†CAPITULO 16: SOBRE EL ALTAR†

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†CAPITULO 16: SOBRE EL ALTAR†

Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, las cuales son: inmoralidad, impureza, sensualidad. (Galatas 5:19)

Pattaya 1960

|Finales de noviembre|

Barcode estaba en una sola pieza.

Tenía el rostro contraído por el asombro y terror.

Miraba el aparato incrustado en la piel de Jeff.

– Es un Sicilio – explicó el sacerdote – Era necesario...

Barcode parpadeó – ¿No usaban eso en la inquisición? Es un aparato de tortura, Jeff.

Jeff miró indiferente el artefacto, luego se separó de Barcode.

– Al menos tengo que sufrir por la falta de voluntad – replicó – No puedo seguir así, como si nada malo hubiese sucedido. He roto mil regresas, necesito un castigo ejemplar.

Barcode cerró los ojos, parecía implorando al cielo por paciencia.

– No hay nada malo en esto. De todos modos, ¿hace cuánto tienes ese aparato allí?

Jeff lo miró apenado – Lo coloque anoche pero lo quité, el dolor era insoportable, así que volví ponerlo esta madrugada –

Barcode negó furiosamente acercándose. Colocó una mano encima del pecho desnudo de Jeff y la arrastró suavemente hacia el aparato, con cuidado desanudó el sicilio y este cayó al suelo de la capilla haciendo un sonido de tíntineo, el metal salpico sangre.

– No voy a permitir que te hagas daño – dijo Barcode

El joven se inclinó para besar el pecho desnudo del sacerdote quitando del centro el crucifijo. Jeff acarició su cabello y cuando el más bajo levantó la mirada, recibió otro dulce beso en la boca. Barcode no se alejó ni un segundo, rodeó el cuello del sacerdote con sus dedos y se impulsó para pegar más sus cuerpos, las manos de Jeff se cerraron en el hueco de su cintura, justo encima de su espalda baja, sentía mariposas revoloteando por todo su estómago.

El beso se convirtió en uno que jamás habían compartido. Jeff había desechado la idea del sicilio, estaba jodido, así que no iba a parar, no cuando su corazón se agitaba con fuerza y cuando su piel se sentía caliente, no iba a parar ni a dejar de pecar si eso significaba que tendría a Barcode para siempre. Un pequeño gemido salió de sus labios cuando fueron mordidos.

– Tu y yo nacimos para amarnos – gimió Barcode arrastrando sus manos por todo el pecho de Jeff hasta dejarlas de nuevo en su cuello, le hablaba encima de los labios entreabiertos – No dejaré que lastimes lo que me pertenece.

Jeff gimió en voz alta cuando el joven empezó a besar, morder y lamer su cuello. Fue tan fuerte la sensación, que sirvió para que el sacerdote sintiera su miembro crecer, y sus gemidos fueron tan satisfactorios para Barcode que también pudo sentir el de él hincharse contra su parte baja. Pronto la ropa de Jeff fue retirada, allí en la capilla, dejándola encima de las bancas, tirada en la alfombra granate, no importaba. El sacerdote sentía que podía derretirse allí mismo, los labios de Barcode estaban en su pecho, quitándose así mismo sus pantalones.

El más joven tiro su cabeza hacia atrás para ver por fin el esbelto cuerpo de Jeff desnudo. Su hermano piel blanquecina hidratada, tersa, bonita... miró su abdomen, ligeramente cincelado con líneas, en la parte inferior se marcaban dos que guiaban hasta su miembro... oh Dios, ¿esa piel había sido maltratada? No, la piel de Jeff era justo para ser besada, mordida, lamida... no para ser lastimada por un objeto de crueldad. Se acercó para pasar su lengua su lengua por la manzana de adán del moreno y este levanto automáticamente la cabeza para darle acceso. Barcode no dudo en sonreír, Jeff estaba siendo cooperativo, él también quería sentir. Subió suavemente y mordió su mandíbula mientras su mano rodeaba el miembro del sacerdote y comenzaba a masturbarlo.

TAKE ME TO CHURCH - JEFFBARCODE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora