01 | El chico nuevo

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01 | El chico nuevo

Ayla

Es hoy. Hoy es el día en el que voy a volver al instituto. Porque sí, milagrosamente tras haber pasado el último mes asistiendo a clases en pleno verano, aprobé todo. Fue un mes duro en el que tuve que ponerme rápidamente al día, pero eso me ayudó a distraerme un poco de los pensamientos que me atormentaban diariamente.

Además, parece ser que las cosas estaban mejorando. Desde que papá se enteró que volvería a estudiar estuvo muy emocionado, supongo que le alegraba que quisiera hacer algo con mi vida por fin. Tan entusiasmado estaba, que cuando recibí el correo en el que me informaban que no repetiría curso se volvió loco. Hasta preparó una pequeña fiesta en casa con globos y música, sin olvidar que me regaló un libro que llevaba esperando unos meses.

Justo ese libro es el que estoy leyendo ahora mismo, a las siete de la mañana. Hace tan solo media hora me desperté ya que casi no podía dormir de los nervios. No es la primera vez que voy al instituto obviamente, pero se sentía como si lo fuera. No podía evitar que mis manos sudaran o tener que darle vueltas al plan que había planificado para que todo saliera perfecto.

La puerta de mi habitación se abrió para encontrarme con la cabeza de mi padre, el cual intentaba esconder su emoción.

ꟷBuenos días. ꟷse acercó a la cama en la que estaba acostadaꟷ Deberías comenzar a prepararte si quieres llegar temprano. El desayuno está listo.

ꟷGracias. ꟷsonreí débilmente y dio media vuelta para volver a la sala.

Suspiré y me levanté pesadamente para buscar el conjunto que llevaría hoy. Tampoco me esmeré mucho, agarré un pantalón cualquiera y una sudadera blanca y ancha. Cepillé un poco mi cabello para desenredarlo y me llevé conmigo la mochila que llevaba preparada desde el día anterior.

Bajé las escaleras e hice acto de presencia en la sala. Papá estaba sentado en su sillón de siempre, se encontraba leyendo el periódico que nos dejaban cada mañana en el portal. Levantó la vista y me miró por encima de sus gafas de cerca, una pequeña sonrisa se formó en sus labios.

ꟷ¿Estás preparada? ꟷ"no", respondí mentalmente, pero en vez de decir eso me limité a asentirꟷ Bien, el desayuno está en la mesa.

ꟷGracias, pero no tengo hambre.

ꟷ¿Estás segura? ꟷme observó con una mirada preocupadaꟷ Podrías habérmelo dicho antes... ꟷdijo para sí mismo, pero lo escuché.

ꟷLo siento. ꟷdije en un hilo de voz para bajar la cabeza arrepentida.

ꟷNo, no, no. ꟷnegó efusivamenteꟷ No pasa nada, te lo guardaré para luego en la nevera.

Me dio una mirada tranquilizadora para después dar paso a un silencio algo incómodo.

ꟷCreo que me voy ya. ꟷsolté para acabar con ese silencio, asintió con la cabeza.

Giré sobre mi propio eje y me encaminé a la puerta lista para enfrentar lo que venía.

ꟷEstoy orgulloso de ti. ꟷescuché a mi espalda, no pude hacer más que ignorar el vuelco que dio mi corazón y dirigirme hacia la entrada.

Durante el trayecto me di cuenta que aunque mi vida se hubiese detenido, el mundo no lo había hecho en mi ausencia. Las calles que recordaba de una manera ahora eran diferentes, locales que conocía desde niña habían cerrado y otros eran nuevos para mí. Conforme me acercaba a mi destino el pánico se adueñaba de mí.

De repente, mi vista se topó con una pequeña cafetería, una que reconocía muy bien. Era ahí donde cada domingo por la mañana mamá y yo desayunábamos juntas. Al venir ese recuerdo de golpe a mi mente sin esperarlo, la nostalgia me invadió, y sentí de nuevo ese vacío que había sentido aquel 4 de julio. Mi corazón palpitaba desbocado y me negué a volver mi vista hacia esa cafetería de nuevo.

Bajo la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora