— Buenos días — dijo una vez había abierto los ojos. La mire con los ojos entrecerrados, la luz del sol me molestaba en los ojos.
— ¿Qué haces despierta tan temprano? — le pregunté, en realidad no era tan tarde, era la primera vez en mi vida que me despertaba tan temprano por mí mismo.
— No lo sé, me levante con mucha energía — se levantó de su sillón rojo y se dirigió a la mesa donde había una bolsa de plástico y de ahí sacó el desayuno.
— Oh, desayuno a la cama — froté mis manos delante de mi pecho — sabes, eres la segunda mujer del mundo que hace esto conmigo.
— Ah...la segunda — dejo nuestro desayuno de nuevo en la mesa — ¿Y se puede saber quién fue la... mujer que lo hizo antes?
— ¿Estás celosa? — Me levanté de la cama y me acerqué a ella — sabes te ves linda cuando te pones celosa.
— Yo no estoy celosa — me paré en frente de ella — y sabes que, ahora estoy brava.
— ¿Y eso por qué?
— Estoy brava, no me hables.
— Vale, entonces voy a desayunar — en mi rostro se dibujó una sonrisa al ver que en realidad sí estaba celosa.
— Si no me consuelas no hay desayuno que valga — gritó, zapateando en el piso como si de una niña chiquita se tratase.
— Pero, me dijiste que no te hablara.
— Cuando una mujer te dice que no le hables, háblale a toda costa.
— Ves, por eso es que la palabra dramática ya no tiene significado.
— ¿Eh? — Lucía ladeo un poco su cabeza a forma de duda.
— Drama, es simplemente una palabra, porque ustedes las mujeres se robaron el significado.
— Eso, tú empeóralo diciéndome dramática — se cruzó de brazos.
Me acerqué a ella y la rodee con mis brazos ella me volteó la cara cuando me le acerqué y entonces le susurré al oído.— Julie— Ah, ahora me dices el nombre de otra, que bien vas Dylan Holland.
— Ella fue la primera mujer que ha hecho eso, no tienes por qué ponerte celosa, ella fue quien me educó, y eso ya lo sabes — ella me miró y habló.
— Ya lo sabía, no tenías por qué darme explicaciones — ella cruzó sus brazos y puso cara arrugada, como un gato que estaba durmiendo y lo despiertas.
— Bueno, mira...— aclaré mi garganta, me pasé la lengua por el labio, precisamente donde estaba el piercing —en primera, no lo sabías y en segunda ¿Si no te tengo que dar explicaciones por qué te pones brava?
— Yo no estoy brava.
— Lucía por favor — le dije en un tono un poco desesperado para que ya dejara de hacerse la dura.
— Vale ya, lo dejo —me miró y se mordió el labio.
— ¿Qué? — esto ya iba por mal camino.
— No sé, ¿Qué quieres hacer? — Dijo, y la verdad ya sabía por dónde iba — algo rico.— Ya sé...— dije sarcásticamente — quieres desayunar, yo igual.
— Dylan!!! —chilló de mala manera.
— ¿Qué pasa? — dije con una sonrisa en la cara.
— Nada, ya nada — volvió a cruzarse de brazos.
— No conocía esa faceta pervertida de ti — me levante con intención de coger el desayuno.
— Ya, ni yo — justo cuando iba a agarrar la bolsa con el desayuno, ella me agarró con sus brazos y me colocó en frente de ella, y luego pasó sus brazos por encima de mi cuello —Dylan Holland, me has pervertido luego de pasar un mes juntos.
— Lucía Derricks, que hallas descubierto un lado perverso a mi lado solo demuestra que soy un espejo y al fin te has reflejado.
— ¿Eh? — en serio me di cuenta que no entendió.
— Vamos a desayunar por favor — ella sonrió y me plantó un beso en mis labios.
Desayunamos juntos y luego nos fuimos a la habitación. Era sábado, no teníamos clase así que ella se quedó todo el día conmigo hasta que llegó Andrew y Matthew. Ellos de una mochila sacaron un Monopolio y empezamos a jugar. Al final ganó Matthew, creo que hizo trampa.
La noche llegó y luego de que me cambié le propuse a Lucía salir a comer.
###
Capítulo muy cortito porque su escritor así lo quiso 🤧🧐
ESTÁS LEYENDO
Solo tú y yo [FINALIZADA]
Teen FictionEn un internado, en las afueras de Madrid, Dylan Holland comienza los estudios de una carrera que no le gusta. Lucía Derricks quiere olvidarse del pasado oscuro que la asecha y concentrarse en sus estudios es lo único que puede hacer. Así es como...