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—¿Qué se supone que es eso?

—Un gorrito de Spider-Man para May. ¿Te gusta?—extendió la pequeña prenda de lana a medio hacer, enterneciendo a Miguel por la ilusión que expresaba en su rostro.

—Es perfecto—murmuró.

—Tampoco—rió—. Todavía no está terminado.

—Seguro que queda perfecto.

—¿Quieres quedarte a dormir?

La propuesta de la mujer lo hizo sobresaltar.

—Es demasiado pronto para eso—se retractó—. Lo siento, el otro día dijimos que debemos tomarlo con calma y yo ya me  estoy apresurando—bufó.

—Puedo ir por una muda de ropa y...—jugueteó con su mirada, nervioso—. Regreso en seguida.

—Me parece bien—asintió, igual de nerviosa y sin apartar la vista de lo que estaba tejiendo.

Miguel cumplió, abriendo un portal directo a su habitación y tomando algo de ropa cómoda para volver a la dimensión de la mujer.

—Hace mucho que no te veo con otra cosa que no sea ese traje de Spider-Man—soltó una risita divertida.

Le devolvió la sonrisa, desactivando el traje para cambiarse frente a ella, haciendo que aparte la mirada llena vergüenza.

—Sin pena—se encogió de hombros.

—Qué tonto—resopló con las mejillas sonrojadas—. Anda, ven aquí—se echó a un lado para dejar hueco en el colchón.

—¿Crees que esa es forma de hablarle a tu superior?—caminó hacia ella, sentándose en el bordillo de la cama.

—Se supone que somos un equipo.

—Cierto—se recostó con cuidado, girando su cuerpo hacia ella para apreciarla mejor.

Su pelo, sus ojos, sus pestañas, su nariz, sus labios, su piel, su cara... Todo de ella lo cautivaba por completo, haciendo que sintiera una profunda admiración hacia ella junto con un intenso sentimiento.

—¿Qué pasa?—preguntó nerviosa al notar la atenta mirada del hombre.

—Nada—con la mujer sentada, la espalda apoyada en el cabecero y él recostado, se acercó, abrazándola por la cintura—. Es solo que... Eres demasiado hermosa.

—Vas a tener que enseñarme algo más de español—soltó una risita leve, dejando el gorro de lana ya terminado y apartando las manos de Miguel para recostarse a su lado—. ¿Qué has dicho que soy?

—Hermosa.

Sus mejillas se tiñeron de rojo, un rojo coqueto que consiguió deslumbrar al hombre.

—Soy... ¿Hermosa?—Miguel asintió—. Soy demasiado hermosa—pronunció pausadamente.

—Así es—asintió.

Tú eres... lindo—el Spider-Man enarcó una ceja, ladeando una sonrisa divertida —. Y... muy ¿atativo?

Rió con suavidad, admirando el esfuerzo de su compañera.

—A... trac... tivo.

—Atractivo. Es parecido—se encogió de hombros.

—¿Te resulto atractivo?—preguntó con picardía.

—Desde que te quitaste esa máscara del traje, O'Hara—acercó sus manos para tomar sus mejillas—. En serio—afirmó al ver cómo se reía de sus palabras.

[] MI DEBILIDAD [] MIGUEL O'HARA X LECTORA []Donde viven las historias. Descúbrelo ahora