†CAPITULO 9: ORGULLO†

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†CAPITULO 9: ORGULLO†

Como con el pecado, así será con lo de la culpa; una misma ley tendrán; lo ofrecido será del sacerdote que habrá hecho la reconciliación. (Levítico 7:7)

Pattaya [1960]

| Mediados de Noviembre|

Barcode estaba formándose para recibir la comunión en su escuela, por obligación... no podía salirse de la fila, y no le importaba nada si la hostia quemara su garganta, la muerte podría ser más amable que sentir el dolor de un desamor. Había pasado otra la semana insultando al sacerdote de mil maneras diferentes, ni siquiera sabía cómo iba a decirle a su padre que ya no iba a volver al templo, que no iba a volver a ver a Jeff Satur y que tampoco estaba en el coro.

Su vida se estaba poniendo complicada de nuevo sin ni siquiera esforzarse un poco. Terminó la misa diaria de su escuela y logró ir a clase... en efecto, no consiguió prestarle atención a ninguna, en su cabeza solo había lugar para las crueles palabras de ese sacerdote, maldita sea el momento en que se enamoró como un tonto de alguien prohibido.

– No seas estúpido, Barcode – sollozó en el baño mientras se limpiaba las lágrimas – Jamás te vas a arrepentir de amarlo.

Decidió tomar otra ruta a casa, una que no involucrara el templo, no quería ver a Jeff ni en pintura, al menos no por ahora, no quería que lo viera derrotado. Goleo algunas piedras por el camino hasta el parque central, quizá si tomaba algo de aire podría organizar sus pensamientos, algo tenía que idearse para que su padre no enloqueciera de nuevo y lo golpeara, o peor, quizá hablara con Jeff... ¿y que le diría este a su progenitor?

Barcode se detuvo, atrás suyo venia alguien caminando.

– Hola – saludó

Barcode parpadeó hacia Malee – Hola – le sonrió, recordó con gracia todo lo que Malee le confesó a Jeff en el confesionario aquel día en que ambos estaban... bueno, aquel día que fue feliz.

– Barcode ¿verdad?

Como si no lo supieras bien, pensó Barcode pero asintió de todos modos, estiró su brazo hacia él.

– Un placer –

El joven le estrechó la mano a Barcode – Eres... mi vecino, y vas a mi escuela ¿no?

– Sí, a un año más que tú – respondió Barcode con una sonrisa amable.

Malee asintió, se veía nervioso y Barcode prácticamente ya sabía porque, era extraño... que la persona que te ama, te hable y tu sepas la verdad, pero no puedas decir nada porque Malee se confesó ante un sacerdote no ante él. Ambos comenzaron a caminar juntos por la acera hacia el parque, Barcode no quería regresar a casa y Malee se veía a gusto charlando sobre las materias y las vacaciones de invierno.

Un balón llegó rodando hacia él, Malee lo recibió con una bonita sonrisa en sus labios delgados. Barcode alzó la vista hacia la cancha del parque, había un grupo de niños jugando con un adulto, y para su sorpresa, ese adulto era el sacerdote del templo... Jeff.

– ¡Por aquí, por aquí! – gritaban los niños

Jeff se enderezó, su rostro estaba rojo por el sol, esas lindas mejillas brillantes, parecía un niño grande y la enorme sonrisa que tenía se fue desvaneciendo cuando vio a Barcode en la acera apoyado en un árbol y a Malee a un lado con el balón en sus manos.

– ¡Ahí te va! – exclamó Malee lanzando el balón

Barcode le contuvo la mirada a Jeff por un par de segundos sin poder hacerlo por más tiempo, le dolía el alma de solo saber que ese hombre lo despreciaba tanto. Una vez Jeff tuvo el balón comenzó a jugar de nuevo, sin prestarle la más mínima atención a Barcode, lo vio reír con los chiquillos y sudar, él estaba bien, y Barcode deprimido en soledad por un amor no correspondido, o quizá correspondido, pero a él le daba miedo. Y a pesar de todo, no podía culparlo.

¡Qué basura de vida! Tomó el codo de Malee de forma inconsciente.

– Ven, vamos – lo apuró – Hay una cafetería cerca y venden...un té delicioso.

La cafetería no quedaba muy lejos del parque pero al menos ahora había marcado distancia con el sacerdote. Pidieron dos té y se compartieron una mesa, nadie habló mucho, aunque Malee de vez en cuando le contaba cosas que Barcode no pedía, y cuando lo miró a los ojos supo que estaba haciendo mal, no podía ilusionar a Malee... no después de haberlo escuchado confesarse en la iglesia, Barcode no era así de malo, él sabía lo feo que era un amor... no reciproco.

– Disculpa, Malee – se colocó de pie, colocó algunas monedas en la mesa – Tengo cosas que hacer, nos vemos después.

No esperó a que Malee se despidiera, trotó hasta su casa evitando el parque y el templo, se demoró un poco más pero para cuando llegó, su padre lo esperaba con una fusta de cuero en su mano, Barcode le tembló la mandíbula, le habían enviado una carta del colegio donde decía que en toda la mañana no participó en ninguna clase. No quiso explicar el porqué, prefirió aguantarse un par de golpes, no era la primera vez y ya está acostumbrado.

Para cuando comenzó la semana, Barcode tenía en las piernas varios hematomas producto de su desobediencia e historia. El domingo había tenido una acalorada discusión con su padre por no ir a la iglesia, pero... ¿A que iría? Si Jeff lo había echado, por eso se ganó varios azotes más, ¡que se vaya al diablo! Barcode quería huir pero no podía, no todavía al menos. Quería odiar a Jeff también, pero no podía, en vez de eso lo amaba, y cada día lo hacía más, era una verdadera tortura. Lo amaba porque a pesar de que se comporto como un acosador al principio, Jeff jamás le puso quejas a su padre, se aguantó tantas cosas, y seguramente le oro a Dios para que Barcode no regresara, y sin embargo, trató de ayudarlo honestamente...

– Fui yo el estúpido que lo arruinó todo – sollozó Barcode sentado en la última fila del templo un miércoles en la noche.

La misa apenas iba a comenzar pero Barcode se encontraba allí y ni siquiera sabía porque había llegado a ese lugar que odiaba tanto. Encontró la razón sentado a unas diez filas de distancia junto al altar, parecía absurdo en sus pensamientos, y Barcode se consoló mirándolo desde la penumbra. Era tan hermoso. Cabello oscuro y siempre bien peinado, tes clara y delicada, labios delgados pero rosados, mejillas afiladas, cejas gruesas y oscuras, cuerpo delgado y firme... tenía buena altura...

– Bendito seas, Jeff Satur – murmuró Barcode 

[Créditos]

Mis niño está sufriendo...

¿Les está gustando el maraton? 

Esta historia está casi terminada, así que quizá les suba otro jeje 

Un beso. los leo 

TAKE ME TO CHURCH - JEFFBARCODE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora