✩｡:*• Imaginas/OS con Leon S. Kennedy ✩｡:*•
✧ Cada capítulo contiene una historia diferente al resto, en algunas ocasiones pueden ser consecutivas (tomando no más de dos o tres capítulos de duración, a excepción de algunas consideraciones).
✧ Conten...
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Audiencia: 18+ «sexo explícito» ¿HARD? Apariencia: Leon Kennedy, Resident Evil: Death Island.
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El viaje en aquél barco no había sido tan malo después de todo, desgraciadamente no habías corrido con la suerte de dormir sola, compartías aquella habitación con nada más y nada menos que con Leon S. Kennedy. El agente secreto más "sexy", o como solías escuchar los murmullos de las femeninas en tu área de trabajo.
Ambos estaban siendo dirigidos a una importante reunión en una de las islas privadas que tenía el presidente de los Estados Unidos, propiedad exclusiva únicamente para la revelación de posibles amenazas y determinación de planes y estrategias en respuesta.
Te solías llevar bien con Leon Kennedy... a veces. Digamos que su humor en situaciones serias no siempre te simpatizaba, y mucho menos cuando se metía contigo directamente haciendo pequeños comentarios sarcásticos.
Como sea, habían pasado ya cuatro días desde que estaban viajando juntos en aquella pequeña recámara, deseando llegar de una vez por todas al punto de encuentro de aquella importante isla.
No hablaban mucho. De hecho, no hablaban casi nunca. La mayoría del tiempo no solías salir de la habitación, caso contrario en el que Leon sí; de hecho solía regresar a la habitación muy tarde por la madrugada, la mayoría de las veces ebrio, pero por suerte encontrándote "dormida" casi siempre.
Aquella noche te preparabas para irte a dormir, como era de costumbre, te encontrabas sola. Acababas de salir de la ducha e ibas a cepillarte los dientes para dar por terminada tu rutina nocturna.
Dejaste la puerta de aquél pequeño baño abierta, pues no ibas a demorar mucho tiempo en salir. Tomaste tu cepillo de dientes y lo mojaste un poco, en tal acción Leon entró a la habitación como si nada.
Lo miraste desde el marco de la puerta levemente confundida y sorprendida a la vez, pues como era de costumbre, él siempre llegaba por la madrugada.
No te miró, solo tomó asiento sobre el pequeño sofá a lado de la puerta y procedió a quitarse los zapatos para reemplazarlos por sus pantuflas.
Lo fulminaste con la mirada y seguiste con lo tuyo. Le pusiste pasta dental a las cerdas de tu cepillo y lo metiste a tu boca cepillándote los dientes rápidamente mientras te veías al espejo.
Leon se puso de pie y caminó hasta el baño, lo miraste entrar y posar suavemente sus manos en tu cintura mientras se agachaba brevemente a recoger su cinturón del suelo.
