Solo tú y yo [FINALIZADA]

Capítulo 29

Penúltimo capítulo, Fantasmitas. ¿Listos para leer el capítulo más largo de la historia?

En sus marcas.

Listos.

¡A leer!

💞🏫💞

Lucía

— ¿Y bien? — preguntó, devolviéndome a la realidad — ¿Quieres volver conmigo?

Sus palabras me habían dejado de piedra. Tragué con fuerza, tenía que decirle...

Ayer estuve en la playa, intentando poner claridad en mis pensamientos. Llevaba días haciendo eso, cada vez que podía, recogía mis cosas y me iba a dar vueltas sin rumbo por la arena, la soledad allí en estos días me daba tranquilidad y podía pensar en calma.

Tenía claro lo que sentía y también lo que debía hacer. Ya había tomado una decisión.

— Dylan — murmuré y bajé los ojos a mis manos un segundo antes de volver a mirarlo — no... no puedo. No otra vez.

La expresión de Dylan cambió, pasó de una radiante sonrisa y una mueca. Se levantó para volver a acomodarse junto a mí y, cuando lo hizo, me rodeó con los brazos.

Mis músculos se tensaron bajo su tacto.

— Marco me contó todo — le escuché decir. No estaba segura de lo que involucraba ese todo, así que me separé para mirarlo, confundida —. Sé que ese día, en la cabaña, todo fue obra de Andrew, el mismo se contó a Marco, supongo que se sentía mal. También sé que aquel día, en la cafetería, no estabas coqueteando con él, sino intentando aclarar las cosas entre ustedes — Dylan alzó una comisura de sus labios —. ¿Es así?

Me quedé callada, procesando sus palabras. No podía creer que Marco hubiera dicho eso por... ¿por mí?

Asentí a modo de respuesta.

— Quiero disculparme — continuó — por todo. Por hablarte mal, por no escucharte, por ser un idiota. Realmente siento no haber estado para ti, siento que nos hayamos pasado gran parte de nuestra historia peleando, en lugar de estar escribiéndola juntos. Lamento que nos hayamos alejado, que nos hayamos hecho tanto daño y que lo hayas pasado tan mal estos días. Pero, sobre todo, lamento no haber sido el novio perfecto que quería ser para ti.

Cuando Dylan dejó de hablar, fui consciente de que mis mejillas estaban húmedas por las lágrimas.

— Yo también lo siento — mi voz salía entrecortada por el llanto que estaba conteniendo en la garganta —, pero siento aún más lo que tengo que decir.

Y ahora sentía mis lágrimas más gruesas que antes, dolía solo pensarlo.

— ¿Qué pasa?

Dylan me tomó de la barbilla para que lo mirara, no era consciente de que tenía la vista en mis dedos, que retorcía con nerviosismo.

— Te quiero.

Él sonrió, y dejó de hacerlo cuando notó que no seguí hablando porque las lágrimas me lo impedían.

— Lucía, por favor, no llores — me dijo, sin comprender del todo lo que pasaba — Yo también te quiero, te quiero muchísimo — aclaró —, por eso te traje est...

Vi como se llevaba la mano al bolsillo de sus pantalones y lo detuve poniendole la mano en el brazo.

Respiré profundo.