Este chico...

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Prunia se encaramó a la torre del telescopio y apuntó el artefacto al sudeste. La lente había sido modificada hacía poco para el uso terrestre. Ajustar los espejos y las distancias focales no era trivial ni un trabajo de pocos minutos, había discutido con Rotver que sería interesante tener dos telescopios para ahorrar tiempo y no perder el hilo de las investigaciones que tenían abiertas en el plano astronómico si usaban el telescopio como mira terrestre. Una de esas investigaciones estelares estaba relacionada con la teoría del origen de los zonnan. ¿Y si los zonnan provenían de un mundo lejano, entre las estrellas? ¿Cómo identificar ese mundo? Los mundos no brillan con luz propia, tendrían que desarrollar un modo de poder llegar a identificar algo así. El telescopio actual no servía para eso. Ni para ver estrellas, porque todas sus preocupaciones se centraban en lo que ocurría en Hyrule, así que lo movían de un lado a otro como si se tratase del catalejo de un pirata.

El alcance de la lente ya no le permitía ver a Link. Si galopaba a esa velocidad llegaría a la torre más cercana en menos de un día. Una vez activadas las nuevas torres, podría moverse más rápido por todo Hyrule. Prunia se culpaba por eso, por haber reemplazado la antigua tecnología sheikah por una más moderna. Si aún existiesen las viejas torres Link podría investigar mucho más rápido. Era tarde para lamentarse por esa decisión. "Implantaremos por el reino una tecnología sheikah renovada y eficaz, que no vuelva a arrojar dudas" había defendido delante de Rotver, Impa y demás miembros destacados de la tribu. Y también delante de Zelda y Link. La princesa había insistido en su confianza en los sheikah, confiaba porque el mal que había vuelto la tecnología en su contra ya no existía. Pero cuando se abrió el primer abismo, ambas acordaron la desmantelación inmediata de las antiguas torres y santuarios. Mejor aplicar las lecciones bien aprendidas.

Anotó las últimas coordenadas del telescopio en el registro y se dispuso a bajar del puesto de vigilancia, cuando sus ojos se cruzaron sin querer con la abominable imagen que había frente a ella. El castillo de Hyrule, elevado a las alturas, envuelto por esa sustancia oscura ponzoñosa que había hecho enfermar a muchos investigadores. El abismo negro debajo, contrapesando, como si quisiera engullir la vida y hundir el mundo en la más absoluta oscuridad. Giró la cabeza, no quería verlo ni teniéndolo delante, pero tendría que mostrarse fuerte. Si los demás la veían flaquear, las dudas empezarían a crecer y el rumor de la desaparición de la princesa se convertiría en una certeza. El miedo tornaría en caos y la calma en desesperación.

Se cruzó con Rotver en las escaleras. Sabía que él andaría al acecho, ningún sheikah salvo ella había podido hablar con Link, él sólo se había dirigido a ella y por tanto los demás estaban hambrientos de información. Link y Zelda llevaban veintiún días desaparecidos desde su descenso a las catacumbas del castillo, y tras eso había despertado la catástrofe y los monstruos campaban por bosques, montañas y llanuras a placer como en los tiempos oscuros, antes del fin de Ganon. Link había aparecido en el fuerte medio desnudo, con un extraño brazo biónico injertado y con el horror dibujado en el fondo de sus ojos. Habían trazado juntos un plan rápido y ahora no estaba segura de si mandarle tan pronto a buscar a Teba y Lord Tyto era una buena idea. Pero es que llegaban rumores horribles de la región de los orni y de Hebra, no habían podido contactar con ellos desde la catástrofe. Y Link debía ocupar su mente con algo que no fuese lanzarse al vacío a buscar a la princesa. Se habría arrojado de cabeza al abismo si no fuese porque ella logró imponer algo de cordura.

—¿Y bien?

—Y bien, ¿qué? —dijo ella, restando importancia a la cara ansiosa de Rotver.

—¿Dónde está el muchacho? ¿Y su alteza? ¿Qué está pasando?

—Su alteza ha desaparecido, no estamos seguros de dónde estará —siguió bajando las escaleras con calma, seguida por Rotver.

—¿Cómo? ¿Cómo puedes estar tan tranquila? ¿Qué ha pasado?

Misión SecundariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora