Capítulo 14.

95 14 19
                                    


George llegó a casa, sintiéndose agotado pero satisfecho por el éxito del trasplante de corazón. Sabía que aún había muchos desafíos por delante, pero por ahora, quería disfrutar de un momento de tranquilidad en compañía de Ringo.

Pero justo cuando George se acomodaba en el sofá, la puerta se abrió y Ringo entró, sorprendiéndolo gratamente. Sus ojos se iluminaron al ver a su amado de nuevo.

-¡Ringo! No esperaba verte tan pronto -exclamó George, su cansancio se desvaneció al instante- Pensé que estarías descansando en tu casa.

Ringo sonrió y se acercó a George, abrazándolo con ternura -No podía esperar más para volver a tus brazos. Extrañé estar contigo, incluso durante ese corto tiempo.

George correspondió al abrazo, sintiéndose reconfortado por la presencia de Ringo. Sin embargo, sabía que tenía algo importante que contarle.

-Cariño, hay algo que debo decirte -comenzó George con cautela- Mi madre ha estado intentando arreglar una cita para mí con Jolene.

Ringo escuchó atentamente, su expresión revelando cierta preocupación. -Entiendo que Louise solo quiere verte feliz, pero ¿cómo te hace sentir esta situación, George?

George suspiró y miró fijamente a los ojos de Ringo. -Me siento atrapado, Ringo. No quiero mentirle a mi madre ni herir sus sentimientos, pero tampoco puedo negar quién soy ni lo que siento por ti.

-Ten la cita, cielo -dijo Ringo con una sonrisa- Jolene se dará cuenta de que no son compatibles, luego saldrás del clóset y seremos felices.

George consideró las palabras de Ringo, asimilando la posibilidad de tener esa cita con Jolene para finalmente ser sincero con su madre. Sabía que enfrentar la verdad y vivir auténticamente sería un paso liberador, aunque también conllevaría sus propios desafíos.

Ringo continuó hablando, su voz llena de amor y apoyo. -George, sé que esta situación es complicada, pero también sé que el amor que compartimos es real. No podemos esconderlo para siempre. Debemos ser fieles a nosotros mismos y a nuestros sentimientos.

George asintió, agradeciendo el respaldo incondicional de Ringo. Tomó su mano y la apretó con ternura. -Tienes razón, Ringo. No puedo negar quién soy por el resto de mi vida. Es hora de enfrentar la realidad y ser honesto conmigo mismo y con mi madre.

Decidido a ser sincero, George se reunió con su madre Louise al día siguiente. La llevó a un café acogedor y compartió con ella sus sentimientos, aunque sabía que sería un desafío para ambos.

-Mamá, quiero agradecerte por preocuparte por mi felicidad y por intentar presentarme a Jolene -comenzó George, su voz llena de cariño- Pero hay algo importante que necesito decirte. No puedo seguir adelante con esta cita porque tengo sentimientos profundos y reales por alguien más.

La expresión de sorpresa y confusión se dibujó en el rostro de Louise. -¿A quién te refieres, George? No sabía que había una chica.

George respiró hondo, preparado para revelar la verdad. -Esa persona es Richard Starkey, Él es mi compañero, el amor de mi vida. Mamá, soy gay.

Louise quedó en silencio por un momento, sus ojos reflejando una mezcla de incredulidad y decepción. Las palabras de George parecían haberla tomado por sorpresa, y sus propias creencias y prejuicios empezaron a manifestarse en su rostro.

-George, no puedo creer lo que estás diciendo -dijo Louise con una voz cargada de desaprobación- ¿Cómo puedes ser gay? Es solo una fase, estoy segura de que encontrarás a una buena chica con quien establecer una relación estable.

George sintió un nudo en el estómago mientras escuchaba las palabras de su madre. Sabía que sus expectativas y su falta de comprensión provenían de una generación y una mentalidad diferentes, pero eso no mitigaba el dolor que sentía en ese momento.

-Mamá, esto no es una fase, soy un adulto y esto es algo que pueda cambiar o elegir -respondió George con firmeza, tratando de hacerle entender- Richard, o Ringo como lo conoces, es la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida. Mi orientación sexual no cambia quien soy.

Dr. Harrison • Starrison • 𝓔𝓷 𝓔𝓭𝓲𝓬𝓲𝓸𝓷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora