*ੈ✩‧9˚⊹♡

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NARRADOR OMNISCIENTE.

REALIDAD.

En lo que iba de la noche, todos se movían al compás de Jae-Beom. Admirando las obras, desde la mas pequeña hasta la más grande.

Mingyu en diversas ocasiones intentó tomar la mano de Lisa, pero aquella se rehusaba a hacerlo. Sentía de esos escalofríos malos, los cuales te calaban por los huesos. No era bueno.

Era malo.

La sensación de no estar bien junto a su esposo se estaba saliendo de control; rechazaba siempre que Mingyu buscaba algún tipo de acercamiento, o hacía el intento de besarla. No pasó desapercibido por Rosé o por Jennie, las cuales de vez en cuando, sin proponérselo también chocaban miradas.

Lisa caminó pasos lejos de la exposición, admirando otros cuadros, esperando con paciencia que las personas se dispersaran y su objetivo quedara a solas. Porque su mirada, y no le costaba admitirlo, que toda su atención estaba puesta en la hermosa castaña, la cual llevaba un hermoso vestido negro, con una abertura en su pierna.

Que la belleza de la castaña parecía ser la que más deslumbraba. Su caminar, su sonrisa en el momento que Jae-Beom le decía algo. No era normal la de mariposas que se acumulaban en su ser cuando la castaña buscaba a la Tailandesa. Pasó saliva y suspiró, tratando o más bien, asegurándose de no ser tan obvia.

Escapando de las garras de su esposo, se escondió entre la multitud que la felicitaba por sus obras, conversaba de vez en cuando con las personas, eso hasta que a la lejanía, agudizó la vista y capturó a la castaña. Sola. Observando sus obras.

Se disculpó con las personas, y avanzó hasta Jennie. No hizo ruido, más bien, fue lo más discreta posible. Asegurándose que Mingyu estuviera inmerso en sus conversaciones y que Jae tampoco pudiese interrumpir el momento.

—Parece gustarle mucho —habló.

—Ay —Jennie se giró sobresaltada, posando la mano en su pecho—. Me asustó, Señorita Manobal.

—Lisa o Lalisa –dijo con una pequeña sonrisa—. ¿Es tu favorita? —dijo refiriéndose a la pintura.

—Oh... sí, hasta el momento ha sido la que más me gustó. ¿En que se inspiró? —quiso saber Jennie.

Lisa se encogió de hombros, —No lo sé. Si te soy sincera, ni siquiera lo recuerdo.

—¿En su matrimonio? —preguntó por curiosidad.

—No. Nunca me inspiré en nada por mi matrimonio —respondió con sinceridad—. Nunca pensé que su novio sería Jae-Beom.

—No —contestó Jennie con rapidez—. No es mi novio, es mi...

—¿Su casi algo? —enarcó una ceja esperando la respuesta de Jennie.

—Tampoco —exhaló—. ¿Por qué le interesa saberlo, Lalisa?

Curiosidad —se encogió de hombros-. ¿Nunca has sentido curiosidad por nada?

—Sí. Esta noche tengo más curiosidad que todos los días. Por ejemplo —hizo una pausa, se giró y encaró a Lisa–, ¿por qué se tomó el tiempo de comprar los libros y llevarlos a mi biblioteca?

Lisa tomó una bocanada de aire, y asintió muy lentamente, no esperaba aquella pregunta. Y sí a eso iban, ella tampoco la sabía; ni mucho menos el porqué lo hizo tan pronto. La castaña era hermosa, pero otra cosa que no podía responderse era el hecho de no apartar la mirada en toda la noche de ella.

Both (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora