Maratón 1/3
El castaño que había empujado, tiró a un lado la lata que tenía en manos para poder quitarse su abrigo. Sabía la intención que quería hacer conmigo el trío sospechoso y si tenía que luchar a mano, obviamente que lo haría. Prefería hacer eso que exponer al animal que llevo adentro ya que esta noche pondría en juego los duros entrenamientos que Robert nos exigía todos los días.
-¡Aléjense de mí! -les advertí pero los sujetos estallaron a carcajadas.
-Oh nena, será rápido... -murmuró el castaño muy cerca de mi oído debido a que me mantenían acorralada.
Sentí un escalofrío que recorrió toda mi espalda. Otro sujeto tocó mi mejilla mientras los demás decían cosas que no decidí escuchar e inmediatamente lo golpeé en el cara haciendo que se tambaleara hacía atrás, pude verle un pequeño derrame de sangre. El castaño me tomó fuertemente por los brazos dándole oportunidad a su compañero de desgarrarme el abrigo. Ya enojada de ello salté hábilmente realizándole una llave al sujeto de ojos verdes.
Sus amigos maldijeron y se impresionaron al ver a este tumbado en el suelo trancado respiratoriamente, por causa de mis piernas alrededor de su cuello. Los observé detenidamente sabiendo que mis ojos habían cambiado de color para causarles intimidación.
Sonreí por sus expresiones.
-¡¿Qué diablos eres?! ¡Suelta a nuestro amigo!
-Ustedes se metieron con la persona equivocada. -musité presionando con más fuerza mis piernas, el rostro del castaño había tomado un color rojo- ¡Les juro que sí no se largan ahora mismo, les arrancaré la cabeza! ¿Me oyeron?
Desprevenidamente al que tenía ahorcando, sacó del interior de su bolsillo una navaja que fugazmente apuñaló en mi pierna liberándose de estas para recuperarse de su agitada respiración y adoloridamente quité la navaja enterrada en mi pierna que no tardaba en sangrar, miré mis manos aún con la cuchilla en ellas y luego a los sujetos los cuales sonreían con rencor.
Pero sus cienes se arrugaron al oír el chillido de unos neumáticos pertenecientes a un deportivo negro que se adentraba al callejón, se dieron vuelta y se miraron entre sí. Ninguno logró ver quién era el portador de dicho auto lujoso. Aunque fue complicado averiguarlo debido a la brillante luz blanca que tenía los faros delanteros del Volkswagen.
-¿Quién anda ahí? -cuestionó el castaño siendo interrumpido por un acto anormal que hizo que los tres sujetos cayeran al suelo retorciéndose de dolor.
"Dolor" -susurraron en mi mente.
Me puse de pie jadeando por mi absurda y desprevenida herida que de a poco se convertía en una gran mancha de sangre sobrepuesta por mi pantalón. Sentí que me iba a caer y así fue, pero unas manos se posaron en mi cintura impidiéndolo. Subí la mirada situando ambas manos en el pecho del chico que tanto quería.
-Tranquila, estoy aquí hermosa -murmuró muy cerca de mi rostro.
Sin duda lo abracé ocultando mi cabeza en su cuello, él enseguida me rodeó con sus fuertes brazos pero nos tuvimos que separar por las quejas de los sujetos que teníamos por detrás.
-Estás muy lastimada -dijo observando mi pierna, expresando preocupación.
-No es nada, puedo caminar.
-Bien, sube al auto que me encargaré de estos idiotas -ordenó para después ir tras ellos. Asentí obediente y me dirigí a pasos cortos hacia su auto, sentí curiosidad por ver lo que haría con los sujetos ya que habían dejado de retorcerse. Al parecer Lodge los dejó inconscientes, me miró y trotó ayudándome a subir a su automóvil, en el asiento del copitolo. Él no tardó en subirse y arrancar el auto
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No Quiero Ser Más Tu Rival
FantasyDos rivales, dos mundos diferentes y una revelación inesperada.