Segunda primera vez

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Por fin llego el viernes de la tan esperada cita en el hospital, Takato estaba ansioso porque le quitaran el yeso y Junta por hablar con el medico sobre la salud de su amado. Lo primero que hicieron al llegar fue tomar una nueva radiografía al brazo de Takato y tras comprobar que todo estaba bien por fin le quitaron lo que tanto le molestaba, después pasaron al despacho del doctor para conversar sobre lo que seguiría.

-Bueno su brazo ya esta libre, la cicatriz en su cabeza también está bien así que podemos decir que físicamente todo esta bien Saijou san, ¿como van los recuerdos?
-Aveces me llegan sobre todo con algún estímulo como ver a alguien conocido o incluso cuando me pongo ansioso por algo.
-¿Y los ataques de ansiedad? - preguntó un preocupado Junta
-Bueno era lógico que hubiera alguna consecuencia, sin embargo no se deben tomar a la ligera, creo que ahora que su cuerpo ha sanado lo mejor es que empiece terapia psicológica, quizá incluso le ayude a recuperar sus recuerdos.
-¿Terapia psicológica? No lo se... ¿Tu que opinas Junta? - pregunto indeciso el ojiazul-
-Creo que debemos hacer lo mejor para ti Takato san y si eso puede ayudarte hay que intentarlo.
-Esta bien pero todo será confidencial ¿Verdad?
-Por su puesto, los dirigiré con uno de los mejores psicólogos que ha trabajado en casos como el suyo, es absolutamente profesional y obviamente confidencial.

Tras hacer unas llamadas acordaron que Takato iría la próxima semana a visitar al psicólogo para una valoración inicial y así establecer horarios y sesiones, el ojiazul no se sentía muy contento de tener que asistir con otro médico, quería poder controlar por sí mismo todo lo que le sucediera pero al recordar lo mal que se sintió esas dos veces que tuvo el ataque pensó que al menos debería intentarlo y también sentía que debía hacerlo por su querido novio que estaba realmente preocupado.

-Bueno Chunta mi brazo esta sano así que espero que cumplas con lo de llevarme mañana a conducir.
-Veo que no lo olvidaste Takato san - dijo el ángel con una sonrisa- mañana iniciaremos tus clases entonces.
-Bien estoy listo.

El sábado en la mañana Junta estaba empacando un montón de comida para su pequeña excursión y cualquier otra cosa que se le ocurriera necesaria para que su amor estuviera cómodo, le encantaba la idea de pasar tiempo juntos fuera de la casa, Takato por su parte se sentía listo así que tras tomar su desayuno salieron muy animados con rumbo al campo y tras de un par de horas conduciendo por fin llegaron a un lugar que parecía adecuado.

-Sé que dijiste que necesitaba un lugar desolado para aprender sin molestar a nadie pero aquí podrían filmar la masacre de Texas sin problemas - comentó Takato que al no tener nada que hacer ya había visto toda la franquicia de esas películas-
-Jajajaja no sé a que te refieres yo no vi ninguna de esas películas, no me gusta el terror ¿Comenzamos?
-¿Que tengo que hacer?

Lo primero que hizo Junta fue explicar los puntos básicos de seguridad, ajustar el asiento, mover los espejos, encender el auto, luces, palanca de velocidades, acelerador y lo más importante, el freno; habiendo aprendido lo que era cada cosa y para que servían por fin dejo cambiarse a Takato al asiento del conductor y comenzó la lección.

-No amor, no aceleres tanto.
-Chunta voy a cinco kilómetros.
-Tienes razón vas muy bien, mantén derecho el vehículo, así vas bien.
-Oye no es tan difícil.
-No aceleres...Bien ahora ve frenando despacio...

Takato no lo hacía tan mal, después de tres horas de práctica ya podía ir a diez kilómetros, frenar sin dislocarse el cuello, anunciar si quería dar vuelta y prender el limpia parabrisas, el ojiazul se sentía como un triunfador y aunque le hubiera gustado seguir con la clase notaba el cansancio en su maestro a quien ya le dolía la espalda de tanto estar sentado y además era hora de comer así que decidieron bajarse para estirar las piernas y comer sentados en la hierba.

-¿Que tal lo hice sensei?
-Lo hiciste muy bien mi hermoso estudiante - dijo mientras daba un pequeño beso en los labios de Takato haciendo que este se sonrojara de inmediato-
-¿Cuando volveremos a practicar? Si no soy constante no podré avanzar.
-Mmmm quizá puedas mover un poco el auto en el estacionamiento, no es mucho pero al menos así no olvidarías lo de hoy y el próximo fin de semana podemos volver, es lindo estar fuera - dijo abrazando y besando a su amado-
-Chunta...
-No hay nadie aquí amor, podemos estar tranquilos.

En el camino de regreso a casa a Junta se le ocurrió que había un lugar que le quería mostrarle a Takato para ver si lo recordaba, así que mientras el ojiazul iba dormido su pareja decidió tomar otro rumbo.

-Despierta amor ya llegamos.
-¿Ya estamos en casa? Espera ¿donde estamos? - dijo abriendo los ojos desorientado-
-Este es un lugar especial, aquí siento tranquilidad, ya te lo había enseñado antes, hemos pasado cosas importantes aquí...
-Vaya las luces de la ciudad se ven muy bien, me gusta.
-Ven siéntate en mi regazo.

Takato obediente se situó con Junta y empezó a sentir la brisa de aire fresco sobre su rostro, en verdad era relajante, además le gustaba mucho sentir los brazos que se amoldaban a su cuerpo, poco a poco la boca del otro empezó a besar su cuello y a acariciarlo con su nariz, Takato giro su rostro para comenzar a besarlo, de repente necesitaba sus besos con desesperación y Junta se sentía igual, los besos comenzaron a ser más intensos y las manos que antes solo lo sostenían empezaron a introducirse primero debajo de su camisa, dibujado su fina cintura, subiendo por su pecho, estimulando sus pezones mientras el ojiazul gemía de placer, poco a poco la situación fue a más.
-Takato ¿Te he dicho cuanto me gusta tu cuello? Es tan pálido.
-Chunta me gustas mucho y me gusta lo que me haces sentir...
-¿Puedo seguir?
-¿En el auto?
-Te aseguro mi amor que ya lo hemos hecho antes.
-E-esta bien - respondió emocionado-

Tras escuchar estas palabras Junta se lanzo por completo sobre su amado, las caricias ya no eran suficientes y sus manos comenzaron a ir más abajo, empezando a frotar con suavidad el miembro de Takato, sus dulces gemidos como siempre encendían la pasión de su pareja, quien ahora llevaba su mano derecha hacia el interior del ojiazul comenzado a introducir uno de sus dedos.

-Chunta...
-Si quieres que pare solo dímelo.

Al escuchar como única respuesta los sonidos placenteros de su amor Junta decidió introducir otro dedo en él, mientras seguía besando su pecho y con su otra mano frotaba con más fuerza su miembro, finalmente era momento de introducir el tercer dedo y con el estimulo en su parte frontal Takato no pudo soportar mas.

-E-espera, y-ya no- no puedo más, me corro...
-Hazlo amor.

Mientras takato se corría Junta seguía lamiendo su cuello y apretando su punto dulce.

-Takato ya no puedo más ¿Puedo meterlo?
-Hazlo...

El ojiazul recibió a su amado en su interior primero con un fuerte dolor, que se fue desvaneciendo poco a poco al ir sintiendo el calor en su interior.

-Solo aguanta un momento amor, ahhh eres tan cálido.

Junta empezó a hacer pequeños movimientos para ir dándole seguridad a su amor hasta poco a poco aumentar la intensidad de cada estocada, se sentía tan bien después de tanto tiempo volver a estar dentro de la persona que tanto lo enloquecía, todo era perfecto, su olor, su tacto, su cuerpo entero que se retorcía de pasión, quería devorarlo por completo pero también sentía que tenía que ser suave después de todo Takato había tardado mucho en aceptarlo y no quería asustarlo excediéndose demasiado después de todo esta era algo así como su segunda primera vez, pero lo anhelaba tanto... fue moviéndose más rápido completamente concentrado en el calor que sentía y en la voz de su amado gimiendo de placer hasta que no pudo mas y sé corrió, obviamente deseaba más pero sabia que por el momento era suficiente para su amor que estaba completamente rojo, con lágrimas de placer en sus ojos y sumamente agotado.

-Chunta eso fue... me gusto mucho. - dijo Takato jadeando y acurrucándose en el pecho de su pareja-
-A mi también amor, te extrañaba tanto... me haces falta todo el tiempo, te amo demasiado.
-Yo- yo también te amo.

Estas palabras llenaron de felicidad al ángel enamorado, por fin había vuelto a escuchar en la boca de su tesoro que lo amaba, ahora no era sólo su cuerpo lo que se sentía satisfecho si no también su corazón.

-Takato ¿podemos continuar en la casa?
-Eso me gustaría.

Y con eso en mente la enamorada pareja se arreglo y empezaron el trayecto hacia su casa deseosos de llegar a su habitación.

Gracias por leer.

Volvernos a enamorarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora