46-Nuestra Casa

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Entre al probador y rápidamente me saque la blusa y los shorts que llevaba. Ahí estaba esa pequeña barriga. Que ni aguantando la respiración podía desaparecer. Pero para cualquiera. Parecía más bien un buen almuerzo. Ya que solo Hillary y Shawn sabían, tenía que ser muy cuidadosa con las otras tres, cuatro si cuento a la modista.

Deslice mis piernas dentro del largo vestido azul hasta que acomode las tiras sobre mis hombros. Ok, esto se verá mejor obviamente cuando me maquillen y todo eso. Abrí las cortinas del probador.

-¡Tanan!

Ellas llevaron su mano a la boca. Impresionadas.

-¡Te ves bellísima!
-¿En serio?
-Si, por poco no me opacas a mí.
-¿Todo bien?- me pregunto la modista.
-Sí, está perfecto.
-Lo veo un poco apretado de las caderas
-En serio- oops levante mucho mi voz- está bien.
-Bien, entonces pueden quitárselos y llevárselos.
-¡Sí!- grito la futura señora Mendes

De repente suena mi teléfono.
Es papá.

-¿Papi?
-¿Dónde lo pongo?
-¿Qué cosa?
-No pude estacionarlo en tu edificio. Me dijeron que solo cabía uno por residente. ¿En serio te gusta vivir ahí?
-¿Estacionar que papá?
-Pues tu regalo de graduación mi amor.
-¿Me compraste un auto?
-Oh linda, no cualquier auto. ¿Te gustan los Mercedes Benz?
-¿Los que...? Un Mercedes. ¿De verdad?
-¿Preferías un BMW?
-Papá, es muchísimo dinero
-¿Y crees que yo vivo en la calle? Por Dios hija, cuando aceptaras mis regalos.
-¿Estas por aquí? Mejor sería darte las gracias en persona. En verdad no lo puedo creer.
-¿Por qué crees que te pague ese maldito curso de conducción el mes pasado?
-Gracias. De verdad gracias. ¿Qué tal si me vienes a buscar? Estoy en "Bridesmaid". Ven por mí y te invito a comer.
-Claro que voy por ti. Pero ni sueñes que te dejare pagar.
-Gracias, de verdad. Te quiero.

*****

Ya faltaban solo cinco días para la boda. Y en el departamento de los Mendes todo estaba de cabeza.
Novio y novia se ponían de acuerdo en distintas cosas. A pesar de que yo tenía un papel muy importante en la ceremonia, sentía que estaba sobrando. Seguí viviendo con ellos desde que llegue. Y creo que es tiempo para dejarlos solos. Es por eso que me dirigí a mi habitación con el teléfono en mano y digite el número de memoria.

-¿Diga?
-¿sammy?Hola, soy yo, _____.
-¡_____! Hola... ¿cómo estás?
-Bien gracias. Quería preguntarte algo
-Sí, sí. Lo que sea.
-Bien...sabes que ahora estoy viviendo con los dos tortolitos. Y creo que debería dejarlos solos desde ahora. ¿Te molesta que vaya a mi departamento?
-¿Y me lo preguntas? _____, es tu casa. Ni siquiera deberías preguntarme.
-Quería saber si no tienes visitas.
-Sí, muy razonable. No, hoy...estoy solo.
-Bien, porque me gustaría ir esta noche.
-¿Quieres que vaya por ti?
-No, tengo auto nuevo. Regalo de graduación.
-Ah sí, por supuesto.
-¿Podría pedirte un favor? Habla con recepción si es que me podrían dar un estacionamiento temporal.
-Si claro, lo hare.
-Gracias. Bueno, no vemos.
-Nos vemos.

Al colgar me di cuenta que estaba sonriendo. No sé si estaba ansiosa por volver a mi departamento o porque él estará ahí. Sin Carla.

Ordene todas mis cosas en mi fiel bolso. En él cabía toda mi ropa. Eso era lo único que llevaba conmigo. Mis artículos personales seguían en el departamento. Después de tanto. Volver a verlas me emocionaba mucho.

Después de despedirme baje hasta mi auto. Aún tenía ese olor a cuero. Encendí el motor antes de deslizar suavemente mi pie por el acelerador. Esto podría ser una terapia. Me encanta conducir. A los cinco minutos llegue afuera del departamento. Alfred el portero del estacionamiento me abrió de inmediato. Informándome que me correspondía el número 40. Lo deje hábilmente ahí. Tome el carrito para poder llevar mi pesado bolso y subí por el ascensor hasta piso cinco. Llegue hasta la puerta del departamento y toque tímidamente. A los segundos la puerta se abrió. Samm estaba frente mío cubriendo toda visión posible hacia adentro.

-Hola Sam.
-Te ayudo- Saco mi bolso del carrito y lo llevo dentro.

Cuando mire en el interior mi boca se abrió. ¡Dios que bello!

-¿Q-Que es todo esto?
-Recordé una vez que dijiste que te gustaría una bienvenida con miles de globos de colores. Es solo un detalle.
-Es maravilloso. ¿En serio te acordabas de eso?

Asintió observando atentamente mi reacción.
No sé por qué de repente sentí la necesidad de gritarle que íbamos a ser padres. Creo que para alegrar mucho más el ambiente. Pero no, me controle y lo mire con una enorme sonrisa dibujada en el rostro.

-Gracias. En serio.
-No fue nada. Sabes que tengo contactos.

Tentativamente camine hasta mi habitación. Seguía igual. Definitivamente igual. Con los mismos cuadros locos colgados en la pared. Claro que hoy estaba todo tan ordenado. Lo sentí detrás de mí.

-Ordene un poco. ¿Tienes hambre?
-Mucha
-¿Qué quieres comer?
-No sé...cualquier cosa.
-Bien.

Me di vuelta y ya no estaba. Entonces me invadió la pregunta; ¿íbamos a dormir en la misma cama?

I Know Were In TroubleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora