Capítulo 4: Confusiones

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-Gracias, es cálido aquí -asentí mirando hacia los alrededores- ¿Cuál es tu nombre?

-Leah Clearwater. -dudó en decirme, es un lindo nombre... Aguarda ¿Clearwater? Ahora que recuerdo siento que lo he escuchado alguna vez. Mis presencias tal vez son ciertas quizás ella no sea humana como tal -dejé a un lado ese comentario de mi parte. 

-Es un gusto haber comenzado con un mal pie señorita Clearwater, soy Hastong Damon.

-Bueno Hastong, fue un placer pero mis amigos me esperan. -señaló con su mano una mesas atrás y se dirigió cuanto antes. 

Observé su manera de caminar mientras me acercaba a la mesa, una vez que tomó asiento revolvió el cabello del chico que tenía a un lado, ambos sonrieron al unísono y algo dentro de mi no tuvo buena reacción, me sentí enojado por unos segundos. Cuando llegué a la mesa mi hermana se encontraba en el estado que menos esperaba. 

Al verla, sus ojos estaban rellenos de sangre, no debía hacer eso aquí y muchos menos con la cantidad de personas que se hallaban, nadie debía enterarse del tipo de criaturas que somos en realidad. 

-Rashell, ¿qué demonio crees que haces? -me senté a su lado tratando de actuar naturalmente, ella absorbía el alma de otra persona. No pregunten cómo se hace, por favor. 

-Es que se veía tan apetitoso.

-No tengo idea a quién te refieres, ¿pero te imaginas sí te hubieran visto? Nadie en lo absoluto debe saberlo, ¿entendido? -susurré en su oído para sonar furioso. El hecho de habernos marchado del Reino nos afectó un tanto pero es hora de acostumbrarse. 

-Bien, tú ganas. -suspiró irritada y volvió a la normalidad. 

-Hay olores extraños, parecidos  a los que buscamos -comenté arreglando sus rubios cabellos. 

-También los sentí y no están lejos. 

Decidimos averiguarlo después por cuenta propia así que tomé un libro de mi mochila y conecté mis auriculares al móvil. Luego de unos minutos, escuchaba murmureos de varias personas pero no le di importancia, continuaba con mi lectura, hasta que vi a Leah sentarse al frente de mi; levanté la mirada y no era la única aquí presente.

Retiré los auriculares de mis oídos asombrándome del pesado olor que ahora tenía al rededor.

-Hola, de nuevo -me sonrió como tanto me ha gustado-. Ellos son mis amigos, Giordana, Frank y Hannibal.

-¿Qué tal, chicos? Me llamo Hastong -saludé como un chico normal, por supuesto. Sería normal arrancarles la cabeza a cada uno y luego devorarlos.

-Yo soy Rashell, su hermana -se presentó Rash fulminándome con la mirada. 


Leah

Jamás había visto a Hannibal tan inquieto e incómodo, siendo de linaje lobuno tenemos una única capacidad que cualquier otra especie y supongo que ya saben cual es, ¿verdad? Así es, la telepatía. 

-Leah, es en serio, este tipo tiene energías negativas, ¿acaso no las puedes sentir? -decía y seguía diciendo, por debajo de la mesa sutilmente le di una patada.

-¿De qué tipos de cosas me estás hablando?

-No lo sé, el ambiente está muy denso, sé por qué lo digo. Además, fíjate en los ojos de Rashell -disimuladamente dediqué mi mirada hacía sus ojos, y son pocas las veces que digo que Hann tiene razón en algo pero los ojos de ésta chica son un tanto distintos, yacen tener toques rojizos.

Mientras que Frank y Giordana charlaban con el dúo de hermanos. Quería comprobar sólo una cosa y era saber si Hannibal tenia razón, usar esta virtud me ha servido mucho, sobre todo para el enemigo: Olfatear sus miedos.

En pocos segundos, me había impresionado de este chico y por lo visto, se percató de mi perpleja mirada. 

De repente un fuerte sonido escandaloso rondaba por mi cabeza, sentía una presión terrible dentro de ella. Hastong sonreía de una forma siniestra sabiendo él mismo lo que hacía. El ruido comenzaba a debilitarme, decido  ponerme de pie sobresaltada sin despegar mi mirada hacia en él. Todos estaban extrañados pero Hastong continuaba sonriendo con más intimidación.

La campana sonó retumbando todo el comedor, me sentí agradecida porque todo había vuelto a la normalidad. 

No Quiero Ser Más Tu RivalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora