Capítulo 21

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Por favor, quiero ver ya a Evanna, Shaw y Galahad juntos como la familia que son :)

Disfrutad de la lectura!

Evanna tomó aire nerviosa ante la imponente fachada de la Abadía de San Peter. El momento había llegado, iba a recuperar a Shaw.

En cuanto Calem tuvo lista la carta, Galahad se encargó de prepararlo todo para el viaje. Habían cabalgado durante dos días, tan solo haciendo las paradas necesarias para las necesidades más básicas. Llevaban comida consigo y aunque Galahad le había ofrecido un plato caliente y una cama mullida para pasar la noche en una fonda, ella lo había rechazado. Prefería comer poco y dormir al raso si eso significa que vería antes a Shaw.

Estaba agotada y los remolinos en su estómago no cesaban. Esperaba que Shaw hubiera perdonado su ausencia y que no la despreciara, a pesar de que comprendería los sentimientos del niño si así fuera, le partiría el alma.

-Todo saldrá bien.-le aseguró Galahad tomando su mano.

-No nos marcharemos de aquí sin Shaw.-le respondió convencida de hacer lo que hiciera falta.

Él asintió, alzó su brazo, tomó la aldaba, la madera resonó con solemnidad en las robustas puertas. Los segundos que esperaron frente a la puerta se hicieron eternos para Evanna.

Con lentitud la puerta se abrió, dejando ver a un hombre joven ataviado con sencillas y holgadas prendas marrones, cómo si fuera un saco, únicamente sostenido por un grueso cordón.

-Buenos días, señor.-se adelantó Galahad a saludar.- Soy Galahad McGregor tanaiste del clan,-el joven monje abrió los ojos asombrado ante su revelación.- vengo en nombre del Laird a entregarle al Abad Simon un importante mensaje.-los ojos del monje se abrieron aún más.- ¿Sería tan amable de anunciar nuestra presencia?-el joven asintió.

-Adelante,-se hizo a un lado para dejarlos pasar.- aguarden aquí.-les indicó antes de irse con un movimiento nervioso.

Ella y Galahad esperaron allí, el arco daba paso a un patio ajardinado con una humilde fuente. La construcción era bella pero sus oscuros colores y la humedad que rezumaban sus paredes le daba cierto desagrado a Evanna. Recorrió el lugar con sus ojos, incluso alzó la vista a los pisos superiores que rodeaban el patio, pero no vio a nadie, mucho menos había rastro de Shaw. Agudizó el oído, todo estaba en completo silencio, no parecía que hubiera ningún niño en el interior de la abadía. Notó la mano de Galahad alrededor de la suya dándole un apretón en señal de apoyo. Se miraron a los ojos, debían mantener la esperanza.

Evanna dio un respingo cuando el joven monje regresó. Les indicó que el Abad Simon, quién se encontraba al frente de la institución, los recibiría en unos minutos. Siguieron al monje por los oscuros y silenciosos pasillos y escaleras hasta llegar al despacho del abad. El joven monje les hizo una señal para que esperarán en la puerta mientras él se internaba en la habitación. Evanna suspiró con impaciencia y nerviosismo. Al poco tiempo el monje salió indicándoles que ya podían tener una audiencia con el abad.

Evanna entró en la estancia seguida de Galahad, tan solo ver al gran hombre con gesto serio, tuvo un mal presentimiento. Su ceño fruncido no era para nada amigable y su boca torcida con desagrado le resultaba perversa. Pese a todo la rubia trató de poner su mejor cara, dibujando una suave sonrisa mientras se acercaban al abad.

El abad la miró apenas un segundo y tras una mirada altiva centró su atención en el mensajero del Laird. Sus pobladas cejas se unieron con impaciencia a medida que ambos se acercaban a su escritorio.

-Bienvenidos a la abadía de San Peter.-hizo un gesto para que tomaran asiento. - No está permitida la presencia femenina entre estas sagradas paredes, sin embargo, cómo nuestro joven pupilo cometió el error de dejarla entrar, no la invitaré a salir por educación, señorita.-gruñó el viejo abad.

Destino Salvaje | Saga Salvaje IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora