Capítulo 16.

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Al día siguiente, George llegó al hospital con una sensación de aprensión. Apenas había tenido tiempo de procesar las complejas emociones que surgieron después de su confesión a su madre, cuando recibió una llamada del despacho del doctor Andrews. Una vez más, se vio obligado a enfrentar una situación incómoda.

George caminó hacia la oficina del doctor Andrews con un nudo en el estómago. Sabía que la queja presentada por Min Han podía poner en peligro su reputación y su carrera profesional.

Al entrar en la oficina, George encontró al doctor Andrews sentado detrás de su escritorio, con una mirada seria y desaprobadora.

-Doctor Harrison, me he enterado de una preocupante queja que ha sido presentada contra usted -comenzó el doctor Andrews, su tono de voz cargado de seriedad- Según la enfermera Han, usted ha estado coqueteando y teniendo comportamientos inapropiados con los hombres pacientes del hospital.

George quedó atónito ante las acusaciones infundadas. Sabía que Min Han estaba actuando movida por su decepción y enojo, pero no podía creer que sus palabras hubieran sido tomadas en serio por el doctor Andrews.

-Doctor Andrews, eso simplemente no es cierto. Yo siempre he mantenido una conducta profesional y ética con mis pacientes, independientemente de su género u orientación sexual -respondió George, luchando por mantener la calma.

El doctor Andrews frunció el ceño, cruzando los brazos sobre su pecho. -Lamento decirlo, pero la enfermera Han tiene una excelente reputación en el hospital y sus palabras llevan peso. Tengo que tomar estas acusaciones en serio, doctor Harrison.

George sintió una mezcla de frustración y decepción al escuchar las palabras del doctor Andrews. Parecía que su trayectoria profesional y su dedicación no eran suficientes para defenderse de una acusación infundada.

-Pero doctor Andrews, le aseguro que esto es una malinterpretación o una mentira deliberada por parte de la enfermera Han. No tengo ningún tipo de comportamiento inapropiado con mis pacientes -insistió George, buscando desesperadamente que sus palabras fueran escuchadas y creídas.

El presidente del hospital suspiró y se levantó de su silla. -Lamentablemente, las acusaciones son lo suficientemente serias como para tomar medidas. He decidido poner fin a su empleo en este hospital, doctor Harrison.

George sintió como si el mundo se desmoronara a su alrededor. La injusticia de la situación lo golpeó con fuerza, dejándolo sin palabras y con una sensación de impotencia.

-Doctor Andrews, esto es un error. Por favor, permítame demostrar mi inocencia. Estoy dispuesto a cooperar en cualquier investigación o proceso para limpiar mi nombre -rogó George, aferrándose a una última esperanza.

El doctor Andrews negó con la cabeza, su expresión dura e inflexible. -Lamento decirlo, pero mi decisión es definitiva. Le sugiero que se retire y haga los arreglos necesarios para dejar su posición en el hospital.

George abandonó la oficina del doctor Andrews con el corazón destrozado y una sensación abrumadora de injusticia. Había dedicado su vida a la medicina, y ahora se encontraba en una situación en la que su reputación y su carrera estaban en peligro debido a acusaciones infundadas.

Mientras se alejaba del despacho, George se prometió a sí mismo que no permitiría que esta injusticia lo detuviera. Lucharía por su reputación y demostraría su inocencia, sin importar los obstáculos que se presentaran en su camino.

George se dirigió a su casillero y retiró sus cosas, para posteriormente dejar el hospital y dirigirse a su casa. El doctor Harrison estaba desamparado, había perdido su empleo y el apoyo de su madre, ahora literalmente lo único que le quedaba era Ringo.

Al caer la noche, los dos amantes se reunieron en el departamento de George, lugar en el cual el doctor le contó todo lo que había pasado a Ringo.

Dr. Harrison • Starrison • 𝓔𝓷 𝓔𝓭𝓲𝓬𝓲𝓸𝓷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora