En ruta

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—¡Aquí! —exclama Zelda, señalando un espacio despejado en el suelo.

Link examina el lugar y comienza a sacar el equipo de acampada de las alforjas de los caballos. Ella le ayuda, encantada de que él haya aceptado sin pegas su propuesta de acampar en ese sitio. En realidad están al lado de la posta de Picos Gemelos, podrían acercarse hasta allí. Pero siempre que viajan lo hacen con su tienda, la cacerola de Link, las mantas y todo un despliegue de material como para ser confundidos por vendedores ambulantes.

—Deberíamos tener un carro —reflexiona ella en voz alta, mientras él prende un fuego.

—No podría atravesar lugares inaccesibles.

—Pero podríamos llevar muchas más cosas ahí... o podríamos construir algo más avanzado, con tecnología zonnan.

—También puedes usar el teletransporte para ir a buscar lo que necesites, si echas algo en falta.

—No siempre se puede usar el teletransporte —protesta ella —además, no es tan divertido.

Link suspira un tanto gruñón, y ella decide no hacerle caso.

Al fin han decidido dejar la seguridad de Hatelia para viajar. En realidad, el "mucho tiempo" de Link apenas fueron un par de días. Ella se muere por ver la nueva casa de aldea Arkadia y seguramente por no escucharla más, Link terminó cediendo a su deseo de volver a recorrer Hyrule para hacer una visita. Por supuesto, ella se ha negado a usar el teletransporte de la nueva tableta sheikah. De ese modo es imposible comprobar el estado de las cosas. Si algo ha aprendido, es que para reconstruir lo que está roto hace falta verlo en persona. Tras el fin del Cataclismo, Link y ella habían recorrido Hyrule de esquina a esquina, parando en postas y aldeas. Habían hablado con la gente, habían comprendido cuáles eran sus problemas. Y a partir de ahí, habían podido empezar a ayudar a construir la paz. Ahora tienen que hacer lo mismo, ella no puede permanecer quieta sabiendo que hay mucho que hacer aún. Necesita asegurarse de que todo lo que han logrado durante esos años sigue a salvo.

—Ya he trazado la ruta, Link —anuncia, visualizando las paradas en el mapa que guarda en la tableta —iremos a Kakariko. De ahí partiremos para rodear los pantanos de Lanayru, a no ser que te apetezca atravesarlos.

—No me apetece.

Ella suelta una carcajada, sabe de sobra que atravesar a caballo las áreas pantanosas es una pesadilla, pero no puede evitar fastidiar un poco a Link.

—En ese caso, pasaremos por la Posta del Pantano y rodearemos el Dominio Zora y de ahí a la región de Eldin. A no ser que te apetezca hacer una visita a Sidon.

—Diosas, Zelda.

Vuelve a sonreír al conseguir fastidiarle de nuevo. Él parece ansioso por llegar cuanto antes a Eldin y ella propone mil paradas por el camino a sabiendas de eso.

Link comienza a preparar la cena. Esa noche es la primera tras dejar Hatelia, así que tienen carne fresca y hortalizas que han empaquetado y que Link ha cortado en trozos iguales para hacer unas brochetas. Incluso esa preparación tan simple está hecha con mimo: un vegetal fresco y crujiente entre trozo de carne y carne. El suave aderezo que él prepara con aceite, hierbas aromáticas y una pizca de halita. Y un pequeño toque de especias goron para las de él, que disfruta el picante. Las brochetas se asan a cierta distancia de las ascuas calientes que él ha preparado a conciencia, no están demasiado fuertes, debe ser así para que todo quede jugoso.

—Zelda, ¿estás bien?

De repente sus ojos tropiezan con los de él, que vuelven a estar llenos de preocupación.

Misión SecundariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora