†CAPITULO 8: SANTOS†

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†CAPITULO 8: SANTOS†

Porque Dios no nos ha llamado a impureza, sino a santificación (Tesalonicences 4:7)

Pattaya 1960

|Mediados de Noviembre|

Kim descansó los hombros después de acabada la santa misa.

Por fin tendría un momento para descansar, la tensión acumulada en los hombros lo estaban matando. Había decidido que oraría un poco mientras llegaba la hora de cerrar la iglesia.

– Padre nuestro que estás en los cielos...

Barcode entró con toda su audacia y alegría a la sacristía, aferrándose a la espalda de Jeff, perturbándolo pero entonces, aclaró su mente, no iba a permitir que el pecado arremetiera contra su fe y su oración, solo eran distracciones del demonio. Con determinación, alejó a Barcode casi de forma brusca.

– Santificado sea tu nombre, venga a nosotros...

Volvió a abrazarlo con más fuerza y esta vez sujetando su cintura. Jeff cerró los ojos, pidiendo paciencia, valor y fe, más fe. Esta vez, lo alejó y lo encaró, Barcode tenía las cejas arriba y ambas manos en alto.

– Quería abrazarte desde hace una semana, te extrañé – susurró

Jeff parpadeó. – No deberías desear algo como eso – su voz salió calmada pero más dura de lo que pretendía con él – ¡Estamos en la casa del señor, Barcode! Ten más respeto y guarda tus pensamientos para ti mismo.

– Mm, creo que hemos hecho cosas peores en la casa del señor, un simple abrazo no va a mandar a nadie al infierno – dijo Barcode cruzando de brazos y tanteando el piso por su pie.

Jeff abrió y cerró la boca, anonadado... y todavía tenía el descaro de recordarle toda su desfachatez, Jeff tenía muy claro en lo que había fallado, no tenía porque pincharle el corazón recordando lo miserable que estaba siendo al parte su fe y vocaciones por el placer y la lujuria maldita... ¡por otro hombre!

– No tienes que decir lo que ya se – gruñó Jeff aferrándose a su escapulario.

Barcode enmarcó una ceja – Tranquilo, también vine a hacerte compañía... y a decirte que pienso mucho en ti, sobretodo en las noches... – parpadeó inocentemente.

¿De dónde había salido ese joven tan... tan...? ¿Y si era un demonio? ¡Dios, Jeff estaba alucinando! Barcode no era ningún demonio, era el pecado andante. ¿Por qué era tan osado? ¿Por qué no pensaba antes de hablar? ¿Por qué no sentía respeto por nada ni nadie?

– Barcode – llamó, tenso – Has venido a la eucaristía, has atendido a la palabra del señor y lo peor de todo, ¡has comulgado! ¿cómo puedes decir esas cosas?

Barcode parecía no entender – ¿Qué tiene de malo decir que extrañé?

– ¡Porque no es correcto! ¡No lo es y has comulgado! Has recibido el cuerpo del señor varias veces pero a la misma vez, has pecado con él en la boca – refutó Jeff al borde de la locura.

El más joven asintió – Bueno...

– No puedes comulgar más.

Barcode se encogió de hombros.

– Bueno.

– Y no puedes abrazarme – Jeff observó como el rostro de Barcode cambiaba – Ni besarme. – añadió, ahora más bajo, temiendo cualquier cosa.

Barcode abrió mucho los ojos – Bueno... eso si no creo que pueda...

– ¡No estoy negociando, Barcode!

TAKE ME TO CHURCH - JEFFBARCODE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora