†CAPITULO 18: CONFESIONARIO†

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†CAPITULO 18: CONFESIONARIO†

Por encima de todo, vístanse de amor, que ese es el vinculo perfecto . (Hechos 16:31)

Pattaya 1960

|Inicios de Diciembre|

Era martes, y Jeff se encontraba desde las ocho de mañana haciendo confesiones, una tras otras, escuchando uno pecado tras otro, algunos... realmente preocupantes y otros básicamente simples. El ultimo hombre que atendió estaba confesandose, era el señor Anong, muy reconocido en la comunidad ¡y vaya confesión!

– Lo que sucede, padre Satur, es que... en mi trabajo suelo ver a las empleadas bajo la falda cuando suben por las escaleras, he tratado de dejarlo... pero no puedo, padre, la tentaciones me carcome y caigo rendido en ella...

Jeff enmarcó una ceja con ganas de gritarle: ¡Bastardo degenerado! Pero claramente, él no podía hacer una cosa como esa... así que le puso la penitencia más larga que tenía y lo dejó ir porque no quería escuchar más cosas así, ¡qué desagradable! Sin embargo... ¿él realmente podía juzgar los pecados ajenos justo cuando él era un pecado en potencia? Es decir, tuvo sexo encima de artículos sagrados, ¡encima de la biblia! ¡Dios sacramentado!

Barcode entró de pronto al confesionario, arrodillándose en frente de Jeff ya que el espacio era reducido por lo que a duras penas cabían adentro.

– ¡Jesus todo poderoso! ¿que haces aquí? ¡Largo! – ordenó Jeff en un susurro molesto

Barcode hizo un mohín – No me digas eso, anoche no hablamos y el domingo tampoco. Déjame ¿si? –

– Pero estoy confesando, es algo privado. ¡A demás, nos puedes descubrir, Barcode! –

Barcode negó, sus cabellos se batieron con el movimiento.

– No hay nadie afuera, tranquilo

– ¡El señor Anong está en su penitencia!

Barcode alzó las cejas – No, de hecho, lo vi irse.

Jeff se desinfló, ese pecador bastardo... ¡enserio, señor Anong! ¿Se había ido después de semejante confesión?

Barcode se movió para colocar las manos encima de las rodillas de Jeff, apoyó su barbilla en ellas.

– Code... ¿qué haces aquí? Los martes tengo mucho trabajo, no puedo darte mi tiempo –

– Solo quería darte las gracias – dijo Barcode – Realmente, papá no supo explicarme que le dijiste, pero gracias por lo que sea que le hayas dicho sobre mí, está muy amable conmigo.

Jeff sonrió, agradecido con Dios por que sus oraciones fueron escuchadas, no lo había desamparado después de todo. Acarició el cabello de Barcode con sus dedos.

– Todo lo que le dije fue cierto, de hecho, me mostré muy honesto, le dije que eres un joven valioso y maravilloso – dijo Jeff, Barcode comenzó a llorar, unas gruesas lágrimas bajaron por sus mejillas, así que el sacerdote se encargo de limpiarlas con sus pulgares – Code, no llores, me partes el corazón... No quiero verte llorar nunca más ¿si?

Se inclinó y lo besó firmemente en los labios. Barcode sonrió contra sus labios porque Jeff amaba que hiciera eso y porque se sentía tan feliz. Pasaron los minutos y ambos no se habían despegado el uno del otro, no hasta que escucharon las campanas que indicaban el comienzo de la eucaristía.

– La misa ya va a empezar – musitó Barcode – Creo que debo salir

– No, Code, quédate – dijo Jeff

– Pero... las personas...

– Nadie vendrá aquí, es un confesionario – Jeff palpó su regazo – Escuchemos la eucaristía juntos.

Barcode sonrió y se levanto para sentarse en el regazo de Jeff y rodear sus hombros con un brazo.

– ¿El padre Mile no preguntara por ti?

Jeff bajó un hombro – Quizá, pero no importa –

Barcode se relajó y apoyó su frente en la cien de Jeff solo para golpear un besito al lado de su ojo y que este guiñara divertido, ambos se sonrieron. Fue la mejor misa para Barcode y casualmente, para Jeff también. Por supuesto que participaron, pausaban los mimos y caricias para responder: "Amén" o "Alabado sea Dios" como los otros feligreses. Eran una pareja tan enamorada, actuando cariñosos como recién casados, en el idilio del amor. Se sonreían, habían pequeñas caricias, besos cortos y mordidas sin ningún fuerza en todas partes, orejas, labios, barbilla, cuello... manos entrelazadas encima del regazo de Barcode, suspiros, largas miradas, sonrisas tontas, susurros, cumplidos y por supuesto cuando llegó el grato momento de dar la paz...

Ellos se comieron a besos.

– Oh... – Barcode hizo un puchero – La misa se ha acabado muy rápido para mi gusto.

Jeff apretó los labios para no reír, las personas seguían allí afuera.

– Mmm, así que... ¿ahora eres católico y muy religioso? –

Barcode lo miró – ¡Claro! Por ti, me volvería monje, incluso me raparía la cabeza –

Jeff esta vez sí soltó una risita entre dientes – Eres un tonto – le dijo con cariño antes de pellizcarle la mejilla. Barcode se acercó a su oido.

– Mm, sigamos rezando ¿sí?

Jeff creyó que ya estaba delirando, pero nunca nadie le había dicho semejante cosa de una manera tan... seductora. Barcode le besó la mejilla y jugueteó con el rosario en el cuello de Jeff.

– Dime, ¿Cuántas cuentas hay en este collar? – preguntó

El sacerdote suspiró – Se llama santo rosario, Code – dijo primero dandole una de sus miradas – y tiene setenta cuentas, joven curioso – dijo antes de depositar un beso en los labios de Barcode.

– Mm, si... soy curioso no puedo negarlo – continuó jugando con el rosario – veo que hay unas más grandes que otras.

– Cada decenio de cuentas pequeñas se separa por una cuenta más grande... – Jeff abrió los ojos – Un momento, ¿quieres rezar el rosario?

Barcode sonrió, asintiendo... – Pero a mi modo – dijo Barcode cambiando de posición, se sentó ahorcadas de Jeff – Te besaré una vez por cada cuenta pequeña – propuso mientras le quitaba el rosario y sostenía una de las bolitas entre sus dedos – Uno – contó dandole un beso en la mejilla izquierda de Jeff – Dos – un beso en la frente – tres – en el ojo derecho – cuatro – en el ojo izquierdo – cinco – en la punta de la nariz recta de Jeff – seis – en la mejilla derecha – siete – en el mentón – ocho – en el cuello – nueve – entre las cejas – diez – en los labios.

Jeff tenía los ojos tan brillantes y cálidos, rodeaba con sus manos la cintura de Barcode.

– Mm... has terminado con las primeras diez cuentas, ¿qué harás con la cuenta grande? – preguntó

Barcode juntó sus cejas comenzando a abrir la sotana, luego la camisa negra y el pantalón del sacerdote...

– Bueno, ya que lo preguntas – Barcode se inclinó y lamió el hombro desnudo de Jeff – Por cada cuenta grande voy a dejar que me la metas... –

Jeff abrió los ojos – No tenemos ese líquido que utilizamos la otra vez... – Jeff respiró – No quiero lastimarte...

Barcode sonrió, pasó sus dedos por todo el pecho de Jeff...

– No te preocupes por mi – le dijo – ¿Recuerdas cuando te dije que tu no podías lastimarte? Bueno, de la única manera que nos haremos daño será de esta.

Como diría Jeff sacerdote: ¡JESUS SACRAMENTADO!

Jajjaja

Bueno hasta aquí llego el maraton

¿Les gustó? Los leo muccccchoooooooo

Los tqm 

TAKE ME TO CHURCH - JEFFBARCODE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora