Both (Jenlisa)

*ੈ✩‧14˚⊹♡

NARRADOR OMNISCIENTE.

PARALELO.

—Hay posibilidades de que alguien más esté ayudando a Liam, ya que él no fue el que envió esta carta —comentó Mingyu—. Lo tengo más que vigilado, tiene prohibido llamadas, cartas, y demás cosas. Yeji por igual. Esas personas no verán por mucho tiempo la luz del día.

—¿Y quién crees que sean? —preguntó Jisoo.

Mingyu ladeó la cabeza, —Los verdaderos padres de Jennie.

Para la coreana ya de por sí era increíble el como las personas querían hacerle daño a Jennie, sin la castaña haber tenido un mínimo de culpa. O haber hecho algo en contra de esas personas, pero ahora más que nunca estaba convencida de que nadie tiene la vida comprada.

Jisoo se colocó de pie y se cruzó de brazos pensativa.

—¿Por qué harían eso? —inquirió la coreana.

Mingyu se recostó del sofa de Jisoo, la cual le había permitido entrar a su departamento para conversar un poco, y terminar en el tema de Jennie. Después de todo, Mingyu estaba dispuesto a confesarle la verdad a Jisoo, siempre y cuando aquella le prometa guardarle bien el secreto.

Y no confesarlo al mundo, aunque alguien la obligué a decir las cosas, Mingyu siempre estaría ahí para salvarla. Así se lo prometió a Rosé.

—Porque sí, Jisoo –Mingyu tomó una pausa—, porque saben que Jennie tiene el dinero, y tiene el poder que ellos quiere.

—¡Pero matándola no van a conseguir nada! —explotó Jisoo.

—No quieren matar a Jennie —explicó el chico—. Quieren a Lisa, porque es la manera en la que pueden herir a su propia hija.

Jisoo se detuvo un segundo, y empezó a hacerse un cuestionario a sí misma de preguntas que solo mingyu podía responder. Entrecerró la mirada hacia el chico, frunció los labios, y su cabeza iba pieza por pieza, resolviendo encuestas con respuestas incorrectas.

—Mingyu, ¿tú cómo sabes todo eso? —entrecerró la vista—. Y quiero que seas sincera.

Mingyu exhaló, —Jisoo.

—Dime la verdad —miró fijamente al chico—. Por favor.

—Puedo ver el futuro y el pasado, puedo ver todas las realidades en las cuales has estado, Jisoo. Todas y cada una de ellas —confesó.

El chico sabía perfectamente lo que ocurriría después de aquí, por eso no tuvo mieod de confesarle la verdad a la chica de la cual estaba destinado. Por eso la miró a los ojos y fue sincera con ella. Sabía desde un inicio como se encontrarían, lo que ocurría entre todos.

Y le daba algo de miedo el final, y que por saberlo, terminara siendo todo lo contrario. Terminar enamorándose de una chica que no siente lo mismo por él le daría pavor. Recolectó todo el valor, y no se movió de su lugar, ni mucho menos salió corriendo. Jisoo se dejó caer en el mueble individual, con las manos en su rostro.

Creyéndose lo que para ella era una broma de mal gusto, hasta ver el rostro de Mingyu, el cual no guardaba ni un poco de gracia en sus facciones. Sino que asentía, confirmándole que era verdad.

Jisoo se echó el pelo hacia atrás, siendo un poco más creyente de esas cosas, pero nunca afirmando nada con exactitud. Su corazón se hizo pequeño, se remojó los labios y dejó que las lágrimas rodaran por su mejilla. Mingyu siempre supo que ocurriría con Rosé.