31-Madrina

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Todos los invitados se encontraban en diferentes mesas repartidas por todo nuestro patio. Un pianista sobre el escenario era nuestra música de fondo mientras todos conversaban alegremente en las mesas. Menos en la nuestra. Era una mesa redonda. A mi derecha estaba Matt, medio sentado en su silla, no dejaba de observar a todo el mundo sin prestar atención a los de la mesa. Después a mi izquierda estaba Jess que tenía a su izquierda a Gareth. Después les continuaba Shawn y Hillary.

-¿El vino esta maravilloso no creen?- pregunto Hillary dándole un sorbo- tanto tiempo sin probar algo de esta calidad. ¡Mesero! Otro jerez por favor- dijo con total confianza.

Shawn se movía incomodo en su asiento.

-Y bien, ¿solo les queda una semana y se gradúan verdad?- dijo Jess.

-Así es- dije y hasta ahí quedo la conversación.

Unos minutos después fue mi acompañante el que hablo. Sentándose bien en su silla.

-¿Es mi idea o hay más meseros que meseras?

-Es un gusto de mi mamá, para que ninguna se haga la linda con mi papá. Además papá cree que a las mujeres siempre se les caen cosas- le respondí.

-Bueno, podría estar de acuerdo

-¿Por qué?

-Creo que los hombres se ven más elegantes sirviendo que las mujeres. Y con respecto a lo que dijo tu mamá tiene mucha razón. A veces solo se dedican a coquetear.

-Las mujeres pueden ser meseras de igual manera. Que importa la elegancia comparado con la eficacia. Y...algunas son coquetas sin querer serlo.

-Mira _____, está casi comprobado que las mujeres...-miro a Jess y a Hillary-no se ofendan. Son un poco más distraídas que los hombres.

-No estoy de acuerdo.

-Hmm, este salmón esta delicioso. ¿Contrataron un chef especial?- pregunto Hillary.

La mire arrugando el entrecejo.

-Es el mismo de siempre, querida- le respondió Jess.

-¿A qué te dedicas...Matt?- pregunto Shawn tratado de crear una conversación menos incomoda.

-Bueno hace 7 años que egrese de Cambridge. De vez en cuando empleo mis estudios, pero generalmente me dedico a instruir tennis en diferentes partes del país. Aunque estudie leyes.

Escupí casi todo el jerez de mi boca. Menos mal que no había tomado tanto.

-Agh, lo siento este vino esta asqueroso.

-Oh, ¿qué dices _____?

-Leyes ¿eh?- recalco Shawn- una interesante carrera.

-Podemos dejar de hablar de estudios y eso. ¡Austin! Una cerveza por favor- dije a un joven mesero que conocía hace tiempo.

-Enseguida señorita Phillips.

-¿Que te acomodaría hablar?- me pregunto Matt con dulzura.

-Mm...De...-mire a mi alrededor buscando cualquier cosa que me inspirara. Cuando me topé con la jaula de los guacamayos en un rincon- animales. Mi tipo favorito de ave por ejemplo es el canario. Pero mi animal favorito en si es el tigre. ¿Y a ti Jess?

-Emm... ¿me gustan los caballos?

-Aaah...caballos, que bien- llego Austin con mi cerveza. Y tome de inmediato. La tuve que devolver al vaso porque me dio nauseas- Lo siento. Esto, también esta malo. Tal vez todo esta vencido. ¿Qué dices tú Matt?- probé mi salmón. Ew, mucho aliño. Tuve que tomar mi copa de agua para que el sabor no me cayera tan fuerte.

-Yo encuentro todo bien ______. ¿Estás bien? Estas un poco pálida- tomo mi mano y apoye mi cabeza en sus piernas.

Todos se asustaron parándose de la mesa.

-Muy bien, gracias Matty- dije y se relajaron pero él se tensó.

-Eh..._____, ¿qué haces?- me susurro con los dientes apretados.

-Mi cabeza da vueltas. Necesito tomar aire.

Me ayudo a pararme.

-¿Te acompaño?- me pregunto amablemente.

-No, estoy bien.

-¿_____?- Shawn se volvió a parar.

-Sí, estoy bien. Tal vez comí muchos canapés. Discúlpenme.

Camine por entre las mesas. Todos me saludaban alegremente y yo les respondía con una simple sonrisa. Me sentía mal. No debí comer tanto. Aunque esta vez casi ni comí. ¿Qué me estaba pasando? Estaba a punto de entrar a la casa cuando mi madre me llamo.

-¡Marie! Perdón..._____. ¿Puedes venir?

Hice mi mayor esfuerzo y fui hacia ella.

-Linda, ¿recuerdas a Mildred Stefano?- señalo a una mujer que vestía muy formal sentada a su lado. Mamá soltó una risa juguetona.

Negué tímidamente con la cabeza. Ni siquiera mire bien el rostro de la mujer. En verdad no la podia ver bien

-Buen chiste ahijada.

Reconocí de inmediato su voz. Ah, sí. Mi madrina. Prima de mi mamá. Que aparece, emm... nunca.

-Hola tía Mildred

-¿No estas ocupada verdad? Siéntate con nosotros ______.

-La verdad...

-Anda nena. Por favor. Tú, tráeme una silla para mi niña.

-Se llama Austin mamá.

-¿A quién le importa?- se volvió hacia él- Rápido, ¿quieres?

I Know Were In TroubleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora