Capítulo 2

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¡Hola mis bellas!

Lo prometido es deuda, así que ya pueden leer el segundo capítulo de esta nueva aventura. Vamos a saber más sobre Evanna, quién me atrevo a decir que ya nos ha ganado a todas con su bondad e inocencia. Pero ni siquiera las almas más puras están a salvo y me temo que la Diosa del Drama a regresado para poner el mundo de Evanna patas arriba.

¡Disfruten de la lectura!


Tenía la mirada perdida en las nubes grises que surcaban el cielo. Podría haberse puesto a llover y tronar en ese mismo instante que no se movería ni un ápice de su posición. Notaba sus mejillas arder y su piel sudorosa, pero era la sensación más vibrante que había experimentado en su vida. Se había besado con Gordon en varias ocasiones, gracias a la complicidad de su doncella Senga, y su prometido la había dejado más que satisfecha con sus besos. Pero cada vez el cuerpo de ambos clamaba por ir más allá, Evanna quería descubrir cada rincón de la pasión y Gordon estaba más que dispuesto a enseñárselo. De modo que ahí estaba tendida sobre la hierba con el torso desnudo con un placentero dolor recorriéndole los pechos gracias a los besos de su prometido.

Deseaba casarse pronto para poder disfrutar plenamente de su prometido tal y como Senga le había explicado. Pero para ello su madre debía regresar, pues debía ayudarla con los preparativos de la boda. Se había carteado con ella con frecuencia haciéndole saber lo contenta que estaba de ser la prometida de Gordon, aunque obviando las partes indecorosas. Su madre y sus hermanos deberían haber vuelto hacía un par de semanas, pero las inclemencias del tiempo les habían obligado a aplazar su vuelta a casa.

Los labios de Gordon alrededor de su pezón le hicieron emitir un gritito agudo de placer. Su prometido estaba bien entregado a sus caricias húmedas, gruñendo a cada poco sobre ella. Evanna pudo notar la dureza de la que Senga le había hablado contra su pierna. Intentó imaginar cómo sería tenerlo en su interior, pero apenas podía pensar con claridad aquellos instantes.

-¡Señorita Stewart! -el llamado asustado de su doncella la alarmó. -¡Señorita Stewart!

Gordon soltó un improperio antes de apartarse de ella mientras que Evanna trató de recolocarse el vestido lo más rápido posible, aunque su cabello alborotado y sus mejillas rojas la delatarían sin lugar a dudas.

-¡Oh señorita! -cuando Senga se acercó Evanna pudo notar sus lágrimas. La rubia se levantó de inmediato y fue hacia ella.

-¿Qué sucede, Senga? -la interrogó con preocupación.

-¡Una desgracia! Acaba de llegar una carta, su madre y sus hermanos fueron asaltados. -sollozó. Evanna quedó tan impactada que ni siquiera pudo reaccionar.

-¿Lo sabe ya el señor Stewart? -cuestionó Gordon a su espalda.

-Sí señor Russel, mi señor va partir de inmediato.

De un momento a otro Evanna se encontró en su casa, seguía paralizada por la noticia, su corazón latía acelerado, solo esperaba que todos estuvieran bien. Lo único que la mantenía anclada a la realidad era el brazo con el que Gordon rodeaba su cintura.

-Permítame ir con usted, señor Stewart. -solicitó Gordon a su padre.

-Mejor quédate junto a Evanna, es débil necesitan que la cuiden. -respondió como si hablara de una niña de pocos años. -Escribiré en cuanto me sea posible. -informó antes de dirigirse a las cuadras por una montura.

Evanna se sumió en la más profunda tristeza cuando su padre le informó a Gordon sobre el fallecimiento de su madre y su hermano Alfie. Solo Irvin había sobrevivido al brutal ataque, sin embargo, el futuro de su hermano no era muy alentador pues al parecer estaba herido de gravedad. Su hermano Alfie había muerto en plena juventud, siendo menor que ella, no había podido disfrutar de la vida. Irvin era más joven incluso, debía de haber sufrido muchísimo, deseaba tenerlo en casa para cuidarlo. Pero sin duda la falta de su madre había sido el mayor golpe para ella, ahora carecía de su gran apoyo y de su amor infinito.

Destino Salvaje | Saga Salvaje IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora