Capítulo 18.

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George se embarcó en la búsqueda de empleo, consciente de que encontrar una oportunidad fuera del ámbito médico sería un desafío. Se envió currículums y se presentó a diversas entrevistas, pero pronto se dio cuenta de que su experiencia en medicina no era fácilmente transferible a otros campos.

Después de semanas de búsqueda infructuosa, George comenzó a sentirse desalentado y preocupado por su futuro. Sin embargo, su determinación no flaqueó y decidió ampliar sus horizontes en busca de nuevas oportunidades.

Un día, mientras exploraba en el periódico las ofertas de empleo, George encontró una posición como redactor en una revista de salud y bienestar. Aunque no estaba directamente relacionada con la medicina, sabía que su conocimiento médico podría ser valioso en la redacción de artículos informativos y precisos.

Por otro lado, Ringo iba a trabajar todos los días en la compañía de construcción, allá todos sabían que Ringo era gay, pero lo aceptaban y lo respetaban. George no entendía por qué a él no lo querían.

George se sintió esperanzado ante la oportunidad de trabajar en la revista. Con su pasión por la medicina y su habilidad para comunicarse, creía que podía desempeñar un papel significativo en la difusión de información precisa y relevante.

Entusiasmado, George envió su currículum y una carta de presentación destacando su experiencia y su deseo de contribuir al campo de la salud y el bienestar a través de la escritura. Sin embargo, a medida que pasaban los días, no recibió ninguna respuesta.

Finalmente, después de varias semanas de espera angustiante, George recibió una llamada telefónica de la revista. El editor le informó que lamentablemente no podían ofrecerle el puesto. George sintió un nudo en la garganta mientras escuchaba la razón detrás de la decisión.

-Lo siento, doctor Harrison, pero hemos decidido seguir en otra dirección con nuestra contratación -dijo el editor con una voz neutra.

Después de colgar el teléfono, George se dejó caer en el sofá, sintiendo una mezcla de frustración y tristeza. Ringo se sentó a su lado y le tomó la mano con ternura.

-George, lo siento mucho. No puedo creer que todavía existan personas tan cerradas de mente en el mundo laboral -dijo Ringo, con la voz cargada de indignación.

George suspiró, apretando la mano de Ringo. -Es decepcionante, pero no puedo permitir que esto me detenga. No voy a renunciar a encontrar un lugar donde pueda utilizar mis habilidades y ser aceptado por completo.

Ringo asintió, admirando la resiliencia de su pareja. -Tienes razón, George. No dejes de creer. Estoy seguro de que hay otros lugares donde valorarán tus talentos y te aceptarán tal como eres.

George se sintió reconfortado por las palabras de Ringo. Sabía que tenía un apoyo incondicional en él y que juntos podrían enfrentar cualquier adversidad. Decidió no rendirse y continuar buscando oportunidades que le permitieran utilizar su experiencia y pasión en el campo de la salud.

Después de enfrentar el rechazo en su búsqueda de empleo en múltiples ocasiones, George se dio cuenta de que tal vez debía tomar un camino diferente y crear su propio destino. Una noche, mientras conversaba con Ringo sobre sus frustraciones y sueños, una idea comenzó a formarse en la mente de George.

-Ringo, ¿y si creamos nuestra propia clínica de atención médica centrada en la comunidad? Una clínica donde podamos brindar atención integral y accesible a todas las personas, sin importar su orientación sexual, raza o nivel socioeconómico -sugirió George, con una chispa de emoción en sus ojos.

Dr. Harrison • Starrison • 𝓔𝓷 𝓔𝓭𝓲𝓬𝓲𝓸𝓷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora