Epílogo

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Bueno, aquí es donde nos despedimos de estos personajes. Espero que todos los que llegaron hasta aquí hayan disfrutado la historia tanto como nosotros disfrutamos de escribirla.

Este es el fin del libro, pero les tengo un regalito como despedida ;)

Un saludo y ¡disfruta del que, ahora, es el capítulo MÁS LARGO del libro!

❤️‍🔥



Un año después

Dylan

— Hijo — escucho que papá me llama y muevo la cabeza en su dirección para que sepa que le presto atención. El continúa —: me han llamado esta mañana de la empresa, tengo que viajar a España en dos horas y estaré allí un par de semanas. Quizá quieras venir conmigo.

Lo pensé un momento y, sin abrir los ojos aún, pregunté:

— ¿El vuelo es directo a Madrid?

— Sí — escucho sus pasos, acercándose —. Julie me pidió que intentara convencerte de venir conmigo. Te hecha de menos, Dylan.

Abrí los ojos cuando papá terminó de hablar para mirarlo seriamente. Papá alzó la cabeza y supuse que se debía a la intensidad de mis ojos azules.

— Está bien, iremos a casa — apoyé las manos a mis costados para lamentarme.

Papá alcanzó la silla de ruedas y la acomodó frente a mi cama, mientras yo me sentaba en el borde. Él hizo ademán de acercarse para ayudarme a sentarme en ella, pero lo detuve con un gesto.

— Puedo solo.

— Claro — papá tragó con fuerza, podía ver la compasión en su mirada —. Ada se encargará de tus maletas. ¿Necesitas algo más?

— No, gracias. — respondí, guiando la silla hacia el closet para sacar un abrigo.

Papá salió de la habitación luego de echarme el último vistazo y asegurarse de que iba a estar bien. Había comenzado a actuar como un padre, el que nunca había tenido hasta el día del accidente en el que pensó que podría perderme. Yo se lo agradecía, pero no quería su compasión, mucho menos su lástima.

Suspiré, colocándome el abrigo en las piernas, y salí de la habitación.

Cuarenta minutos en coche hacia el aeropuerto y once horas en avión y llegamos a España. Un par de horas más tarde, llegamos a casa.

Recorrí con los ojos la fachada de la mansión, se sentía extraño volver al lugar al que siempre consideré mi hogar después de tanto tiempo.

Papá apoyó su mano en mi rodilla y me sonrió, intentando darme ánimos. Le devolví la sonrisa con dificultad y al volver a mirar por el cristal, vi que las puertas de la entrada comenzaban a abrirse.

Con un poco de ayuda por parte de mi padre, el chófer me sacó del coche y me devolvieron a la silla, Julie corría hacia nosotros para entonces.

— ¡Mi niño! — chillaba emocionada, mientras corría como podía.

Sonreí mostrando los dientes como llevaba tiempo sin hacer, desesperado por llegar a su lado y abrazarla. Era increíble como alguien que no era mi madre me podía hacer sentir como su hijo. Julie me trasmitía esos hermosos sentimientos que las madres demuestran a sus hijos, algo en lo que yo tenía poca experiencia.

Solo tú y yo [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora