Capítulo 4. [☑️]

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-¡Ringo! -Saludó George al entrar a la habitación de su paciente. Le dió un pequeño abrazo y lo miró a los ojos- ¿Recuerdas que me dijiste que tocabas la batería? John, el chico de las tintas, un amigo llamado Paul y yo consideramos invitarte, queremos tocar música juntos.

Ringo, en su cama de hospital, sonrió al ver a George entrar. Sus ojos se iluminaron ante la propuesta.

-¡Eso suena genial, George! Nunca he tocado con otras personas antes. ¿En serio quieren que me una?

George asintió, sintiendo una conexión especial con Ringo que iba más allá de la relación médico-paciente.

-Claro que sí. La música es una forma maravillosa de unir a las personas, y queremos que seas parte de eso. Además, ¿qué instrumento tocas aparte de la batería?

Ringo rió suavemente.

-Bueno, también puedo tocar la guitarra. No creo que tan bien como Paul, supongo, pero me defiendo.

George le dedicó una sonrisa cómplice.

-Perfecto. El sábado por la tarde estaremos en Jude's Cafe. Será genial tenerte allí. -George abrazó a Ringo tiernamente.

Justo en ese momento, la puerta se abrió, y Min Han entró en la habitación con un portapapeles en la mano. Al ver el abrazo entre George y Ringo, su pensamiento se volvió un rictus de desaprobación.

-¿Qué hacen? -exclamó Min Han, con una sonrisa falsa que George y Ringo tomaron como verdadera.

George, sin soltar a Ringo, respondió con calma:

-Ringo se unirá a nosotros para tocar música en Jude's Cafe el sábado por la tarde.

Ringo, asintiendo, agregó:

-Sí, George me invitó. Será genial.

Min Han, con los ojos entrecerrados, dejó escapar un suspiro.

-Este es un hospital, no un club social. ¿Por qué quiere hacer algo inapropiado?

La tensión en la habitación se palpaba mientras Min Han miraba alternativamente a George y Ringo. Su enojo era evidente, aunque había algo más en su expresión: un atisbo de dolor y celos.

-George, deberías enfocarte en tus responsabilidades médicas en lugar de organizar conciertos en las habitaciones. -añadió Min Han con frialdad.

George, manteniendo su compostura, respondió:

-Solo estamos tratando de llevar un poco de alegría a este lugar. La música puede ser terapéutica, ¿no crees?

Min Han, frustrada y visiblemente afectada, continuó con la revisión de Ringo, pero su mirada acusadora seguía presente. La habitación se llenó de una atmósfera incómoda, donde las emociones y los prejuicios se entrelazaban en un delicado equilibrio.

Al finalizar, George y Min-Han salieron de la habitación, la enfermera tomó al médico del antebrazo y comenzó a hablar con él.

-George, deberías ser más profesional. Este tipo de comportamiento no es apropiado en un hospital. -comentó Min Han, intentando proyectar autoridad.

-Lo siento si te parece inapropiado, Min. Solo estamos compartiendo algo positivo, y Ringo se emocionó mucho con la idea. La música puede ser curativa, incluso en un entorno hospitalario. -explicó George, tratando de suavizar la tensión.

-Solo espero que este "concierto" no interfiera con las responsabilidades médicas. -dijo Min Han.

-Min, no será un concierto; además, no será dentro del hospital -habló el Doctor- Es algo que Ringo, John, Paul y yo haremos y no tiene nada que ver con nuestra labor.

Min-Han suspiró, sonrió, y apretó el brazo de George con dulzura -Mis padres, allá en Corea, me dijeron que los suspiros del viento hablan de secretos, pero creo que tus ojos dicen mucho más.

George, sorprendido por el piropo y sin saber cómo reaccionar, esbozó una sonrisa incómoda.

Min Han, persistente, se acercó un poco más.

-George, la música y la pasión van de la mano, ¿no crees?

-¿Qué está diciendo, señorita Han? -Fue lo único que se le ocurrió al doctor Harrison para decir.

-Solo digo que me interesan tus intereses, George -habló ella, acercándose aún más- Si eso va de la mano; tu y yo también podemos ir de la mano.

George, intentando desviar la atención y hacerse el desentendido, respondió con un tono ligero:

-Oh, Min, siempre me sorprende tu capacidad para encontrar poesía en las cosas más simples. Pero volviendo a Ringo y la música, ¿no crees que será genial tenerlo en nuestro pequeño grupo?

Min Han, sin rendirse en su intento de coqueteo, le guiñó un ojo a George.

-Bueno, George, yo no lo sé. Pero la poesía es genial y sale natural cuando hay una inspiración.

George, tratando de mantener la conversación en un tono más profesional, respondió:

-Sí, claro. La expresión artística puede tener varias formas, pero siempre debemos recordar nuestras responsabilidades aquí en el hospital.

Min Han, con una sonrisa juguetona, siguió provocando:

-A veces, las responsabilidades pueden esperar, y la vida nos sorprende con momentos inesperados.

George, confundido porque Min hace un momento le decía que se mantuviera profesional; notó que no podía evitar la insistencia de Min Han, decidió cambiar de tema:

-En fin, hablando de sorpresas, espero que nuestro pequeño encuentro musical en Jude's Cafe sea todo un éxito. Será una buena distracción para todos.

Min Han, aún con su sonrisa coqueta, aceptó la evasión de George.

-Estoy segura de que será interesante, doctor Harrison. Tal vez después podamos compartir algunas notas más... musicales.

George, con un ligero rubor en sus mejillas, se despidió con un gesto amigable y se dirigió hacia sus próximas responsabilidades.

Dr. Harrison • Starrison • 𝓔𝓷 𝓔𝓭𝓲𝓬𝓲𝓸𝓷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora