✩｡:*• Imaginas/OS con Leon S. Kennedy ✩｡:*•
✧ Cada capítulo contiene una historia diferente al resto, en algunas ocasiones pueden ser consecutivas (tomando no más de dos o tres capítulos de duración, a excepción de algunas consideraciones).
✧ Conten...
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Audiencia: 18+ «sexo explícito» Apariencia: Leon Kennedy, RE4 Remake.
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Caminaba descalza por el bosque. Sentía cada una de aquellas hojas y ramas secas crujir bajo mis pies, pero, extrañamente, no sentía frío, o dolor. Era una noche despejada, aunque no podía ver la luna en el cielo. Sin embargo, el sendero frente a mí estaba iluminado por una luz suave y etérea que no lograba entender del todo. Luciérnagas volaban a mi alrededor, como pequeñas estrellas que danzaban en la penumbra, mientras los árboles, altos y oscuros, se alzaban a mi alrededor como guardianes silenciosos.
Había algo en el aire además de la densa neblina, una fuerza que me guiaba. No la comprendía del todo, pero tampoco podía resistirme a ella. Continué andando mientras apartaba aquellas ramas y arbustos de mi alrededor, abriéndome paso hacia donde quiera que esta me guiara.
A lo lejos, escuché el murmullo de una cascada, rompiendo la quietud de la noche. La curiosidad me empujó a seguir, y pronto, los árboles comenzaron a abrirse paso, dejando ver un lago cristalino iluminado por las estrellas. La cascada caía suavemente, sus aguas brillaban con una luz casi irreal, como si todo estuviera envuelto en un sueño.
Y entonces lo vi.
Allí, de pie al lago, estaba él. Alto, muy alto, de piel blanca como la porcelana y músculos definidos, casi angelical en su apariencia. Su cabello dorado que caía sobre sus orejas, y aunque apenas llevaba ropa, había algo divino en su presencia, como si fuera parte de ese paisaje de fantasía.
Trago en seco cuando nuestros ojos se encuentran de inmediato, como si hubiera estado esperándome. Son de un azul celeste cristalino, brillan y me atraen aún más. Casi encontrándolos magnéticos. Gira el rostro sobre su hombro y una pequeña sonrisa ladina aparece en sus labios rosáceos.
Mi corazón comienza a latir más rápido. No era solo su belleza lo que me atraía; era algo más, algo profundo que no podía controlar. Intento retroceder, pero mis piernas no responden a mi orden, en cambio, él se gira por completo, y con su dedo anular me indica que me acerque.
Entreabro los labios, jadeante, entonces me doy cuenta de que no puedo retroceder, sino solo avanzar. Hago lo que me pide, caminando lentamente hacia él. Sus ojos brillan aún más y su sonrisa se ensancha, pero aún sigue siendo un tanto discreta.
Una sensación de calor, de deseo, me envuelve con cada paso que doy hacia él. El aire a mi alrededor se vuelve más pesado, cargado de una energía extraña, pero embriagante a la vez.
