Prólogo

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(Narrador en primera persona)

Tenía 12 años en ese entonces. Entre tanto dolor, no podia acordarme mucho, mis oídos pitaban y por más que tratara de abrir mis ojos no podía, sentía como si estuviese en mi lecho de muerte, en un tiempo mi vista se aclaró mientras pude escuchar como alguien me llamaba por mi nombre.

-¡¡¡T/N!!! ¡¡¡T/N!!!

Pude oir a lo lejos mientras me levantaba lentamente a seguir la voz mientras tenía una débil tos por el humo del lugar.
Al mirar al frente y ver escombros y sangre alrededor, corrí sin pensar a los brazos de Syndra, ella era quien me estaba llamando, en ese momento pude pensar con claridad y recordar el momento trágico que viví.

-¿Qué pasó con tu hermana?

Syndra me preguntó mientras me miraba con angustia, Me tomé un segundo para pensar hasta que recordé que mi hermana falleció hace unos minutos durante la explosión intencionada por los enemigos de ambas en este lugar, perdió la vida intentando salvarme a mi y a Syndra.

-Intenté salvarla... Pero su cuerpo fue... hecho pedazos.

Traté de que mis palabras suenen secas pero mi voz se quebró y rompí en llanto, yo jamás lloraba porque mi hermana mayor siempre me decía que tenía que ser fuerte pero esta vez no pude evitarlo. Syndra, la compañera de mi hermana, sin pensarlo me abrazó fuertemente ofreciendome consuelo.

-No fue tú culpa...

Ante las palabras de Syndra, miré las palmas de mis manos con sangre y raspaduras mientras temblaban y mis ojos se llenaban de lágrimas.

-No pude hacerlo... No pude salvarla

Sollozé mientras intentaba mantener la compostura pero era imposible, me dolía todo más allá de lo físico, sentía el dolor en mi alma, Syndra me ofreció consuelo.
Dejando de lado su rivalidad con mi hermana, en el fondo se querían una a la otra.

-Escucha, la muerte de tu hermana no fue tu culpa... No fue tu culpa...

Syndra trató de calmarme pero cada momento que pasaba sentía más remordimiento y dolor por lo ocurrido, me odiaba a mi misma por no haber hecho nada.

-Soy una Inútil, Soy una inútil.

Repetí mientras me agarraba de mi cabeza y no podía quedarme de pie, Caí al suelo de rodillas cuando intenté esconder mis lágrimas y callar mis sollozos sin éxito, me sentí vulnerable.

-¡NO! ¡Eres la hermanita que siempre quise tener! No eres débil, eres lista, valiente e intrépida, eres la niña más capaz que he visto nunca.
Nunca seas la víctima, Ahora en adelante yo me encargo de ti, ¡nunca más tendrás que sufrir sola! Lo prometo.

Me sentí obligada a mirar sus ojos mientras Syndra me acariciaba el cabello, Me quedé quieta y tranquila, un poco confundida por sus palabras y su contacto, solamente asentí en silencio en forma de respeto.

Syndra se tomó muy en serio su promesa, los próximos años viví junto a ella y su prometido, Zed mientras ambos me enseñaban técnicas de combate, y en mi tiempo libre observaba como Zed le enseñaba a su alumno más joven pero más experimentado, Shieda Kayn.
Syndra no podia enseñarme mucho porque yo no era maga pero Syndra si lo era, a lo cual me frustraba no poder llegar a ser como ella, siempre intentaba formas para conseguir poder pero en lo único que yo era hábil era en combate mano a mano con herramientas ninja. No hasta que me enteré de la existencia de una gema del poder que era un supuesto mito, y tener que reunir cierta cantidad de "Gemas Hextech" para darte un poder determinado poniendo las piezas restantes en una antiguo yelmo en forma de tiara de origen demaciano.
Me sentí decidida a empezar ser yo misma y hacerlo por mi.

Kayn y Tú "Supremacía"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora