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La nieve de diciembre caía por toda la ciudad de Los Ángeles y cada copo de nieve seguía al ritmo de la música, al menos era lo que ella pensaba.
Permanecía sentada en el sofá que estaba en su ventana, acariciaba a su mascota que estaba recostada en sus pies, mientras su cabeza estaba apoyada en el frío cristal.
Sus ojeras estaban marcadas, su nariz poco a poco recuperaba su color natural, había amanecido llorando. Las desgracias de la vida...
De repente vibró su teléfono, alertandola para que despegará su cabeza del cristal con cuidado, tomó el teléfono con su mano y vio que estaba pasando.
Dos notificaciones, una de la aplicación del banco, y otra de sus mensajes.
Habían enviado dinero a su cuenta, ¿pero quién?
Al abrir sus mensajes, vio uno del señor Gump, en el cual había una captura de pantalla y dos mensajes un poco extensos.
"¡Buenos días señorita Miller! ¿Como está el día de hoy?
Espero sinceramente que las cosas estén bien, y si se pregunta por qué le envié el dinero, se lo diré.
Había pagado una semana a cargo de nuestros servicios, pero usted se fue hace dos días, y su pareja se fue ayer, por lo que el resto del dinero sobraba. Pude habérmelo quedado, pero no es nuestro estilo. Así que le envié lo sobrante.
Ahora, sé que no es mi asunto meterme en este tipo de cosas, no defenderé a nadie, porque no los conozco lo suficiente. Pero solo le diré algo: "Siempre sale el sol después de la tormenta." Una frase que mi madre siempre me decía, y ahora quiero compartirla con usted.
Espero que tenga un buen día.
F. Gump..."
Cada vez que avanzaba por el mensaje, sus ojos se iban cristalizando, sus lágrimas llegaron y no pudo evitar sorber por la nariz, volviéndola a tornar de un color rojizo. Mostró una pequeña sonrisa y escribió en el teclado para responder:
"En verdad le agradezco señor Gump, significa mucho"
Al terminar de responder, empezó a invadirla una sensación que extrañaba, la energía suficiente para levantarse de ese sofá, y tomar una toalla, para tomar una ducha.
***
Era de noche, la verdad no había pasado algo emocionante, solo estaba sola, con su fiel compañera y comiendo helado para ver comedias románticas, o programas de misterio, que al fin y al cabo, eran una distracción.
Sintió como tocaban la puerta, los sentidos de Molly se activaron, levantando sus orejas y mirando fijamente, se levantó con rapidez para oler por la ranura en la parte baja de la puerta, para volver a ver a la chica, con una cara que decía "abre la puerta".
Apagó el televisor para levantarse lentamente, cerro el bote de helado y luego se dirigió a abrir la puerta, solo estaba una cara familiar, su compañero de trabajo, con el que había tenido una relación.
Estaba parado y al verla se formó una sonrisa en su boca, la chica abrió más la puerta, para dejarlo pasar, no había notado que las otras dos chicas estaban paradas ahí también, y entraron, sin hacer ni un ruido.
- Hola - saludó Keith, sin mover un músculo de su cuerpo.
- Hola - respondió sin ganas.
- ¿Estás bien? -
- N-No quiero hablar de e- sintió como era interrumpida por un abrazo de el, que ponía una mano en su cabeza y la movia suavemente.
- No quiero saber que pasó, quiero saber si estás bien -
Ella relajó sus brazos, y correspondió al abrazo.
- No, no estoy bien - balbuceó en su hombro.
- Está bien... - siguió acariciando su cabeza.
***
Estaba sentada en el borde de su cama, con las dos chicas frente a ella y el estaba sentado en el sofá de su ventana, estaban cruzadas de brazos y ella se apoyaba con la cama.
- ¿Que quieren? - preguntó con su tono perezoso.
- Nos, vamos, de fiesta - Camila soltó emocionada, dando una sonrisa. Ella seguía viéndolas con seriedad.
- No - se cruzó de brazos - No quiero -
- Se los dije - cantó Keith mientras veía su teléfono.
- No aceptamos un "no" por respuesta, vas a ir con nosotros, debes superar este tema - exclamó Aly cruzada de brazos.
Suspiró y se levantó de la cama, se dirigió al armario y lo abrió buscando algo, volvió a suspirar y se giró hacia ellas.
- ¿Que me pongo? - dijo para después dar una sonrisa de boca cerrada. Las chicas se miraron con emoción, para acercarse a ella a ayudarle.
***
Seguía sin contestar sus llamadas y sus infinitos mensajes, ni siquiera lo dejaba en visto, y eso en verdad le preocupaba.
Había pasado por su casa el día en el que regresó de las cabañas, las luces estaban apagadas, se acercó a la puerta pero su miedo le impidió tocar, solo había dado media vuelta y retomó su camino a casa.
Ahora estaba sentado en el sofá, sin hacer absolutamente nada, veia su teléfono pero aún así se sentía vacio. Solo se frustró y dejó con fuerza el teléfono a su lado.
Después de un rato había recibido una llamada, una de su nuevo amigo, que había conseguido su número antes de irse de ahí.
- ¿Hola? - preguntó esperando una respuesta al otro lado de la línea telefónica.
- ¡Hola hermano! - respondió Jack con bastante efusividad - Necesito un favor - eso hizo que Evan pellizcara en su entreceja.
- Claro ¿Que pasa? - respondió luego de suspirar.
- Iremos a un bar en la ciudad, pero necesitamos que alguien nos lleve, ¿te apuntas? -
Se tomó un tiempo en responder, luego habló.
- Claro, dime dónde estás -
Que raro es el universo ¿no?
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The Boy That I Saved (Evan Peters Y Tu) +18
Hayran KurguEres T/N Miller, una neurocirujana que trabaja en el hospital "Torrance Memorial". Al tener un día de descanso decides ir a relajarte en un café, ahí escuchas a una multitud que persigue a Evan Peters, decides salvarlo y empezar a hablar con el. ¿Po...