Capítulo 21.

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Ringo y Rodríguez -ahora conocida como Anna-  llenos de emoción y determinación, se dirigieron al ayuntamiento para solicitar el permiso necesario para su clínica. Con un expediente cuidadosamente preparado y una presentación convincente, explicaron su visión de proporcionar atención médica inclusiva y compasiva a la comunidad

Los funcionarios municipales escucharon atentamente y, al final de la reunión, les informaron que su solicitud había sido aprobada. Ringo y Anna no podían contener su alegría mientras salían del ayuntamiento. Sus sueños se estaban haciendo realidad.

Con el permiso en mano, George y Ringo comenzaron a buscar un nuevo lugar para su clínica, uno que cumpliera con los estándares y requisitos necesarios para ofrecer una atención médica de calidad. Después de algunas semanas de búsqueda, encontraron un espacio adecuado en el centro de la ciudad, lo suficientemente grande como para albergar consultorios médicos, una sala de espera amplia y áreas de atención especializada.

Junto con Anna, trabajaron arduamente para transformar el espacio en una clínica acogedora y moderna. Se aseguraron de contar con las instalaciones y el equipo médico necesario para brindar una atención integral a sus pacientes.

El día de la inauguración llegó, y la clínica abrió sus puertas una vez más, pero esta vez en un espacio más grande y equipado. La comunidad respondió con entusiasmo, agradecida de tener acceso a una atención médica inclusiva y de calidad en su propio vecindario.

George, Ringo y Anna se encontraron emocionados al recibir a sus primeros pacientes en la nueva clínica. Cada sonrisa de gratitud y cada palabra de agradecimiento reforzaban su propósito y les recordaban que estaban haciendo una diferencia en la vida de las personas.

La clínica creció rápidamente en popularidad y reputación, ganándose el respeto y la confianza de la comunidad. George, Ringo y Anna continuaron trabajando en estrecha colaboración, brindando atención médica compasiva y de calidad a todos los que cruzaban sus puertas

Y a medida que el pequeño hospital crecía, también lo hacía la relación de Ringo y George. Ringo y George encontraron equilibrio en sus roles en la clínica. George se dedicó a brindar atención médica experta y compasiva, utilizando su experiencia y conocimiento para ayudar a los pacientes. Ringo, por su parte, se convirtió en el alma de la clínica, encargándose de la administración, las finanzas y la gestión del personal, pero claro, sin dejar de lado su empleo como ingeniero civil.

En medio de sus ocupadas vidas profesionales, George y Ringo siempre encontraban tiempo para su relación personal. Se apoyaban mutuamente, compartiendo risas, conversaciones profundas y momentos de complicidad. A medida que enfrentaban los desafíos diarios, se daban cuenta de que eran un equipo inseparable, capaz de superar cualquier obstáculo juntos.

Ringo y George decidieron darse un merecido descanso después de un ajetreado día en la clínica. Optaron por disfrutar de un helado en una pequeña heladería local. Se sentaron en una mesa cercana a la barra y esperaron ansiosamente a que les atendieran.

Para su sorpresa, la persona que se acercó a ellos era Min Han, quien los miró con una mezcla de sorpresa y tristeza en sus ojos. Aunque había pasado algún tiempo desde el incidente en el hospital, Min Han no parecía haber olvidado sus sentimientos por George.

-Hola, ¿qué les gustaría ordenar? -preguntó Min Han con voz suave, tratando de ocultar su incomodidad.

George y Ringo intercambiaron una mirada breve, reconociendo la presencia de Min Han. George, decidido a mantener la compostura, respondió amablemente: -Nos gustaría dos helados de vainilla, por favor.

Min Han asintió y comenzó a preparar los helados, evitando el contacto visual con George. Era evidente que había un aire de tensión en el aire, pero ninguno de los tres estaba dispuesto a dejar que eso arruinara el momento.

Dr. Harrison • Starrison • 𝓔𝓷 𝓔𝓭𝓲𝓬𝓲𝓸𝓷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora