Capítulo 3: Encuentros

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-No te preocupes, fue mi culpa -habló un chico con un extraño acento. 

-¿Te encuentras bien? -preguntó Leah un poco incómoda, nunca había visto a ese chico y menos en la institucíon- Suelo ser algo distraída por donde camino.

-Estoy bien, descuida -sonrió y no por mucho, su sonrisa desapareció cuando halló el postre de la chica echo un puré en el suelo-. Lo siento, te conseguiré otra tarta si quieres... 

-No, justo ahora iba con mis amigos, luego podré conseguir otra -hizo un ademán con su mano restándole importancia. Por un momento Leah pensó en las veces que hacía obligar a los chicos a conseguirle sus tartas que accidentalmente habían tirado, sonrío internamente-. Por cierto, ¿eres nuevo por aquí? 

-Sí, mi hermana y yo venimos desde Alemania. -dijo agregándole su acento natal.

-Genial, pues... Bienvenidos -estiró su brazo.

-Gracias, es muy cálido aquí -estrecharon sus manos y Leah sintió una corriente de electricidad recorrer su brazo, actúo como sí no hubiera pasado nada y volvieron a mirarse-. ¿Cuál es tu nombre?

- Leah Clearwater.

-Un gusto haber comenzado con un mal pie señorita Leah, soy Hastong Damon. 

-Bueno, Hastong... Fue un placer pero ya debo irme, mis amigos me están esperando.

Leah, al regresar sin ningún postre en sus manos, se sentó frente a sus amigos y soltó un gran suspiro.

-¿Y bien? -Sonrió Giordana sabiendo a que se refería.

-Parece ser agradable. 

-No le veo buena pinta -confesó Frank haciendo una mueca con sus labios.

-Deberíamos ir a presentarnos ahora que sabemos quiénes son -sugirió la mejor amiga de Leah. 

Hannibal sólo expresó un suspiro y se levantó de su cómodo asiento. 

-¿Te incomoda algo? -cuestionó su amigo. 

-No, es sólo que no siento buenas vibras.

-Anda, sólo seremos amistosos, ¿no crees? -Insistió Giordana, también levantándose de su asiento.

Los cuatro amigos decididos, fueron hasta la mesa donde se encontraban el misterioso chico y su hermana. Casualmente se encontraba sumergido en una lectura y su hermana, por lo cual notó nuestra presencia.

-¿Hola? -saludó ella con timidez. 

-¿Les importa si nos sentamos con ustedes? -

-Claro por qué no. -contestó la alemana. 

Hastong

Fui a la cafetería por un postre, no encontré nada que me interesara, me di vuelta y choqué con una chica ¡Qué torpe! Al ver su rostro, se veía preocupada, su postre estaba derramado en el suelo.

-Oh, cuanto lo siento. 

-No te preocupes, fue mi culpa -le dije detallando su esbelta figura.

-¿Te encuentras bien? -preguntó tratando de hallar algún defecto, a decir verdad tenía una hermosa mirada-. Suelo ser algo distraída por donde camino.

-Estoy bien, descuida.

Lástima que no se fijaría en un monstruo como yo.

-¿Eres nuevo por aquí? Nunca te había visto -arqueó una ceja curiosa.

-Sí, mi hermana y yo venimos de Alemania -contesté tratando de no fallar en la pronunciación de aquellas palabras.

-Genial, pues... Bienvenidos -sonrió.  

Es la primera persona que no se intimida al verme visto, parecer ser dulce y agradable. El delineo de su sonrisa fue lo que más me ha atraído pero ahora no debo fijarme en eso, debo seguir con la búsqueda. 


No Quiero Ser Más Tu RivalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora