†CAPITULO 23: CRUCIFICADO†

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†CAPITULO 23: CRUCIFICADO†

Hice un pacto con mis ojos, ¿cómo podía entonces mirar a una virgen?(Job 31:1)

Pattaya 1960

|Mediados de Diciembre|

Jeff se detuvo...

En la mitad De la Iglesia estaba Barcode arrodillado, llorando.

Jeff pudo ver como su pecho subía y bajaba erráticamente, su propio corazón se doblegó de dolor al verlo así y saber que él había sido el causante de tanta maldad, Barcode no se lo merecía, si bien él era un demonio, también era su ángel, indiscutiblemente.

Se acercó a él, y tan rápido como llegó, se arrodilló...

– No te fuiste – musitó Jeff tomando sus mejillas entre sus manos con una enorme felicidad creciendo en su pecho.

Barrió las lágrimas lentamente, no quería verlas, no quería ver a ese hermoso joven llorar. Barcode iba a decir algo, estaba seguro de que lo haría pero Jeff prefirió besarlo, no quería escuchar nada más, no quería discusiones, solo deseaba estar con él, deseaba estar adentro de él. Sentirlo más cerca que nunca, estuvo a punto de perderlo todo, de perderlo a él.

El beso se profundizó, como si estuvieran nadando en medio del oceano, sus lenguas se encontraron y Jeff solo pudo abrazarlo y montarlo encima de su regazo, con las piernas de Barcode a cada lado, el joven se apegó más a él, lo único que deseaban eran fundirse en el otro, nada más que eso.

Las manos de Barcode viajaron rápidamente a su propia ropa de dormir y comenzó a despojarlo, Jeff no se contuvo en ningún momento y lo imitó sin dejar un segundos sus labios, su delicioso y terso cuello, ese perfume a flores que usaba... era embriagante. Pronto, solo había piel con piel, restregándose contra sí, moviéndose hacia adelante y el sacerdote hacia él con anhelo por probarlo todo, necesitaba a Barcode más que respirar.

El sacerdote inclinó la cabeza para atrapar uno de los pezones de Barcode con su boca, lo llenó de saliva, y así mismo, lo masturbó, era música para sus oídos los gemidos de Barcode, sin contenerse, sin explicaciones, sin vergüenzas, solo eran ellos dos, dos hombres, adorándose en medio de un templo católico, rodeado de objetos sagrados, de bancas que mañana ocuparían los feligreses, con el cristo crucificado encima del altar observándolos, la dulce poesía que salía de los labios de Barcode era el cántico que los ángeles envidiarían.

Sin poder soportarlo más, Jeff se quitó el rosario de su cuello, tomó las manos de Barcode y sin pensarlo demasiado, lo ató y colocó sus manos por encima de su cabeza, sosteniéndolo y suavemente tumbándolo hacia atrás.

– Jeff – gimió, Dios... su nombre nunca había sonado tan hermoso antes.

El sacerdote cerró su mano en las muñecas de Barcode sintiendo las cuentas enterrándose en la piel de ambos, se ubicó en medio de las piernas del joven y con su mano libre lubricó la entrada del joven con saliva y su propia humedad, Jeff sentía que de no tenerlo, explotaría.

Se introdujo en él, provocando un grito que resonó por todo el templo, Jeff sonrió contra la mejilla de Barcode, mordió suavemente y comenzó a moverse, enterró su rostro en el cuello de Barcode y succionó, sabía a gloria. La mano de Jeff nunca dejó las atadas de Barcode por encima de su cabeza, el rosario vibraba por las embestidas, rápidas y duras, muy duras, profundas, tocando cada terminación nerviosa que Barcode pudiera tener en aquel canal profanado.

El más joven cerró los ojos con fuerza y mordió su labio hasta que sangró porque de no hacerlo, gritaría tan fuerte que toda la comunidad se enteraría qué demonios estaba sucediendo en ese templo a esas horas de la madrugada. Jeff volteó su rostro y en medio de un posesivo, exigente y salvaje beso bebió su sangre, algo tan prohibido pero tan erótico no debería ser prohibido, no debería ser atacado, algo como lo de ellos no debería ser... clandestino.

El orgasmo alcanzó a Barcode con su piel brillante por el sudor, las muñecas adoloridas y las rodillas abrazando a Jeff, temblando. El sacerdote lo siguió después, llenando el interior de Barcode de forma cálida y única. Barcode suspiró, satisfecho y feliz, Jeff comenzó a quitar el crucifijo viendo las marcas en la suave piel del más joven.

– Volviste – Barcode dijo sin aliento

Jeff rozó sus labios y lo abrazó contra su cuerpo...

Miró a cristo crucificado y apretó más a Barcode.

– No vas a quitármelo... – musitó Jeff 

––

¿QUE TAAAAAL? 

Ya no falta nada para que termineeeee

Hoy se sabe en que termina esto... 

Lxs quiero mucho! 


TAKE ME TO CHURCH - JEFFBARCODE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora