se escuchó en la estancia, para después cargar una pila de cajas y dirigirse hacia la entradaꟷ ¿A dónde vas?

ꟷVoy a decorar el jardín y la fachada. ꟷsonrió entusiasmadaꟷ ¿Quieres ayudarme?

ꟷAhora no puedo, justo iba a hacer unos cupcakes. ꟷasintió y se acercó a mí para plantar un beso en mi frente.

Volvió a agarrar las cajas y salió por la puerta principal.

ꟷ¡No quemes la cocina, por favor!

Se me escapó una carcajada y negué divertida con la cabeza. Tal como yo, mi madre también ama el 4 de julio, y cualquier fiesta importante como Navidad o Acción de Gracias. Solo que en vez de amarlas por cocinar cualquier plato como yo, las ama por poder decorar la casa de la temática de la celebración.

Mientras organizaba los ingredientes que ya había encontrado en la encimera, escuché un ladrido familiar.

ꟷ¿Qué? ꟷfruncí mi ceño confundidaꟷ ¡Oh, sí! Aquí falta un poco de música de mi queridísima Taylor Swift. ꟷagarré mi teléfono y puse mi playlist sintiendo unos ojos chocolate fijados en míꟷ Era una broma dramático, ya voy por tu comida.

Después de haber alimentado a mi perro me dispuse a comenzar a cocinar unos deliciosos cupcakes. Siempre desde pequeña he sentido una gran pasión hacia la cocina, especialmente la repostería. Nunca me había llamado la atención hasta el día en que mamá me enseñó a hacer mi primer bizcocho. Desde ese momento la repostería se convirtió en una forma de escape de la realidad, era mi lugar seguro. Aunque mi vida fuese un completo desastre y ni siquiera yo supiera como actuar, la cocina era el único lugar donde sabía qué hacer y podía tener todo controlado. No había problemas porque las cosas eran tal como las veías, solo debías seguir las instrucciones de la receta y el postre era perfecto. Ojalá la vida fuera así, con un manual que nos guiara para saber que decisiones tomar.

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