—¿Seguro que estás bien?
—¿Por qué no iba a estarlo?
Miguel enarcó una ceja, ladeando la cabeza y mirándola con una expresión claramente dubitativa hacia ella.
—Bueno, debería irme a casa.
—Te abriré el portal justo hasta tu apartamento, todavía no tienes control sobre la pulsera.
—Gracias por la aclaración—respondió con ironía—. Y gracias por tu preocupación.
—Ahora eres parte del equipo—respondió sin mirarla y tecleando algo en su pulsera.
—Es un avance—sonrió.
El portal se abrió frente a ella y comenzó a caminar para entrar y marcharse a casa, pero se detuvo antes de cruzarlo, mirando al hombre y dedicándole una pequeña sonrisa melancólica.
—Gracias, Miguel.
Cuando ella ya no se encontraba en su campo de visión, volvió a su mesa de controles, abriendo algunas ventanas en esta para comprobar que llegara bien a su hogar.
Lo que se encontró le dejó un mal sabor de boca.
Ella estaba ahí, a salvo, pero sentada con las rodillas en el suelo, llorando desconsoladamente y presionando su vientre con la mano. Parecía destrozada, tanto que Miguel apagó las máquinas para no ver más.
—Era obvio que no estabas bien.
Lo único que podía pasar por su cabeza en esos momentos era su sonrisa, esa sonrisa tan natural que salía de ella, pero que en el fondo se trataba de una fachada.
Al día siguiente saltaron las alarmas de otra anomalía en la dimensión de un Spider-Man.
—Buenos días.
—¿Cómo amaneciste?—preguntó sin dejar de observar las pantallas.
—Vaya, qué atento—dijo sorprendida, soltando una risita—. Estoy algo cansada, pero lista para aprender y poder ayudar.
Sonaba tan entusiasmada que Miguel tuvo que dejar de lado sus ocupaciones y mirar a la mujer. Estaba con la máscara del traje.
—¿Y eso?
—Mi máscara—se encogió de hombros.
—Quítala.
—¿Qué? No. Estoy bien con ella.
Suspiró, sabía lo que pretendía esconder con ella puesta.
—Bien—asintió volviendo a su trabajo—. Lyla te dará instrucciones. Puedes quedarte, pero no estorbes.
—Gracias, eso me hace sentir realmente cómoda—rodó los ojos.
Lyla comenzó una larga explicación sobre los viajes interdimensionales y las funciones de la pulsera junto con sus extensas posibilidades y ventajas relacionadas con dichos viajes.
Por otro lado, Miguel observaba a la femenina de reojo, llevándose una grata sorpresa pues, según su propio análisis sobre su personalidad en el poco tiempo que la había observado, no sería capaz de mantenerse en un estado de concentración mínimo. Pero no fue así, ya que se encontraba en todo momento mirando a la inteligencia artificial, asintiendo ante sus explicaciones e incluso haciendo preguntas racionales para que resolviera sus dudas.
~Perfecto, y con toda esta teoría finalizada... ¡Es hora de la práctica!
—Adelante—asintió con energía.
~Veamos...—buscó algo entre sus archivos— Intenta ir a esta dimensión—dijo mostrando unos números, los cuales la chica asoció a la Tierra de uno de los Spider-Mans.
—De acuerdo—tecleó en su pulsera—. Y... ¡Listo!
~Bien. Ahora entra.
—¿Seguro que estoy preparada? Ni siquiera sé qué va a haber al otro lado.
~De eso se trata—movió un dedo en el aire con energía—. Si no experimentas, no adquieres conocimiento.
—Vale—tomó aire antes de cruzar.
—¿A dónde la has mandado?
~Tranquilo, está todo bajo control.
—No me gusta nada cuando dices eso.
Realizó un aterrizaje limpio y sutil, poniéndose en guardia en cuando sus pies tocaron el suelo.
—¿Eh? Pero si estoy en mi casa.
~¡Felicidades!—celebró Lyla— Has realizado tu primer viaje interdimensional tú solita.
—Bueno, es un avance—se cruzó de brazos e hinchó su pecho con orgullo—. Ahora volvamos.
~¡Esa es la actitud!
Volví a introducir números en las pulseras para abrir un portal, lo crucé y me vi de nuevo en el despacho de Miguel, pero esta vez cayendo.
—¡Cuidado!
Miró hacia arriba, moviéndose con rapidez hacia atrás y extendiendo sus brazos, logrando atraparme en el aire antes de estrellarme con el suelo.
—Debí imaginarlo, el portal no se abre siempre con exactitud. Esta vez ha sido a una altura considerable, pero el anterior fue más cerca y mejor... Era mi habitación, así que conocía bien el lugar. Estaba pensando en mi casa a pesar de no saber a dónde iba. Creo que por eso fue más preciso.
—¿Te importaría?—me miró con una ceja arqueada.
—Espera, déjame pensar—golpeé mi cabeza un par de veces—. ¡Entonces no es un margen de error! Realmente tengo que entrenar la mente.
—Es mucho más simple que eso. Tenemos a Lyla al tanto de cualquier dimensión. Lo que quiere decir—me dejó caer, pero no recibí ningún daño al reaccionar rápido—que ella situará la salida del portal donde crea más oportuno.
—Eso tiene más sentido. ¿Pero entonces me ha hecho caer a propósito?
—Bueno—continuó, ignorándome de forma grosera—, ahora que te ha entrado un poco más de conocimiento en la cabeza, largo.
—Disculpe, jefe—levanté mis manos—. No quería interrumpir sus labores.
—Qué molesta.
—Es parte de mi encanto, ya lo verás con el tiempo.
—Sí, seguro—dijo con ironía.
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[] MI DEBILIDAD [] MIGUEL O'HARA X LECTORA []
Fiksi PenggemarPerdió al hombre que amaba, a su bebé y se quedó sola como la nueva Spider-Woman de la ciudad los próximos cinco años a causa de un suceso inexplicable. Un día cualquiera, en medio de una pelea con un villano proveniente de otra dimensión, su camino...