Capítulo 3

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Ya esta aquí el capítulo de la semana!

Creo que ya era hora de "conocer" al protagonista de esta historia, ¿Nos sorprenderá nuestro querido fanfarrón?

¡Disfruten de la lectura!


Cada centímetro de su piel estaba empapado en sudor, las nubes y claros de aquella primavera hacían brillar el esfuerzo en su tez. Se sentía cansado, pero había merecido la pena, muchos de sus pupilos se habían convertido aquel día en guerreros, algo que el clan necesitaba con urgencia para engrosar sus filas. Esperaba que él y sus compañeros los hubieran preparado lo mejor posible para lo que se avecinaba. Porque, aunque la última prueba, vencer al tanaiste era difícil, nada se podía comparar a las adversidades que encontrarían en el campo de batalla. Ni la estrategia, ni la habilidad con el claymore, ni siquiera la experiencia en el combate te aseguraban salir airoso en una guerra.

Desarmó al joven fuerte pero demasiado confiado que se enfrentaba a él. Este no se dio por vencido y lo intentó una vez más, esta vez con el dirk. Atacaba con furia desmedida para aquel encuentro, Galahad suspiró hastiado antes de bloquear el ataque y enviar a su oponente al suelo. Se acercó a él y clavó la punta de su espada junto a la cabeza del joven dando el combate por terminado. Era el último de aquella tanda de muchachos que ansiaban convertirse en guerreros del clan McGregor, al igual que otros compañeros no había superado la prueba.

-¡Enhorabuena a los nuevos guerreros! -los felicitó Alistair mientras Galahad se acercaba a la agarrafa de agua para apaciguar su sed. -Los que no habéis vencido al tanaiste seguid entrenando hasta que estéis listos, vuestro clan os necesita, necesita a los mejores. -insistió severo.

-¡No es justo el tanaiste tiene la mejor espada! -aun de espaldas Galahad reconoció la voz del joven al que acababa de vencer. -Más de cincuenta hombres nos hemos enfrentado hoy a él y ni siquiera la mitad ha conseguido vencerle. -rió presuntuoso. -Si yo tuviera su espada también sería el mejor de los guerreros.

-Muchacho vas a lamentar haber dicho eso. -le advirtió Alistair mientras miraba a su hermano mayor. -No solo estas poniendo en duda a tu superior, sino que acabas de enfadar muchísimo a mi hermano. -le informó sabiendo lo que vendría a continuación.

-¿Insinúas que mi valía solo se la debo a esta espada? -le espetó Galahad mientras se acercaba. El joven era presuntuoso y había recibido varios castigos por desobedecer a sus superiores, pero no había aprendido nada. Le tiró su propia espada al suelo y tomo el acero con el que el muchacho había combatido. -¡Coge la maldita espada y lucha!

El joven lo hizo y pronto comenzó una acalorada pelea entre ambos. Aquello ya no se trataba de un entrenamiento, tampoco de una prueba, sino de hacer escarmentar a ese rebelde. La sublevación era algo que no se podía permitir nunca, menos aún en esos tiempos donde el enemigo estaba por atacar. Galahad no tuvo piedad con él. No solo le demostró lo equivocado que estaba respecto a su manejo con la espada, sino que le demostró que también tenía habilidades formidables en el cuerpo a cuerpo. Esperaba que los golpes que se estaba llevando aquel mozo lo hicieran entrar en razón. Le asestó el puñetazo de gracia en el rostro.

-¡Qué sirva de lección para todo aquel que tenga la osadía de cuestionar mi honor como guerrero! -gritó. -Lo que menos necesita el clan en tiempos de guerra es la indisciplina y la rebeldía. Convertiros en unos guerreros ejemplares y honrar a nuestro clan y a nuestro Laird, en vez de avergonzarlos con escusas para ocultar que no sois dignos aun de lucir los colores de nuestro tartán. Llevadlo al dispensario. -le ordenó a un par de guerreros, estos recogieron al chico del suelo y entre burlas y codazos hacia el perdedor se lo llevaron.

Destino Salvaje | Saga Salvaje IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora