28 | Nadie podrá dañarte

4.8K 307 111
                                    


28 | Nadie podrá dañarte

Ayla

No me lo podía creer.

Las lágrimas rodaban por mis mejillas mientras un sabor amargo se extendía por toda mi boca.

ꟷ¿Esto es cierto?

ꟷ¿El qué... ꟷlas palabras se pierden en el aire en cuanto se percata de mis lágrimasꟷ Hija, ¿qué te ocurre? ¿Por qué estás llorando?

Me muerdo el labio inferior para retener un sollozo aunque mi mentón tiembla.

ꟷ¿Qué significa esto? ꟷno vacilo más y le muestro la pantalla de mi teléfono.

Su rostro palidece al instante y parpadea varias veces sin saber qué respuesta darme.

ꟷAyla...

ꟷNo. ꟷmi voz se rompeꟷ Explícame esto.

Mi padre carraspea con inseguridad e intenta acercarse a mí pero me alejo como si su cercanía me quemara.

ꟷTe lo iba a contar cuando fuera el momento adecuado. ꟷmurmura preocupado.

ꟷ¡¿Y qué pasa con mamá?! 

Esa pregunta brota con desesperación de mi garganta y siento mi pecho doler. Mi garganta arde y la respiración empieza a fallarme de una forma que creo que me voy a desmayar.

ꟷ¡¿Ya no te importa?! ꟷun sollozo se escapa de mis labiosꟷ ¿La has olvidado?

ꟷSabes que eso nunca va a ocurrir.

ꟷPues yo estoy sintiendo lo contrario.

Él desvía su mirada tragando con dificultad mientras yo no puedo evitar sentirme dolida.

Sin embargo, de repente todo cobra sentido para mí.

Comienzo a hilar todo y recuerdo cada vez que me dejó sola en casa por supuestas reuniones de trabajo o cuando James me ayudó a descubrir que una de aquellas veces en realidad había ido a un restaurante alejado de aquí.

Me había estado engañando todo este tiempo.

ꟷ¿Por eso tantas reuniones de trabajo?

Papá agranda los ojos y su piel se torna más pálida si eso es posible.

ꟷHija, puedo explicarlo.

ꟷ¿Era todo mentira?

ꟷNo sabía cómo decírtelo. ꟷse excusa rápidamente.

ꟷ¡¿Y era mejor mentirme durante todo este tiempo mientras yo seguía sufriendo por mamá?!

Sé que la pregunta le hace daño, sin embargo ahora mismo no puedo detener mis palabras y todas mis emociones han explotado haciendo que pierda el control.

Mi padre intenta arreglarlo tratando de decir algo, no obstante no le dejo continuar pensando que tan solo soltará más excusas por su boca. No puedo resistirlo más y me dirijo apresurada hacia la entrada saliendo del lugar sofocada.

ꟷ¡Ayla! ꟷescuchó el grito proveniente del interior de mi hogar.

No me detengo ni un solo segundo. Comienzo a correr por la calle tan solo iluminada por unas pobres farolas y siento mis lágrimas rodar empapando toda mi cara. 

El frío congela mi rostro provocando que estas se sequen rápidamente en mis mejillas. El aire choca contra mi cara haciendo que entrecierre mis ojos y que mis lamentos se pierdan. Siento la necesidad de escapar, de olvidarme de todo y de deshacerme de este dolor insoportable en mi pecho.

Bajo la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora