48. Sverige I: Stockholm 🇸🇪

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Me toma de la mano cuando caminamos hacia el avión; las palmas me sudan y hago que me suelte para limpiarme en la ropa.

—Perdón.

Bill se ríe de mi reacción; sigue sin entender cómo estoy tan nerviosa por viajar a Suecia.

—¿Te estás arrepintiendo?

—¡Claro que no! Estoy muy lista para esto.

—Yo tuve que viajar solo a tu país.

—Eso no es asunto mío. Fue tu culpa.

—Cierto, pero igual lo hice. ¿Sabes cuántas horas duró ese viaje? Tuve que hacer escala en New York y me quedé como cinco horas ahí. Fueron como 20 horas de Estocolmo hasta ti.

—¿Me estás queriendo hacer sentir mal?

—¡No, claro que no! Es que creo que nunca te conté de ese viaje.

—No...

—Oye, perdón —me detiene para sostenerme por los hombros y verme—. No te estoy reclamando. Ni intento hacerte sentir mal. Sólo digo que si yo, un simple mortal que casi echa a perder nuestra hermosa relación, pude hacer eso... tú puedes viajar a Suecia sin problemas. Seré el mejor anfitrión posible —me sonríe y besa mi frente—. Te lo prometo.

Cuando llegamos a nuestros lugares, Bill me deja el lado de la ventanilla de nuevo: sabe lo mucho que me relaja mirar el cielo. Los dos estamos más callados de lo que usualmente estamos y noto cómo empieza a inquietarse por mi silencio.

—¿Estás enojada?

—No, no.

—¿Te hice sentir mal?

—No, amor. Claro que no... Estaba pensando que nunca te pregunté por ese viaje. No imaginé que fuera tanto tiempo de vuelo.

—Hice más tiempo porque no reservé nada. Tuve que cambiar mi vuelo. Llegué de repente a pedir el más cercano que tuvieran, y esa escala mortal fue lo único que pudieron darme.

—¿Todo por lo que te dije?, ¿porque pensaste que había terminado contigo?

—Todo porque yo te traté como un celoso estúpido. Crucé el mundo para arreglar mi torpeza. Lo cruzaría mil veces por ti. Aunque espero no volver a ser así de torpe. —Los dos sonreímos.

—Te amo.

—Y yo a ti, princesa.

—Bill... Estuve pensando en Sitges. Quería decirte que... aunque no estoy enojada contigo por lo que hiciste de contestarle a George, te pido que no vuelvas a hacer algo así. O sea, todo pudo salir mal. Y expusiste nuestra privacidad.

Bill me escucha con atención, asintiendo. Realmente se nota arrepentido.

—Lo sé, amor

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—Lo sé, amor. La verdad no sé qué decirte que no suene tonto, porque ya te había prometido no comportarme como un imbécil. No sé qué demonio me poseyó —intenta sonreír, pero los dos estábamos muy fuera de sí esa noche.

El Autor / Bill SkarsgårdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora