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Estaba furioso, irritado, y sentía que sería capaz de matar a cualquiera que cruzara la puerta de su despacho en estos momentos.

Mujer descarada.

La tenía en el punto de mira desde que fue consciente, esta mañana, de que no le llevaría su café y su empanada habituales. Sabía que estaba molesta con él, pero, ¿por qué a él le molestaba tanto?

No puedo más—tomó el puente de su nariz entre sus dedos.

~Te veo inquieto—habló Lyla proyectando su holograma frente al hombre—. ¿Es por _______?

—Ni me la menciones—bufó.

~¿Por qué no tratas de arreglar las cosas y disculparte?

—¿Yo? ¿Disculparme yo? ¡Es ella la que debería pedirme perdón a mí!

~¿Por qué?

No encontró respuesta a esa pregunta, lo que le enfureció todavía más, porque Lyla llevaba razón, él fue muy brusco con ella.

—Ya se le pasará.

~No lo parece.

—¡Se le pasará!

~Como digas—se cruzó de brazos—. Pero te voy advirtiendo que hoy no la verás por aquí.

—¿Qué quieres decir?—frunció el ceño todavía más.

~Puedes verlo por tí mismo—señaló las pantallas que Miguel se encontraba viendo con anterioridad—. Está muy cómoda en la dimensión de Hobie.

—¡Debería estar aquí! Preparándose para cualquier alerta de anomalía.

~¿Para eso o para estar contigo? Porque perfectamente puede enterarse del ataque de una anomalía con el reloj.

—¡Me saca de quicio! ¿Y tú de qué lado estás? Llámala, que venga aquí de inmediato.

~¿Para qué?

—¡Dile que la quiero aquí! ¡Ya!

Respiró hondo, estaba tan cegado por la rabia que no podía pensar con claridad. Estaba frustrado, quería comprender qué era lo que le estaba pasando, por qué no podía soportar la idea de tenerla tan lejos cuando sabía que no quería verlo en esos momentos.

No lo sabía, pero necesitaba arreglar las cosas con la mujer de cualquier manera.

~Miguel. Dice que no...

—Déjalo—suspiró agotado—. Dile que... Dile que aparezca por aquí cuando quiera, pero que vuelva.

~Bien—asintió antes de que su holograma volviera a cortarse.

Por otro lado, ______ se encontraba con media botella de alcohol vacía entre sus manos, en tan solo unos minutos ——que fueron los que Miguel estuvo hablando con Lyla—— había bebido tal cantidad que la cabeza estaba dándole vueltas.

—Lo siento—sollozó—. Por Dios, ¿qué imagen tengo que estar dando de mí? Nunca bebas, Gwen.

—Para ser una botella y haber bebido la mitad te veo bastante bien—dijo sorprendida.

—No te creas—sostuvo su cabeza—. Ahora mismo todo me está dando vueltas.

—Hey—apareció Hobie entre ellas—. Será mejor que la llevemos donde Miguel.

—¿No que ese tipo no te agrada?

—________, eres nuestra única esperanza para acabar con el sistema.

—Entonces me usas de cebo—dijo con lágrimas en los ojos.

—Vamos—la alzó en brazos.

—Mejor llévame a casa—reiste—. ¡Oye! Cuida a la niña, te lo advierto.

[] MI DEBILIDAD [] MIGUEL O'HARA X LECTORA []Donde viven las historias. Descúbrelo ahora