Kayn y Tú "Supremacía"

Capitulo 26

El jardín bañado por la suave luz de la luna, y las sombras de Syndra y Zed se alargaban mientras caminaban juntos. Kayn los observaba desde un rincón, sintiendo una punzada de envidia y melancolía al ver la pasión que compartían. Aunque no entendía completamente el amor, sabía que había algo especial en la relación entre su maestro y Syndra. Era una conexión que él anhelaba.

La frustración lo envolvía mientras sus ojos se desviaban hacia el buzón de cartas que había revisado una y otra vez en busca de algún mensaje de T/n. Pero una vez más, no había nada. Se preguntaba si ella había abandonado la misión de infiltrarse en el mundo de Jhin o si algo le había sucedido. Cada día sin noticias de ella aumentaba su ansiedad y su sensación de desconexión con su propio corazón.

La imagen de Syndra y Zed compartiendo besos apasionados solo intensificó su soledad. Quería estar con T/n, sentir su presencia a su lado, poder cuidarla y protegerla. Pero en cambio, se encontraba atrapado en este lugar, con la sombra de Rhaast siempre al acecho en su mente.

Una sensación de impotencia lo invadió, y sus puños se apretaron con frustración. Se preguntaba si T/n también estaba pasando por momentos similares, si también estaba anhelando su compañía. Deseaba poder decirle cuánto la extrañaba, cuánto la necesitaba a su lado.

Pero por ahora, todo lo que podía hacer era esperar en la oscuridad, con la esperanza de que algún día, de alguna manera, volvería a encontrarse con T/n y podría decirle todo lo que llevaba en su corazón.

Por otra parte, Syndra se encontraba apoyada en el barandal de uno de los balcones del monasterio, mirando hacia el cielo estrellado. Había estado preocupada por T/n desde que partió en su misión para infiltrarse en el mundo de Jhin. A pesar de su fachada de confianza y poder, Syndra también era humana y tenía sus propias inseguridades y temores.

Zed, que había estado observando a Syndra en silencio, se acercó a ella con cautela. Conocía muy bien la preocupación que atormentaba a su esposa. Se detuvo a su lado y pasó su brazo alrededor de su cintura, atrayéndola hacia sí.

—Syndra, cariño —susurró Zed, su voz profunda y tranquilizadora—. T/n es fuerte, lo sabes. Aprendió rápido y se ha preparado para esta misión. Es la indicada para llevarla a cabo.

Syndra asintió, pero sus ojos seguían fijos en el cielo nocturno. Zed le acarició el cabello con ternura y dejó un suave beso en su mejilla.

—Confía en ella, Syndra. No está sola en esto. Y sabes que Kayn está preocupado por ella también.

Zed había notado la mirada de frustración de Kayn desde lejos. Él también estaba inquieto por la ausencia de T/n. Pero, en ese momento, lo más importante era apoyar y tranquilizar a Syndra, su amada esposa.

Syndra finalmente volvió su atención hacia Zed. Sus ojos lila brillaban con preocupación, y su expresión era vulnerable. Era raro verla en un estado de ánimo tan delicado.

Zed acarició suavemente su mejilla y luego sus labios se encontraron en un beso apasionado. Syndra respondió con un suspiro, permitiendo que el beso la absorbiera y la reconfortara. Se sintió agradecida por tener a Zed a su lado, siempre dispuesto a apoyarla en sus momentos de debilidad.

Cuando se separaron, Zed sonrió suavemente y agregó;

—Syndra, mi amor, siempre estaré aquí para ti.

Syndra asintió, sintiendo una mezcla de gratitud y amor por el hombre que tenía a su lado. Sabía que podía confiar en él, y eso le daba fuerzas para enfrentar cualquier desafío.

Decidieron alejarse del balcón y adentrarse en su habitación, dejando atrás la mirada preocupada de Kayn, quien seguía enfrascado en su propia lucha interna y no pudo evitar sentirse un poco más solo al ver la conexión y el amor entre su maestro y Syndra. En ese momento, necesitaba tiempo para procesar sus propios sentimientos y la distancia que lo separaba de T/n.