Zack

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Me encontraba sentada, leyendo un libro de romance, aprovechando mi receso al máximo, en unos minutos iba a sonar la campana indicando el ingreso al salón, pero yo me encontraba de lo más feliz leyendo, en el puesto de Jay.

—Te amo.—me miro a los ojos, mientras yo contenía la respiración.—Desde el momento que te vi, me  enamoré de ti llámame cursi pero es la verdad, y no tienes por qué contestarme.—no le deje terminar.

Lo tome de las mejillas, para luego plantarle un beso en los labio, y

—¿Que haces en el puesto del rubio, mudo?—deje de leer y borre la sonrisa boba de mi rostro al escuchar la voz de Zack.

—¿Y a ti que te importa? ¿No deberías estar detrás de Mira en este momento?

Él me miró dolido por mi comportamiento, pero me daba igual, me había dejado plantada a mitad de nuestra cita, por tercera vez, y solo por que Mira lo había llamado.

Estaba cansada de estar detrás de él, y que siempre la eligiera a ella.

Me estaba doliendo más de lo que esperaba.

Cerré el libro, poniéndome de pie, para ir a sentarme en mi puesto, como vi que no se iba a quitar de mi camino, lo empuje; pase por su lado, y camine hasta mi silla.

—Ji-Suk, hablemos, por favor.—se sentó a mi lado, mirándome triste.

Pero más triste estaba yo.

—¿Y que me vas a decir?—él iba a contestar pero me adelanté.—¿Que Mira te necesitaba? ¿Que otra vez, ella fue más importante que yo?—.lo miré. —Yo también te necesitaba.—él bajo la mirada.—Y sabes que eres más importante que todos para mi.—levanto la mirada al escuchar como mi voz se entrecortaba. Solté una risita, mientras me limpiaba la pequeña lagrima que había caído sin mi permiso.—Dejemos esto así—el me miro sorprendido. Yo miré al frente, mientras asentía lentamente.—Debería conocer más chicos. No lo se, tal vez debería aceptar la salida al chico tatuado de trabajadores.

—¿Es broma, cierto?—lo mire con una pequeña sonrisa en el rostro.

—Por qué debería serlo, es un chico guapo, además me trata muy bien, debería intentarlo con alguien que si pone toda su atención en mí.—me iba a decir algo, pero entro el profesor.

[...]

Estaba sentada, en uno de los columpios del parque de mi barrio, mientras veía mis pies, y lágrimas caían de mi rostro por montón.

Estaba muy triste.

De verdad Zack era una de las personas que más quería en el mundo  y saber que él no sentía nada por mi me dolía.

Demasiado.

—¿Que hace una chica tan bella como tú, a estas horas de la noche, fuera de su casa?—escuche una voz gruesa, mientras una mano tatuada se atravesaba en mi campo de visión con una paleta de helado.

Levante la mirada, y me encontré con un rostro muy conocido.—La pregunta es, ¿qué haces tú, en ese barrió?

—Pues, quería verte.—me dio una sonrisa, la cual hizo que mi corazón latiera rápido.

Samuel, siempre me había tratado bien.

[...]

Del otro lado del parque se podía ver a un chico con una bolsa, en mano, mirando hacia una pareja de chicos, la chica estaba columpiamdose, mientras que el chico, estaba frente a ella mirándola, con mucho cariño.

Si, alguien se hubiese acercado al chico pelinegro, a preguntarle que hacía mirando en esa dirección, tal vez hubieran notado las grandes lágrimas que corrían por sus mejillas.

Y si tal vez, alguien se hubiese dado cuenta de aquello, y le hubieran preguntado el por que de esas lágrimas, él chico hubiese dicho, un simple.

La perdí, y me lo merezco.

[Lookism]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora