-Amiga, ¿te encuentras bien? -cuestionó mi mejor amiga con tono preocupante.
-Ah, sí, por supuesto, ¿por qué no lo estaría? -respondí deprisa. Miré de nuevo hacia ese lugar y no evité soltar una maldición en mis adentros.
Ya se habían marchado.
-¿A dónde se ha ido Hannibal? -preguntó con curiosidad Frank.
-Aquí estoy, hermano -dijo de repente, su sigilosidad causó que diéramos un pequeño brinco-
De camino a casa tomamos el pequeño bus escolar que nos dejaba al frente de nuestro destino. Siempre he vivido algo exiliado de la cuidad, mis padres prefirieron mil veces los bosques y la naturaleza. Nosotros veníamos divirtiéndonos, como siempre, sin darnos cuenta ya habíamos llegado a la casa de mi madre. Bajamos del vehículo y nos miramos cada uno, sin dudarlo corrimos hasta la puerta. Obviamente Hannibal y yo dejaríamos atrás a nuestros amigos. En nuestro caso Hannibal es más veloz, él sin ningún problema entró por la puerta como si fuese su propia casa.
-Espérennos -decían pequeñas voces agitadas, no evitamos reírnos al respecto y amablemente los esperamos.
-A la próxima vamos todos juntos , ¿de acuerdo? -decía Frank. Sin embargo, de la entrada hasta la puerta de mi hogar era una trayectoria exclusiva para nuestras carreras. Cerré la puerta y vi a mi hermosa Madre, bajar las escaleras para saludar a cada uno de nosotros.
Mientras que estos charlaban, fui por un vaso de agua y subí a mi habitación, dejé mi mochila sobre la cama, miré hacia el enorme ventanal el cual tenía una admirable vista hacia el bosque. Casi el sol se ocultaba y decidí cambiarme de atuendo.
Una vez preparada, bajé deprisa las escaleras y me despedí de Julián con un enorme abrazo.
-Volveré más tarde, madre -avisé abriendo la puerta.
-Tal vez vuelva mañana -este le guiñó un ojo chistoso a mi madre por lo cual ella reaccionó de forma divertida.
-¡Tengan cuidado! -exclamó ella cuando estábamos lo suficiente alejados de la casa, volteé analizando la tranquilidad que poseía al estar apoyada en el marco de la puerta.
Sin responder nada nos adentramos al oscuro bosque donde posiblemente ocurría de todo, nos detuvimos luego de asegurar que nadie nos vigilara.
-¿Listos? -pregunté con emoción.
-Por supuesto que sí -respondió Giordana.
Lo primero que sentía al tomar una figura lobuna era una sensación particular que recorría todo mi cuerpo, era un poco doloroso pero es cuestión de acostumbrarse. Comenzó a salirme pelaje negro por lo cual en la oscuridad podría llegar a ser tan brillante como lo eran mis ojos, un enorme y alargado hocico creció frente mis narices, mis manos se transformaron en garras y finalmente dejé de ser lo que veían hace instantes. Hannibal enseguida me había imitado por lo cual Frank aprovechó de subirse a su lomo.
Hannibal
Poco después recorrimos el bosque que cada vez oscurecía y deslumbraba tinieblas por doquier, decidimos acelerar nuestros pasos para llegar antes del anochecer. Debido a estos fragmentos perdía de vista a Leah pero sin embargo su exquisito olor me guiaba sencillamente.
Cuando distinguimos la cabaña de Robert a sólo unos cuantos metros procuramos volver a nuestra figura humana para evitar algún mal entendimiento.
-¡Hermanos, creíamos que no vendrían! -exclamó Seth sentado en el porche como todo un chico obediente, desde su lugar llamó a los demás sin tener que levantarse. A los pocos segundos salieron los integrantes de nuestra manada incluyendo al padre de Leah.
-Vaya, miren lo que ha traído el viento. -abrazó a su única hija sin querer soltarla.
Leah
Al cabo de unos minutos tratando que mi papá me deshiciera de su cálido abrazo nos encontrábamos al rededor de una pequeña fogata intercambiando historias, mi padre tomó el mando de la charla cuando inició su relato de aquellas guerrillas históricas en las que había estado.
-Leah, ¿qué sentirías si alguien te pisara la cola? -susurró Noah con el aburrimiento por los suelos y pensar que era la única que no le ponía atención a Robert era reluctante.
-¿Qué sentiría? A ver, nada, aunque... ¿Te gustaría sentir un dolor así? porque yo no tengo problema en...
-¡Me niego! ¿Estás demente? -farfullaba situando una mano en su coxis imaginándose el dolor que sentiría. Fue inevitable carcajear y la mejor parte es que nadie nos tomó en cuenta.
Luego de reírnos un rato más, comimos algunos bocadillos que traía en mi mochila y de repente, hubo un silencio que calló a cada uno de nosotros. Sólo el sonido de la naturaleza expresaba más de mil palabras aunque fuese imposible.
De no haber sido por Hannibal seguiría contemplando este momento por un rato más.
-¡Por los cielos! Casi olvidaba un punto muy importante.
-Adelante, te escuchamos -propuso mi padre.
-Desde ésta mañana, Leah y yo hemos presenciado cosas que... -no terminó de completar la frase por un extraño traquido que retumbó por nuestros oídos, todos se pusieron de pie muy alertas de lo ocurrido.
-¿Oyeron eso? -fui la primera en decir algo.
-Pudo haber sido un animalito -estableció mi mejor amiga con pizca de haberse asustado al respecto.
Caminé cautelosa hacia los árboles para ver sí podía descifrar algo a través de mi desarrollada percepción, observaba los alrededores y no se hallaba nada inusual. Los demás permanecían detrás de mi sin descuidarse de algún otro ruido.
Un estruendo desconcertado hizo que nos adentráramos al friolento bosque tomando nuevamente una transformación lobuna inesperada, mientras nos apresurábamos en llegar al lugar de la confrontación alcancé a ver siluetas no identificadas huyendo de los árboles. Me enfoqué en una silueta que poseía un olor muy familiar.
-Encárguense de los demás, déjenme este a mi. -les avisé a los chicos por nuestra comunicación telepática y cada quien tomó caminos diferentes.
Seguía persiguiendo a dicha silueta sobrenatural que poco a poco tomada color su entidad, aproveché el momento para dar un enorme salto y caer sobre la silueta, justo como planeaba.
Me asombré al encontrar un cuerpo femenino entre mis garras pero aún así su rostro no se observaba. No tenía intenciones de atacar pero gruñía ferozmente enseñándole a mi atrapada lo filosos que eran mis colmillos y de pronto, una suave y muy familiarizada voz liquidó radicalmente mi licantropía.
-¿Victoria, eres tú?
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No Quiero Ser Más Tu Rival
FantasyDos rivales, dos mundos diferentes y una revelación inesperada.